martes, 31 de julio de 2012

Mitt Romney: UnTorpe Social

                                                                            
Por Aníbal E. Melo
AnibalMelo@Yahoo.com


El torpe social comparte naturaleza con el sincero impertinente. La diferencia es que este último suele ser tonto y el torpe social, no siempre.

Lo que caracteriza a Romney como un torpe social no es su mala voluntad o el afán de mostrarse agresivo.

Lo que le lleva a meter la pata y resultar ofensivo es su necesidad de intervenir en situaciones sociales que le resultan incómodas.

A Romney, un páramo de silencio durante una de esas situaciones le produce angustia existencial.

Entonces, para aliviarla, trata de romper el hielo y quiebra el silencio con lo primero que se le pasa por la cabeza, sin filtrarlo.

Y puede decir de repente y fuera de contexto: "No estoy seguro acerca de esas galletitas. No parece que usted las cocinó. No, no, vinieron de un 7-Eleven, o de lo que sea."

Y como palabras, traen respuestas, uno de los anfitriones dijo: "Cuando lo escuché, pensé, 'Oh, Dios mío. Este tipo no tiene ni idea de lo querida que es la institución que dono las galletitas. Queríamos que se le diese la bienvenida con lo mejor del municipio, ...y no lo apreció".

Ésa es la esencia de Mitt Romney en lo social: carencia de sentido de la oportunidad e improcedencia en sus comentarios.

Lo que no sé, es si después Romney se aplica una autocrítica y se da cuenta de la antipatía que ha generado su torpe observación o falta de tacto.

Probablemente no.

Recuerdo que durante una gira de campaña de Romney y Rudy Giuliani, el año pasado, este le dijo "Compremos un cannoli''.

Debia ser un momento brillante. Las cámaras captarían a Romney como un simple hombre del pueblo.

Pero a continuación..., Romney dijo, "No gracias, tengo que irme'', mientras se dirigía hacia la puerta.

Lo dijo con una sonrisa nerviosa, que aún estaba congelada en su rostro cuando Giuliani repitió: "Me llevo el cannoli!''

El lugar estalló en aplausos para Giuliani.

Pero con todo, éste es su tipo de torpeza más venial.

La peor, es su topeza tipo rinoceronte. La que carga y hace alunizajes en escaparates de cristal.

En esta subdivisión de su torpeza, a la falta de tacto de Romney se une el peligroso aditivo de que se cree un enterado.

Y es que en un discurso en Jerusalén, Romney sugirió que las diferencias culturales entre los israelíes y los palestinos eran la razón por la que los primeros eran mucho más éxitosos que los segundos.

"La cultura hace toda la diferencia", dijo Romney. "Vengo aquí y veo la ciudad. Considero los logros de la gente de esta nación. Reconozco el poder de la cultura y de otras cosas."


Claro, en una entrevista con "The Associated Press", Saeb Erekat, asesor del Presidente Mahmoud Abbas de la Autoridad Palestina, calificó los comentarios de Romney como "racistas".


Para terminar, rememoremos el difícil momento en que ofendió a sus anfitriones británicos, cuestionando la preparación de Londres para los Juegos Olímpicos.

Claro que igual estoy equivocado y la torpeza social de Romney no es inocente, sino que practica su arte con insidia y mala fe.

Definitivamente, hay gente muy buena para los pensamientos negativos, y me parece que Romney no puede evitar la debilidad de quererlo demostrar.