Por Aníbal E. Melo
Siempre he pensado, que George W. Bush no hizo todo lo que pudo haber hecho para evitar los ataques terroristas del 9/11.
Y ya es el momento de que los republicanos enfrenten esa verdad
Si, sé que Donald Trump dice un montón de disparates:
Que los inmigrantes mexicanos indocumentados son "violadores"
O que los refugiados sirios están cometiendo "todo tipo de ataques" en Alemania y representan el "Caballo de Troya" de ISIS.
Pero él también dice muchas verdades:
Que "cuando das dinero a los políticos, hacen lo que quieres".
O que "el Oriente Medio sería más seguro" si Saddam Hussein y Muammer Gaddafi estuviesen todavía en el poder.
Pero su verdad más grande, la dijo durante una entrevista en televisión cuando expresó que George W. Bush tiene responsabilidad en los sucesos del 9/11 por el hecho de que "el World Trade Center fue derrumbado durante su mandato."
Inmediatamente algunos Políticos y hasta "periodistas" estallaron de indignación.
Jeb Bush calificó los comentarios como "patéticos".
Ben Carson los llamó "ridículos".
Ari Fleischer dijo que Trump es un "truther del 9/11".
Incluso Stephanie Rühle, el hombre de Bloomberg que lo entrevistó exclamó: "Un momento, uno no puede culpar a George Bush por eso."
Oh, sí, si que podemos respondió Trump.
Reconozco que no hay manera de saber a ciencia cierta si Bush pudo haber detenido los ataques del 11 de Septiembre
Pero esa no es la pregunta correcta.
La pregunta debe ser:
¿Hizo Bush todo lo que razonablemente pudo hacer, con lo que sabía en ese momento?
No, no lo hizo. Ni de cerca!
Cuando la administración Bush asumió el cargo en Enero del 2001, el Director de la "CIA" George Tenet y el "Zar" del contra terrorismo y Director del "Consejo de Seguridad Nacional" Richard Clarke advirtieron a los funcionarios entrantes que "al-Qaeda" representaba una grave amenaza.
Durante una de las reuniones de transición, Tenet y su adjunto James Pavitt informaron que Osama bin Laden era uno de los tres más graves desafíos contra la seguridad nacional que tenía Estados Unidos.
También, Clarke le presentó a la "Consejera de Seguridad Nacional", Condoleezza Rice, un plan con el que había estado trabajando desde el ataque contra el "USS Cole".
Ese plan pedía la congelación de los activos de la red, el cierre de las organizaciones benéficas afiliadas a ella, canalizar dinero a los gobiernos de Uzbekistán, Filipinas y Yemen para combatir las células de Al Qaeda en esos países, iniciar ataques aéreos y operaciones encubiertas contra ese grupo en Afganistán, y dramáticamente aumentar la ayuda en favor de la "Alianza del Norte", que luchaba contra ella y los talibanes.
Pero ambos, Clarke y Tenet, vieron profundamente frustrados, cómo los altos funcionarios de Bush los ignoraron.
Clarke relata que cuando le habló a Rice de al-Qaeda "me dio la impresión de que ella nunca había escuchado ese nombre".
El 25 de Enero, Clarke le envió a Rice una nota diciéndole que, "necesitamos con urgencia que un miembro del Gabinete dé su opinión sobre la red Al Qida."
En lugar de ello, a Clarke se le asignó un funcionario de menor rango.
Cuando por fin se produjo la reunión en Abril, el Sub-secretario de Defensa, Paul Wolfowitz, le dijo: "yo no entiendo por qué estamos hablando de bin Laden."
Clarke le respondió: "Estamos hablando de la red terrorista llamada al-Qaeda, dirigida por bin Laden, que representa la amenaza inmediata más grave que tiene Estados Unidos".
A lo que Wolfowitz le respondió: "Bueno, hay otros así. El terrorismo iraquí, por ejemplo".
A principios del verano, Clarke estaba tan abatido que pidió ser reasignado.
"Esta Administración", declaró más tarde, "no cree que hay un problema urgente o no está preparada para actuar contra el problema. Y pensé, si no escucha al Coordinador Nacional para la lucha contra el terrorismo, entonces probablemente yo debería buscarme otro trabajo".
En Julio, finalmente se accedió a programar una reunión a nivel superior para escuchar el plan de Clarke.
Pero el calendario para Julio ya estaba lleno, y en Agosto había demasiados miembros del Gabinete de vacaciones, por lo que la reunión se fijó para el mes de Septiembre.
Durante ese mismo período de tiempo, la CIA estaba también sonando las alarmas.
Según Kurt Eichenwald, del "New York Times" quién logró acceso a los "Informes Diarios" elaborados por las agencias de inteligencia para el Presidente Bush en la primavera y el verano del 2001, la CIA le dijo a la "Casa Blanca" el 1 de Mayo que "un grupo que ya se encontraba en los Estados Unidos estaba planeando un ataque terrorista".
El 22 de Junio, el Informe Diario advirtió que el ataque de al-Qaeda podría ser "inminente".
Aún así los nuevos funcionarios del "Departamento de Defensa" ignoraron las advertencias de Clarke y de la CIA.
Según fuentes de Eichenwald, "los líderes neoconservadores que habían asumido recientemente el poder en el Pentágono le dijeron a la Casa Blanca que la CIA había sido engañada".
Según esa teoría, Bin Laden estaba fingiendo estar planeando un ataque para distraer a la Administración de no actuar contra Saddam Hussein, a quienes los neoconservadores veían como la amenaza mayor.
La CIA respondió diciendo:
"Estados Unidos no es el blanco de una campaña de desinformación por parte de Osama Bin Laden", declaró el Informe Diario del 29 de Junio, señalando que el líder de Al Qaeda le había dicho recientemente a un periodista de Oriente Medio que esperara un ataque.
Al día siguiente, la CIA incluyó en su informe diario un artículo titulado "Las amenazas de Bin Laden son reales."
El 1 de Julio, el Informe predijo que un ataque "ocurrirá pronto".
Luego, el 10 de Julio, Tenet y la CIA celebraron una reunión de emergencia para empujar acciones contra Bin Laden.
Pero de acuerdo con Woodward: "parecían centrados en otras prioridades, especialmente en el sistema de misiles de defensa balística que Bush había prometido durante la campaña y Tenet salió de la reunión muy frustrado".
En ese punto, el personal de Contraterrorismo de la CIA estaba tan frustrado que, como Clarke, hablaron sobre solicitar sus transferencias.
Las advertencias continuaron.
El 11 de Julio, la CIA envió un mensaje a la Casa Blanca que informaba que un checheno con vínculos con Al-Qaeda había advertido que algo grande iba a suceder.
El 24 de Julio, el "Informe Diario" informó que el esperado ataque de Al Qaeda había sido pospuesto, pero que todavía estaba siendo planeado.
El 6 de Agosto, la CIA, título un Informe Diario: "Bin Laden decidido a atacar a los EE.UU.".
La misiva informativa no mencionó una fecha u objetivo específico, pero sí mencionó la posibilidad de que un ataque fuese llevado a cabo en Nueva York y mencionó que los terroristas podrían secuestrar aviones.
En "Angler", Barton Gellman dice que la CIA había informado sobre al-Qaeda al Presidente Bush desde que asumió el cargo.
El 4 de Septiembre, el "Consejo de Ministros" se reunió y a pesar de la insistencia del "Secretario de Defensa", Donald Rumsfeld, de que Irak representaba una mayor amenaza terrorista, se aprobó el plan de Clarke para luchar contra Al Qaeda.
El 9 de Septiembre, el "Comité de Servicios Armados del Senado" recomendó tomar $600 millones del Presupuesto de Defensa Anti-misiles propuesto, para dedicarlos a la lucha contra el terrorismo.
Rumsfeld le recomendó a Bush el vetar esa decisión.
En la mañana del 11 de Septiembre del 2001, el plan anti-al-Qaeda de Clarke estaba sentado en el escritorio de Bush, a la espera de su firma.
Era el noveno Informe Presidencial sobre Seguridad Nacional de su presidencia.
¿Pudo el Gobierno de Bush haber tomado con más seriedad las amenazas de los ataques del 9/11?
Por supuesto!
El 3 de Agosto, un saudí llamado Mohamed al-Kahtani trató de entrar a los Estados Unidos por Orlando, Florida, supuestamente para participar en la trama del 11/9.
Fue de vuelto por un funcionario de aduanas cuya única preocupación era que él podría llegar a convertirse en un inmigrante ilegal.
El 16 de Agosto, agentes del FBI y del INS en Minnesota arrestaron a otro secuestrador potencial, Zacarias Moussaoui, después de haber sido denunciado por su instructor de vuelo.
Pero a pesar de las numerosas peticiones, se les negó el permiso para requisar su apartamento o su teléfono portátil.
Esos incidentes podrían haber expuesto la trama del "9/11" y haber puesto al Gobierno en estado de alerta máxima.
Cuando la Administración Clinton recibió la noticia de un posible ataque en Diciembre del 1999, el entonces Presidente ordenó a su Asesor de Seguridad Nacional el "mantener reuniones diarias con el Fiscal General, con la CIA, y con el FBI".
Como resultado de eso, los líderes de esos organismos instruyeron a sus oficinas el averiguar todo lo que pudiesen.
Se convirtió en la prioridad número uno de esos organismos.
Esa vigilancia, contribuyó a la detención el 14 de Diciembre de un argelino llamado Ahmed Ressam, que llegaba desde Canadá con el objetivo de detonar una bomba en el "Aeropuerto Internacional de Los Ángeles".
El Gobierno de Bush pudo haber hecho algo similar en el 2001.
Y es que enterrado en los Informes del FBI y de la CIA", había información sobre dos de los terroristas de al-Qaida que resultaron ser Khalid al-Mihdhar y Nawaf al-Hazmi.
Creo que dado que los asesores de George W. Bush todavía dominan al Partido Republicano, su política exterior, y a que no han roto con su legado ideológico, pienso que su fallido récord, tanto el de antes como el de después del 9/11 sigue siendo relevante hoy en el debate contra el terrorismo.
Desde hace años, muchos han insistido en que cuestionar a Bush por no detener los ataques del 11 de Septiembre constituye un insulto indignante.
Han querido difuminar deliberadamente la línea entre lo que es acusar a Bush de haber orquestrado los ataques personalmente y lo que es acusarlo de haber sido extremadamente negligente.
Pero hablemos claro, los Republicanos no tienen derecho a exigir que el público los respete, respecto de este asunto, sin que se dilucide de manera abierta y franca, y de forma que la gente abra los ojos después de tantos años de silencio complice.