lunes, 11 de junio de 2012

Multimillonarios Contra Obama

                                                                                                         
Por Aníbal E. Melo

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El 17 de mayo del 2010, un auditorio vestido de gala aplaudió cuando un billonario subió al escenario de la "Metropolitan Opera House".

Era la 17ava. gala anual de primavera del "American Ballet Theatre", y David H. Koch era celebrado por su generosidad. Recientemente había donado 2.5 millones para la siguiente temporada de la compañía

Koch recibió un reconocimiento, escoltado por dos de sus co-presidentes: Blain Trump, y Caroline Kennedy.

Pero alguien estaba ausente: la tercera co-presidenta honoraria, Michelle Obama. Su oficina dijo que un problema de agenda impidió su asistencia.

Las ideas no ocurren por sí mismas, necesitan mecenas, y en Washington, los Koch son conocidos por haber financiado repetidos ataques encubiertos contra la Administración Obama.

Charles y David Koch son propietarios de "Koch Industries", un conglomerado empresarial con sede en Wichita, Kansas, cuyos ingresos anuales están estimados en cien mil millones de dólares.

Los Koch operan refinerías de petróleo en Alaska, Texas y Minnesota, y controlan unas cuatro mil millas de tuberías.

"Koch Industrias" produce las toallas de papel Brawny, las copas Dixie, la madera Georgia-Pacific, la alfombra Stainmaster, y Lycra, entre otros productos.

"Forbes" los ubica como la segunda compañía privada más grande del país, después de "Cargill", y su rentabilidad ha convertido a David y Charles Koch – en dos de los hombres más ricos de los Estados Unidos.

Su fortuna combinada es de 35,000 millones de dólares, sólo superada por las de Bill Gates y Warren Buffett.

Los Koch creen en la reducción drástica de los impuestos personales y corporativos, en servicios sociales mínimos para los necesitados, y en menos regulación a la industria, especialmente la ambiental. Esta visión proviene de sus intereses corporativos.

En un estudio, la "Universidad de Massachusetts" ubicó a "Koch Industries" entre los diez mayores contaminadores del aire de los Estados Unidos.

Por otro lado, "Greenpeace" difundió un informe en el que identifica a la compañía como la “reina de la negación de la ciencia climática”.

El informe muestra que desd el 2005, los Koch han superado por lmucho a "Exxon-Mobil" en la entrega dinero a organizaciones que luchan contra la legislación al cambio climático, financiando una vasta red de fundaciones, think tanks y grupos políticos.

Los hermanos han financiado campañas de oposición contra todas las políticas de la administración Obama –desde la reforma del sistema de salud, hasta el programa de estímulo económico.

No hay nadie que haya gastado tanto dinero contra Obama.

La mera dimensión de ese gasto los coloca aparte. Tienen un patrón de ofuscación contra el Presidente.

Charles Koch, ha comparado a la administración Obama con el régimen venezolano de Hugo Chávez.

El sentido de rechazo al Presidente por parte de los Koch, es algo desconcertante. Están en el epicentro del movimiento nacional anti-Obama.

"Americans for Prosperity Foundation", –organización fundada por David Koch en el 2004– dice que los funcionarios de la actual administración “tienen una visión socialista del país”.

La señora Peggy Venable, –activista política, asalariada de "Americans for Prosperity", que ha trabajado para los grupos políticos financiados por los Koch desde el 1994– ha expresado que:

“¡Amamos lo que el Tea Party está haciendo, porque es el modo en que vamos a recuperar a América!”. Y es que los hermanos Koch pusieron el dinero que fundó al tea Party.

El fervor antigubernamental presente en las elecciones del 2010 representó un triunfo político para los Koch.

Al dar dinero para “educar", financiar y organizar a los manifestantes del "Tea Party", ayudaron a transformar un programa privado en un movimiento de masas.

Pienso que los Koch son muy inteligentes. Forman movimientos como el "Tea Party", para conseguir que se haga lo que quieren sin ensuciarse.

Charles y David son devotos de un pensador radical, Robert LeFevre, quien propicia la abolición del Estado pero no gusta de la etiqueta de “anarquista” y se llama “autarquista”.

A LeFevre le gusta decir que “el gobierno es una enfermedad que disfraza su propia cura”.

Charles y David Koch son los principales financistas de la política de ultra derecha en los Estados Unidos. El objetivo de Charles, es cambiar al gobierno “desde la raíz”.

El primer paso público de los hermanos ocurrió en 1979, cuando Charles convenció a David, entonces de 39 años, de competir por un cargo público. Eran simpatizantes del "Partido Libertario" y respaldaban a su candidato presidencial, Ed Clark, que competía contra Ronald Reagan.

Frustrados por los límites legales para las donaciones de campaña, se esforzaron en colocar a David como Vice-Presidente en la fórmula; como candidato, podría derrochar tanto de su fortuna personal como quisiera en la campaña.

Muchas de las ideas propuestas en la campaña del 1980 presagiaban el movimiento del "Tea Party".

La plataforma del "Libertarian Party" llamaba a la abolición del FBI y de la CIA, así como de agencias regulatorias federales tales como la Securities and Exchange Commission (SEC) y el Departamento de Energía.

En ese momento, los Koch propusieron acabar con la seguridad social, las leyes de salario mínimo, el control sobre las armas y todos los impuestos personales y corporativos; proponían la legalización de la prostitución, las drogas recreativas y el suicidio.

Los Koch piensan que los políticos son solamente “actores que ejecutan un guión”.

Ellos proveen los temas y las palabras para los guiones.

Piensan que para cambiar el rumbo de Norteamérica, deben influir en las áreas desde las cuales las políticas se filtran: las academias y los think tanks.

Desd los '80, Charles y David Koch han vertido cientos de millones de dólares en docenas de organizaciones aparentemente independientes.

Los registros de impuestos indican que en el 2008 las tres principales fundaciones de la familia Koch dieron dinero a 34 organizaciones políticas, tres de las cuales fueron fundadas por ellos mismos.

En forma separada, el Comité de Acción Política de la compañía, "KochPAC", ha donado millones de dólares a campañas políticas republicanas.

Otras donaciones de los Koch son irrastreables: La ley federal de impuestos autoriza las donaciones personales anónimas a grupos sin fines de lucro. Su rol, en términos de compromiso financiero, es apabullante.

Algunos críticos han sugerido que el enfoque de los Koch ha subvertido el propósito de la exención impositiva de las donaciones.

Por ley, las fundaciones de caridad deben conducir exclusivamente actividades no partidarias que promuevan el bien público.

Un informe del "National Committee for Responsive Philanthropy" del 2004, describió las fundaciones de los Koch como entidades al servicio de sus propios intereses: “Ellos dan dinero a organizaciones sin fines de lucro que hacen investigación y activismo en asuntos que tienen impacto en el margen de ganancia de Koch Industries”.

Los Koch han ido mucho más allá de su interés inmediato, al financiar organizaciones que buscan llevar al país hacia un rumbo de ultra derecha.

Entre las instituciones que han subsidiado figuran el "Institute for Justice", que ha planteado demandas para oponerse a las regulaciones estatales y federales; el "Institute for Humane Studies", que financia a académicos de ultra drecha; y el "Bill of Rights Institute", que promueve una visión conservadora de la Constitución.

Muchas de las organizaciones financiadas por los Koch emplean a especialistas que escriben trabajos, luego citados por políticos y comentaristas.

David Koch reconoce que la familia ejerce un control ideológico estricto: “Damos el dinero, y nos aseguramos muy bien de que se gaste de modo que concuerde con nuestra visión”, dice.

Charles Koch ha expresado que: “Para provocar el cambio social, hace falta una estrategia que sea integrada y vertical, que vaya de la idea, a la educación de las organizaciones de base, al lobby, al litigio y finalmente a la acción política”.

El proyecto, admite, es extremadamente ambicioso. “Tengo una filosofía radical”, dice.

En 1977, los Koch proveyeron fondos para lanzar el primer think tank de ultra derecha del país, el "Cato Institute".

Hoy, "Cato" tiene más de cien empleados de tiempo completo, y sus expertos y trabajos son ampliamente citados y respetados en los medios de comunicación. Se describen como no partidarios, y sus académicos son críticos de ambos partidos. Pero presionan en forma sostenida por recortes de impuestos, reducciones en los servicios sociales y el laissez-faire en la política ambiental.

Los expertos de "Cato", han hecho particulares esfuerzos en promover el escepticismo acerca del cambio climático.

Aunque la "National Oceanic and Atmospheric Administration" ha afirmado que hay evidencia de que el calentameinto global es inequívoco, más norteamericanos están convencidos ahora de que los científicos han exagerado la seriedad del problema.

La clave para los opositores a la reforma ambiental, ha sido el cuestionar a la ciencia, y los Koch los han financiado.

David Koch ha dicho que no cree que el calentamiento global sea causado por la actividad humana. Y aún si así fuese, dice, el calentamiento del planeta sería beneficioso, ya que causaría más largas temporadas de cultivo en el Hemisferio Norte.

“La Tierra será capaz de alimentar a mucha mayor cantidad de gente porque un terreno mucho más grande estará disponible para producir”, ha dicho.

En los ’80, los Koch proveyeron millones de dólares para establecer "Mercatus Center", la más importante fuente universitaria para la política de des-regulación en Washington.

"Mercatus Center", parece haber reemplazado a "Cato Institute", como el principal brazo intelectual de los hermanos.


Debido a que los Koch donan dinero a organizaciones con nombres genéricos, se hace difícil determinar la extensión de su influencia en Washington.

En 1999, un jurado encontró a "Koch Industries" culpable de negligencia y malicia por la muerte de dos adolescentes texanos durante una explosión producto de un gasoducto subterráneo que tenía pérdidas. (En el 2001, la compañía pagó un arreglo no revelado).

Por su parte, en los meses finales de la presidencia de Clinton, el "Departamento de Justicia" elevó una acusación contra la compañía por encubrir la descarga de noventa y una toneladas de benceno, un cancerígeno, de su refinería en Corpus Christi, Texas.

La compañía enfrentaba una multa de trescientos cincuenta millones de dólares, y cuatro de sus empleados, treinta y cinco años de prisión.

"Koch Petroleoum Group" se declaró culpable de un cargo criminal por encubrimiento de violaciones ambientales, incluyendo la falsificación de documentos, y pagó 21 millones de dólares de multa.

Los Koch, a travez de "Americans for Prosperity", han sido instrumentales en alterar la Presidencia de Obama.

Apenas Obama asumió su cargo, "Americans for Prosperity" se lanzó en una campaña contra las medidas de estímulo de Obama.

"Mercatus Center" publicó un informe que afirmaba que los fondos del estímulo habían sido dirigidos desproporcionadamente hacia distritos demócratas; eventualmente fueron forzados a corregirlo, pero no antes de que Rush Limbaugh, citándolo, hubiera calificado al programa de Obama como un “fondo secreto”, y de que Fox News y otros medios conservadores se hicieran eco del mismo.

Luego, "Americans for Prosperity", creó "Patients United Now", que organizó actos contra la reforma del sistema de salud.

Ese grupo también ayudó a organizar las protestas “Kill the Bill” fuera del Capitolio, en la que simpatizantes demócratas de la reforma del sistema de salud afirmaron haber sido escupidos e insultados.


"Americans for Prosperity", ha realizado al menos 80 eventos contra la legislación cap-and-trade, destinada a que las industrias paguen por la polución del aire que provocan.

El grupo también esta involucrado en los ataques contra los “empleos verdes” de Obama, y libra una cruzada contra las charlas internacionales sobre el clima.

Esos tumultuosos actos ha sido fundamentales para erosionar la agenda de Obama.

Cuando se acercaba el primer aniversario de la elección de Obama, David Koch fue a Washington para asistir a un encuentro de "Americans for Prosperity".

Los índices de aprobación de Obama estaban cayendo rápidamente, y ni un sólo Senador republicano estaba trabajando con la administración en salud pública o en alguna otra cosa. Los forjadores de opinión escribían acerca de la ineptitud política de Obama y el Tea Party acusó al Presidente de iniciar “la toma del gobierno”.

En su discurso, Koch dijo: “Días como hoy hacen realidad el sueño de cuando fundamos esta organización. Hace cinco años, prosiguió, imaginábamos un movimiento de masas, basado en cada uno de los estados pero de alcance nacional. De cientos de miles de ciudadanos norteamericanos de todos los estratos, levantándose y luchando por las libertades económicas que hicieron de nuestra nación la más próspera sociedad de la historia… Afortunadamente, la inquietud que va de California a Virginia, y de Texas a Michigan, muestran que más y más de nuestros compatriotas están empezando a ver las mismas verdades que nosotros”.

"Americans for Prosperity", ha anunciado que gastará unos 45 millones de dólares antes de las elecciones de noviembre. Aunque el grupo tiene prohibido por ley respaldar directamente a los candidatos, planea intervenir en cincuenta elecciones para la Cámara de Representantes y media docena para el Senado, montando actos, organizando visitas puerta a puerta y difundiendo propaganda.

Recientemente, el Presidente Obama ha apuntado contra la red política de los Koch.

Los hermanos Koch han dependido durante largo tiempo de que el público no los conozca en detalle. Pero con la creciente prominencia del Tea Party y la creciente conciencia de sus lazos con el movimiento, los hermanos pueden encontrar más difícil evitar el escrutinio.

Hablando en un acto para reunir fondos para el "Comité Nacional Demócrata", en Austin, Obama advirtió que el fallo de la Corte Suprema en el caso de "Citizens United", —que derribó las leyes que prohibían el gasto corporativo directo en las campañas—ha vuelto aún más fácil para los grandes empresarios, el esconderse detras de “grupos con nombres que suenan inocentes.”