Por Aníbal E. Melo
AnibalMelo@Yahoo.com
En Estados Unidos muchos políticos de
ultra derecha siguen hablando sin parar sobre la "gran crisis"
de inmigración.
Se ha convertido en una norma de
campaña entre los políticos republicanos, quienes no pierden la
oportunidad de revolver los miedos más profundos y las más salvajes
y erróneas percepciones sobre cualquier persona recién llegada.
Recordemos que durante la pasada pre-campaña
republicana, todos los aspirantes presidenciales se apresuraron a
blandir su fiel credo nativista.
Mitt Romney que tomó la delantera
luego de la primaria de Carolina del Sur, y a pesar de su propio
linaje inmigrante (debido a sus raíces misioneras mormonas), marcó
todas las casillas anti-inmigrantes: apoyo al E-Verify, reforzar la
seguridad fronteriza, rechazar la ley DREAM e iniciar un plan de
"auto deportación".
Supuestamente apelando al cumplimiento
de la ley y del orden, Romney promocionó el respaldo del Secretario
de Estado de Kansas, Kris Kobach, quien ayudó a redactar la odiosa y
anti-inmigrante ley de Arizona SB-1070.
Para no quedarse atras un supuesto
hombre de Dios, Rick Santorum. afirmó que una vez que se cruza la
frontera ilegalmente, sin importar lo que se haga, "es contra la
ley".
Por su lado Newt Gingrich promocionó
un relativamente "humano" plan de reforma basado en un
proceso de selección vagamente definido que legalizaría a
"aproximadamente 1 millón de inmigrantes indocumentados".
A pesar de que el plan obligaría a
unas nueve millones de personas a irse a sus países de origen antes
de poder aplicar para regresar legalmente, esa propuesta fue
inmediatamente criticada por sus rivales como una "amnistía".
Y es que para muchos miembros del
Partido Republicano, atacar a los inmigrantes es un pasatiempo
americano.
No todos los republicanos son
anti-inmigrantes, pero hay una línea muy fina entre lo que alguien
afirma y el validarla.
Muchos de esos "furiosos patriotas de pacotilla" son hombres y mujeres modernos, bien
vestidos y dizque cristianos, que dicen estar defendiendo las
libertades.
Ellos son convincentes porque la gente
tiene miedo y resentimiento, y culpan de sus ansiedades económicas y
sociales a las "elites liberales," que generalmente son
pro-inmigrates.
Pero si los miedos del pueblo son vagos
y variados, el chivo expiatorio político, son los inmigrantes.
De costa a costa, todos podemos
atestiguar tanto de la ignorancia prevaleciente, como de los delirios
del "establishment" de ultra derecha.
Esos políticos odiosos, explotan las
frustraciones sociales y la creencia de la gente común de que con la
aprobación de leyes racistas o con la construcción de cercas más
altas en la frontera sur, se puede dar marcha atrás a un proceso
demográfico puesto en marcha hace siglos por el capitalismo global,
por las guerras y por el imperialismo, para así poder salvar sus
pensiones en el proceso.
Pero el pueblo, sin embargo, parece
estar descubriendo que el mantenimiento del imperio de la ley, no
depende de la burocracia, sino de la justicia social.
Un estudio de opinión pública
realizado por el PEW en el 2012, revela que en el clima económico
actual, "los conflictos entre los ricos y los pobres clasifican
por delante de otras fuentes potenciales de tensión social."
Pero ningún político "inteligente"
va a poner de relieve el abismo cada vez mayor entre la gente más
pobre, por un lado, y la élite que busca sus votos, por el otro.
Para muchos aspirantes a gobernantes,
siempre es más seguro apelar a la línea divisoria tradicional entre
Nosotros y Ellos: la frontera.
Por eso y a pesar de los proyectos de
leyes importantes que se encuentran engavetados en el Congreso, hay
legisladores que se dan el lujo de archivar un pedido para modificar
la 14ava. Enmienda de la Constitución estadounidense, mismo que no
va para ningúna parte.
Vaya forma de perder el tiempo!