jueves, 3 de enero de 2013

Resolución De Año Nuevo Para El 2013

Por Aníbal E. Melo
AnibalMelo@Yahoo.com


En cierto sentido, los resultados de las elecciones presidenciales del año pasado fueron desconcertantes.

¿Cómo pudo un Presidente con una economía caída, una oposición energíca, y un índice de aprobación hundido, lograr una reelección?

¿Fue la imagen de buitre capitalista de Mitt Romney?

¿Fue la reacción hispana al tono anti-inmigrante de los Republicanos?

¿Fueron los genios de Chicago que combinaron la ciencia del comportamiento, con la informática,  lo que facilitó a Obama obtener un enfoque preciso de las opiniones de los votantes?

Todas esas razones son verdaderas.

Todas contribuyeron a la victoria en noviembre, pero hubo algo más sobre el terreno: No se trataba de Obama, se trataba de nosotros.

La gente no hizo colas para votar durante horas (Ohio, Arizona, Florida, etc.), simplemente porque le gusta la política o por los supuestos "regalos" que podrían recibir, como sugirió Romney después de la elección.

Se quedaron en las colas, porque se dieron cuenta de que lo que estaba en juego era el derecho a ser escuchados.

Muchas de las leyes de supresión de votantes más nocivas fueron impugnadas con éxito antes del día de las elecciones, pero un mensaje ya había resonado: Alguien no quería que la gente joven, la de color, las mujeres solteras y otros votantes, externasen sus opiniones en las urnas.

Y no hay nada como quitarle un derecho a las personas, para que estas se den cuenta de lo valioso que es.

Así que el esfuerzo realizado por muchos para intimidar a la gente de no participar en las elecciones, sin querer desató una ira y rechazo de acero que culminó con el triunfo de Obama.

Así cómo en los años sesenta, el recuerdo de los padres fundadores y de sus luchas civiles históricas para fundar esta nación fueron claves para dar a luz al movimiento de los derechos civiles, hoy la vena de la historia se mezcló con votantes emergentes que tienen un profundo sentido de su comunidad, organización y conocen la importancia de la movilización.

Este modelo renovado de conciencia de masas alrededor del intento de supresión de votantes hace que esta última elección, y este momento sea muy diferente de los ciclos electorales de los últimos 30 años.

Lejos de sólo tomar en cuenta los votos de los estados o distritos "indecisos" el nuevo enfoque se basó en la consolidación de los contactos comunitarios de base, antes, durante y después de las elecciones.

Pienso que se sembró raíces profundas, no para ganar una única elección, sino para crear una coalición de largo plazo que va a alterar fundamentalmente al electorado nacional.

Pero de noviembre 2012, no hace ya mucho tiempo?

¿Por qué es importante todo esto cuando el reloj nos adentra al 2013?

En el período inmediatamente posterior a las elecciones, es fácil olvidar las lecciones básicas que dejan la construcción de un movimiento social y la organización comunitaria.

Es fácil pasar por alto el hecho de que alguien tiene que seguir escuchando a los votantes.

Con el reconocimiento generalizado de que en Estados Unidos existe un cambio sísmico multi-racial en el electorado, es fácil pensar que la demografía ya ha determinado un destino político progresista.

En la emoción del éxito, es fácil perder de vista el hecho de que no es un momento sino un movimiento lo que nos llevará a conseguir cambios sociales más duraderos.

Y pienso que en una guerra, no se puede ceder el terreno ya ganado.

La demografía puede haber jugado un papel super-importante en esta elección, pero la demografía no es el destino.

No hay ninguna razón inherente por la que todos los inmigrantes se quedarán siendo progresistas, los votantes negros seguirán votando, y los jóvenes continuarán apoyando ideas liberales.

Eso requiere conversación, movilización y formación continua de coaliciones en torno a una nueva visión política. Se requiere, organización.

Lograr cambiar la política fiscal, la ley migratoria, y reiniciar la lucha para frenar el cambio climático son las grandes oportunidades que tenemos.

Pero la lección del 2012, y de la historia, es que el Partido Demócrata no debería alejarse de la construcción de movimientos sociales básicos que hagan de nuevo posible estos momentos.

Por ello, propongo una resolución de Año Nuevo para el 2013.

Vamos a aprovechar las victorias inspiradoras del pasado año, para finalmente lograr un cambio en la política de inmigración.

Vamos a hacer del Presidente Obama realmente el responsable ante las comunidades de base de lo que suceda con los inmigrantes y del proceso de seguir fortaleciendo el poder popular a través de la participación electoral y de la organización política a la antigua.

Que así sea!