Por Aníbal E. Melo
Muchas veces me pregunto acerca de qué leyes o políticas beneficiosas podrían ser adoptadas en el futuro respecto a inmigración.
Muchas veces me pregunto acerca de qué leyes o políticas beneficiosas podrían ser adoptadas en el futuro respecto a inmigración.
Es, por supuesto, bastante difícil el tratar de adivinar, sin entrar en el negocio de las profecías.
Sin embargo, mi imperativo de hacer pronósticos nunca desaparece (al menos en un 100 por ciento).
Dos de las preguntas más frecuentes que me hago jugando al oráculo de Delfos son:
i) Sobre el futuro de la amnistía, y
ii) Sobre si los matrimonios de las personas del mismo sexo serán reconocidos por inmigración.
Muy pronto Estados Unidos será un país muy diferente demográficamente, y la supremacía blanca, que es el principal obstáculo para una reforma migratoria ahora, será cuestión de los libros de historia,.
Creo que en una generación más, el Partido Republicano como lo conocemos ahora, ya no existirá, a menos que se ponga del lado correcto de la historia demográfica muy de prisa.
De hecho, la pérdida de la Casa Blanca este otoño podría ser la mejor cosa que le pudiese pasar a los republicanos, debido a que se darían cuenta de la gran importancia de obtener el apoyo de los votantes hispanos y de la necesidad de un cambio radical en su política de inmigración intolerante e inhumana.
En cuanto a los derechos de inmigración de los gays y lesbianas, mi sugerencia es no contener la respiración.
Si Obama es reelecto, tendrá una gran presión sobre él para revocar la aplicación de la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA), que su administración ya considera inconstitucional.
Esto podría abrir el camino para las tarjetas de residencia de los matrimonios de personas del mismo sexo.
Sin embargo, si Romney y sus colegas republicanos ganan el control del Congreso y la Casa Blanca este otoño, puede haber otro tipo de solución a los problemas de inmigración de Estados Unidos.
Si la agenda republicana de explotación de las divisiones económicas, de clase, racial, de género y religiosas gana fuerza entre los estadounidenses, este país va a convertirse en un lugar en el que nadie, excepto algunos super-ricos, querrá venir en el futuro.