Por
Aníbal E. Melo
http://www.AnibalMelo.com
AnibalMelo@yahoo.com
El "Día
del Padre" en los Estados Unidos se conmemora el tercer domingo de
cada mes de junio, y celebra la contribución que los padres y las
figuras paternas hacemos en las vidas de nuestros hijos e hijas.
En estos
momentos soy padre de un hombre joven, de una joven mujer, y abuelo y
figura paterna de dos hermosas niñas gemelas de 4 años de edad.
Pensando
en ellas, en mis nietas, me gustaría hacer algunas reflexiones:
Las
niñas pequeñas necesitan siempre el apoyo de sus padres, ya que
esto ayuda a asegurar aspectos sumamente importantes de cómo se
verán a sí mismas a lo largo de toda su vida.
Nuestro
amor influye en su nivel de confianza, en la comodidad con su cuerpo
y en su orgullo personal.
Somos
los padres los que establecemos sus expectativas para la forma en que
ellas entiendan deben ser tratadas por otros niños u hombres.
A pesar
de que los padres sólo queremos lo mejor para nuestras hijas, en
general, no nos sentimos comodos con la idea de que debemos
desempeñar un papel activo en la orientación de nuestras hijas en
su transición de niña a mujer.
Muchas
veces nosotros los padres cerramos los ojos, en un esfuerzo de que el
tiempo se detenga, y decimos: "Preguntale a tu madre."
Ese es
exactamente el tipo de respuesta que tenemos que reconsiderar, debido
a que nuestras hijas realmente necesitan escuchar nuestras opiniones.
Ya sea
que se trate de hablar de los nombres exactos de las partes de sus
cuerpos, de la menstruación o del comportamiento sexual de los
adolescentes, hacer muecas no va a ayudar a nuestras hijas a sentirse
cómodas en su propia piel.
Los
padres nunca hacemos gestos de incomodidad por las cosas de las que
estámos orgullosos y contentos de nuestros hijos.
Cuando
estamos orgullosos de ellos, sonreímos, y lo celebramos.
Así
que, cuando revelamos nuestra incomodidad con la sexualidad de
nuestras hijas, estamos sin querer enseñandoles que es algo que debe
ser ocultado.
También,
indirectamente les estamos enseñando que no queremos estar
involucrados en saber nada de eso respecto de ellas, lo que muy
probablemente, creará distancia en la relación.
Nada de
eso va a mejorar su autoestima y su capacidad de creer que las amamos
incondicionalmente.
Por otro
lado, los padres, siempre pensamos que la socialización sexual de
nuestros hijos e hijas se inicia en la adolescencia, cuando en
realidad comienza mucho antes.
Sólo
tenemos que abrir un periódico o ir al internet, para encontrar
incontables ejemplos de objetos con calificación "R",
desde el impacto de un comentario aparentemente inocuo hasta las
noticias de violencia contra la mujer.
Es la
internalización de sus propias auto-estimas lo que las va a ayudar
en la lucha contra las presiones sociales.
Quiero
destacar, sin embargo, que nuestro amor por ellas, es una de las
cosas que les dará la confianza para ser fieles a sí mismas y poder
tomar buenas decisiones en la búsqueda de su felicidad personal.
Así, en
el camino para criar una mujer feliz, aquí les dejo tres cosas que
creo nuestras hijas necesitan de nosotros sus padres:
1.
Necesitan que las amemos:
Hágamosles
saber que estámos orgullosos de que ellas son mujeres.
2.
Necesitan sentirse cercanas a nosotros:
Se que
puede ser difícil para los padres el ver pasar a sus hijas de niñas,
a adolescentes, y luego a mujer joven, pero no debemos alejarnos de
ellas cuando comiencen su proceso de madurez sexual.
3.
Nos ven como el modelo de cómo deberían ser tratadas por otros
hombres:
Prestemos
atención a la forma en como nos dirigimos hacia ellas, así como en
la forma en que le hablamos a otras mujeres.
Seamos
reflexivos en nuestra forma de hablarle a nuestros hijos varones
acerca de las niñas.
El tono
utilizado por nosotros en nuestro hogar, puede influir tanto positiva
como negativamente en como ellas creen que merecen ser tratadas por
el sexo opuesto.
Seamos
más comunicativos, y hágamosles saber que entendemos su sexualidad
y que queremos que siempre esten cómodas y orgullosas de sus
cuerpos.
Hágamosles
saber que deben ser tratadas con respeto por todos, y que para
nosotros sus padres, es un honor ser el primer hombre en sus vidas.
Establezcamos
ese listón muy en alto!