AnibalMelo@Yahoo.com
Teniendo en cuenta las maquinaciones políticas que se cuecen en
torno a la Reforma Migratoria, me siento tentado a decir que incluso
la legislación mejor intencionada no es rival en un debate entre
personas desinformadas.
Aunque la reforma migratoria goza ahora de más apoyo bipartidista de
la que tenía en el 2007, un grupo cada vez más pequeño de
acérrimos opositores a CIR está proponiendo un nuevo "puñal"
en su contra.
El más reciente esfuerzo de descarrilar la reforma, es el concepto
de que los inmigrantes, tanto legales como indocumentados, son unos
"Tomadores" y no unos "Hacedoress".
En otras palabras, esas personas afirman que los costos de la
inmigración son mucho mayores que los beneficios, y que los
inmigrantes vienen aquí "en busca de limosnas".
Refuto enérgicamente este punto de vista, citando una serie de
estudios económicos que señalan lo contrario.
La realidad de los hechos es que la gran mayoría de los inmigrantes
- legales o indocumentados – contribuyen más al país de lo que
reciben en servicios sociales.
Economistas y demógrafos han determinado que los inmigrantes están
ayudando a mantener el moribundo fondo fiduciario del Seguro Social
en favor de la próxima ola de jubilados, y que contribuirán en $611
mil millones de dólares a las arcas de la Seguridad Social en los
próximos 75 años.
Debemos de saber que:
- Los inmigrantes legales utilizan los programas de ayuda social como los cupones de alimentos y el Medicaid al mismo ritmo, o menos, que los estadounidenses nativos.
- Los inmigrantes reciben menos beneficios del Seguro Social y del Medicare que sus contrapartes nacidos en los Estados Unidos.
- La reforma migratoria, si incluye un camino hacia la ciudadanía para los 11 millones de indocumentados que viven actualmente aquí, aumentaría el PIB de Estados Unidos en $1.5 billones de dólares durante los próximos diez años.
- Y que si trazamos una línea recta entre la inmigración, la innovación y la creación de empleos, podemos observar que los inmigrantes están sobre representados en la columna de empresarios y dueños de patentes.
En el 2011, por ejemplo, tres cuartas partes de las patentes de las
10 universidades de investigación más prolíficas del país
tuvieron a inmigrantes entre sus autores.
Por su parte, los anti-inmigrantes también dicen que CIR será "malo
para los trabajadores estadounidenses" y que potencialmente
puede arruinar la economía.
Ellos se apresuran a señalar que los inmigrantes poco cualificados
no benefician a la economía del país porque sus habilidades son las
mismas de las de muchos trabajadores nacidos aquí.
Argumentan que sin lavaplatos y ayudantes de camareros nacidos en el
extranjero, más estadounidenses podrán obtener esos trabajos. Dicen
que la misma dinámica se presenta en el sector de la construcción.
Pienso que el argumento de los anti-inmigrantes es equivocado, aunque
reconozco que proporciona un contrapeso en el debate sobre las
bondades o no de realizar una reforma migratoria integral.
Implícitamente, ambos grupos iluminan un punto importante: Que la
verdad sobre los hechos, es siempre indispensable para razonar y
tomar mejores decisiones.
Creo que como en cualquier otro debate, estar bien informado, es más
de la mitad del pleito.