domingo, 13 de enero de 2013

Derrochando El Dinero Y El Tiempo De Los Contribuyentes


Por Aníbal E. Melo
AnibalMelo@Yahoo.com



En Estados Unidos muchos políticos de ultra derecha siguen hablando sin parar sobre la "gran crisis" de inmigración.

Se ha convertido en una norma de campaña entre los políticos republicanos, quienes no pierden la oportunidad de revolver los miedos más profundos y las más salvajes y erróneas percepciones sobre cualquier persona recién llegada.

Recordemos que durante la pasada pre-campaña republicana, todos los aspirantes presidenciales se apresuraron a blandir su fiel credo nativista.

Mitt Romney que tomó la delantera luego de la primaria de Carolina del Sur, y a pesar de su propio linaje inmigrante (debido a sus raíces misioneras mormonas), marcó todas las casillas anti-inmigrantes: apoyo al E-Verify, reforzar la seguridad fronteriza, rechazar la ley DREAM e iniciar un plan de "auto deportación".

Supuestamente apelando al cumplimiento de la ley y del orden, Romney promocionó el respaldo del Secretario de Estado de Kansas, Kris Kobach, quien ayudó a redactar la odiosa y anti-inmigrante ley de Arizona SB-1070.

Para no quedarse atras un supuesto hombre de Dios, Rick Santorum. afirmó que una vez que se cruza la frontera ilegalmente, sin importar lo que se haga, "es contra la ley".

Por su lado Newt Gingrich promocionó un relativamente "humano" plan de reforma basado en un proceso de selección vagamente definido que legalizaría a "aproximadamente 1 millón de inmigrantes indocumentados".

A pesar de que el plan obligaría a unas nueve millones de personas a irse a sus países de origen antes de poder aplicar para regresar legalmente, esa propuesta fue inmediatamente criticada por sus rivales como una "amnistía".

Y es que para muchos miembros del Partido Republicano, atacar a los inmigrantes es un pasatiempo americano.

No todos los republicanos son anti-inmigrantes, pero hay una línea muy fina entre lo que alguien afirma y el validarla.

Muchos de esos "furiosos patriotas de pacotilla" son hombres y mujeres modernos, bien vestidos y dizque cristianos, que dicen estar defendiendo las libertades.

Ellos son convincentes porque la gente tiene miedo y resentimiento, y culpan de sus ansiedades económicas y sociales a las "elites liberales," que generalmente son pro-inmigrates.

Pero si los miedos del pueblo son vagos y variados, el chivo expiatorio político, son los inmigrantes.

De costa a costa, todos podemos atestiguar tanto de la ignorancia prevaleciente, como de los delirios del "establishment" de ultra derecha.

Esos políticos odiosos, explotan las frustraciones sociales y la creencia de la gente común de que con la aprobación de leyes racistas o con la construcción de cercas más altas en la frontera sur, se puede dar marcha atrás a un proceso demográfico puesto en marcha hace siglos por el capitalismo global, por las guerras y por el imperialismo, para así poder salvar sus pensiones en el proceso.

Pero el pueblo, sin embargo, parece estar descubriendo que el mantenimiento del imperio de la ley, no depende de la burocracia, sino de la justicia social.

Un estudio de opinión pública realizado por el PEW en el 2012, revela que en el clima económico actual, "los conflictos entre los ricos y los pobres clasifican por delante de otras fuentes potenciales de tensión social."

Pero ningún político "inteligente" va a poner de relieve el abismo cada vez mayor entre la gente más pobre, por un lado, y la élite que busca sus votos, por el otro.

Para muchos aspirantes a gobernantes, siempre es más seguro apelar a la línea divisoria tradicional entre Nosotros y Ellos: la frontera.

Por eso y a pesar de los proyectos de leyes importantes que se encuentran engavetados en el Congreso, hay legisladores que se dan el lujo de archivar un pedido para modificar la 14ava. Enmienda de la Constitución estadounidense, mismo que no va para ningúna parte.

Vaya forma de perder el tiempo!