Si hay una política con la que los republicanos se identifican, es con su supuesto compromiso de no aumentarle los impuestos - nunca - a nadie.
En realidad resulta que hay una pequeña excepción.
Si usted no es uno de los ricos que se beneficiarían de la ampliación de los recortes fiscales de George W. Bush, que los republicanos están luchando con uñas y dientes para hacerlos permanentes, entonces el impuesto sobre su nómina va a subir.
Al menos, de acuerdo con la propuesta presentada por el Senador republicano Orrin Hatch, llamada "Ley de Prevención del Impuestazo 2013", co-patrocinada por el líder de la minoría republicana del Senado, Mitch McConnell.
Esa propuesta, extendería los recortes fiscales de Bush, pero no los recortes de impuestos sobre las nóminas que son apoyados por el Presidente Obama.
¿Por qué no permitir que los recortes fiscales para los ricos expiren, pero si permitir que mueran los recortes de impuestos de nóminas de la gente trabajadora?
La respuesta de los republicanos es simple.
La ley de reducción de impuestos sobre las nóminas no es una "reducción de impuestos".
Es un "estímulo," por lo que su eliminación no sería un "aumento de impuestos".
¿Entendiste?, Yo no.
Además, dicen los republicanos, eso estaba destinado a ser temporal de todos modos, ¿No?
Claro, exactamente igual que los recortes fiscales para los ricos.
Entonces, ¿cuál es la diferencia real entre los recortes fiscales de Bush y la reducción de impuestos sobre las nóminas de Obama?
Sólo una cosa.
Los recortes fiscales de Bush favorecen a los acaudalados, a los contribuyentes de la campaña republicana, mientras que las reducciones de impuestos sobre las nóminas de Obama son destinados para ayudar a los hijos de machepa.
Este elitismo republicano respecto de los impuestos, ¿es transferible al ámbito de inmigración?
Mitt Romney, ha dicho que está muy preocupado por los extranjeros altamente capacitados y educados, sobre todo aquellos con grados en matemáticas, ciencias e ingeniería.
Romney está prometiendo aumentarles las visas y las tarjetas de residencias. Eso es muy bueno.
Todos los pro-inmigrantes queremos que haya un cambio respecto de la hostilidad irracional de la administración Obama hacia los mejores y más brillantes inmigrantes, mismos que tienen un gran potencial para impulsar la economía y la competitividad de Estados Unidos en el mundo.
Si Romney es sincero acerca de cómo cambiar el clima de sospecha y paranoia que tenemos ahora, bien por él.
Por supuesto, si es electo, él tendrá que sentarse y tener una charla amistosa, a puerta cerrada por supuesto, con el Senador Charles Grassley y el Representante Lamar Smith - los dos republicanos más poderosos del Congreso en política migratoria.
Pero lo que no sería, muy probablemente, a puerta cerrada es el plan que los republicanos tienen para los inmigrantes, despues de enero próximo.
Las puertas de los Estados Unidos, con toda probabilidad comenzarán a cerrarse de golpe contra la gran mayoría de los inmigrantes menos pudientes y sin titulos de ingeniería, matemáticas, ciencias u otras especializaciones.
Para apreciar esto, recordemosr el fallido proyecto de ley de reforma migratoria, Kennedy-McCain, del 2007.
Como todos recordarán, ese proyecto de ley comenzó como una propuesta bipartidista para sacar a millones de indocumentados de las sombras y darles algún tipo de estatus legal, bajo ciertas condiciones.
Luego de una serie de enmiendas republicanas, sin embargo, las condiciones se hicieron muy estrictas hasta que ya no quedó claro si alguien pudiese calificar.
Al mismo tiempo, y debido a las enmiendas republicanas, el proyecto se convirtió en elitista casi hasta el punto de la burla.
Las cuotas de inmigración familiares serían reducidas drásticamente con el fin de eliminar la "inmigración en cadena".
El sistema de inmigración basado en empleo como lo conocemos ahora, habría sido desechado, para ser sustituido por uno de puntos.
Sin embargo, a diferencia de los sistemas de puntos de Canadá y Australia, que por lo general trabajan muy bien en la promoción de la diversidad y la igualdad de oportunidades, el sistema de puntos republicano hubiese favorecido a los titulares de grados avanzados.
Por supuesto, todos sabemos que la "reforma" del 2007 fue asesinada, bajo el grito de "no otorgarle amnistía a los ilegales".
De todas formas, siempre he pensado que tenemos que darle las gracias a Lou Dobbs por salvar al sistema migratorio actual, que por lo menos funciona para muchas personas, a pesar de todos sus defectos.
Pero todo esto tuvo lugar antes del Té Party, antes de las leyes anti-inmigrantes de Arizona, y Alabama.
Antes de que la mayoría de la gente hubiese oído hablar de Kris Kobach, e incluso del Sheriff Joe Arpaio.
Incluso antes de la invitación de Mitt Romney a "auto-deportarse," y del movimiento republicano para quitarle la ciudadanía a millones de niños nacidos en Estados Unidos, hijos de padres indocumentados.
Para ser justos, también del momento en que las deportaciones eran de unos 250,000 al año, no de 400,000, como ahora.
Pero si bien todos los demócratas no han favorecido una reforma migratoria genuina, y un diálogo con el gobierno sobre este tema, el plan de inmigración republicano es muy claro:
Las visas y las tarjetas de residencia estarán disponibles para unos pocos privilegiados.
Esa es la elección que tenemos los pro-inmigrantes.
Elegir entre el sistema que tenemos ahora, gravemente defectuoso, pero del que muchos inmigrantes promedio pueden sacar algo de provecho, o bien, tener un sistema draconiano del que sólo una pequeña elite pueda beneficiarse.
Elijamos y tratemos de no equivocarnos.