Aníbal E. Melo
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AnibalMelo@yahoo.com
Es claro para mí, que los republicanos
no van a doblar su brazo en el tema de la inmigración.
Para ellos, las encuestas que muestran
que el 77% de las personas favorecen un camino hacia la ciudadanía
para los indocumentados, no parecen significar gran cosa.
Descansan en la supuesta certeza de que
la mayoría tiene garantizada la reelección si mantienen el
curso de oponerse a todo lo que Obama desea hacer.
Por eso, John Boehner ya ha dicho que
no habrá una nueva ley de inmigración este año, y que los
Republicanos de la Cámara no van a entrar en negociaciones con el
Senado sobre el asunto.
Su actitud prevalece a pesar de los
esfuerzos que han sido realizados por los grupos de defensa, las
grandes empresas, los sindicatos y los líderes religiosos para
persuadirlos de llegar a un acuerdo sobre el proyecto de Reforma de
la ley de inmigración.
Aparentemente, los Republicanos no
tienen ningún temor a perder el control de la Casa de Representantes
por causa de ese tema.
Por otro lado, el Presidente Obama
inclinado ante la realidad, ha dicho que acepta la visión de Reforma
de los Republicanos de la Cámara, siempre y cuando el resultado
final sea el buscado.
Dijo: "Si quieren cortarla en 5
pedazos, siempre y cuando todas las piezas ajusten, no me importa."
Es un espaldarazo al enfoque
Republicano poco sistemático, y no al del proyecto de ley amplio del
Senado.
En mi opinión, la dificultad con ese
enfoque, es que todas las piezas no serán de nuevo puestas juntas,
ya que la medida SB-744 se logró gracias a una serie de delicados
compromisos aceptables para muchos diversos grupos.
El Presidente también ha dicho que es
optimista de que el Congreso lograría aprobar una nueva ley antes de
final del año, lo que fue rechazado de inmediato por el
Representante Republicano Paul Ryan, Presidente del Comité de
Presupuesto de la Cámara, diciendo que ya no hay tiempo para hacerle
frente al tema.
Entonces, ¿dónde nos deja todo eso?
Veamos:
Veamos:
El mejor momento para que ocurra
acción, sería entonces a principios del 2014 antes de que todos en
Washington sean consumidos por las elecciones de medio término.
Si nada aceptable sucede a principios
del año entrante, las campañas se calentarán y se perderá el
resto del año.
Y entonces?,
Tendremos nueva esperanza en el 2015.
Tendremos nueva esperanza en el 2015.
Ese no es un año electoral, y si los
Republicanos pierden bastantes escaños en la Cámara de
Representantes en el 2014, puede que esten más receptivos a aprobar
una ley de inmigración amplia.
Sin embargo, si no es en el 2015, es
probable que tengamos que esperar la llegada de la próxima
Administración.
El peor resultado, por supuesto, sería
que los Republicanos ganasen las elecciones del 2014.
Entonces no tendrían incentivos para
tener que comprometerse y llevar adelante una legislación migratoria
significativa.
¿Qué podemos hacer en este momento?
En mi opinión, movilizarnos para
tratar de ganar las elecciones legislativas del año entrante, instando a las personas para que salgan a votar y ayudando con los procesos de naturalización de los que sean elegibles.
Ese es nuestro Super Bowl.
Suponiendo que los Demócratas se
queden con el control del Senado, pero no consigan ganar la Casa de
Representantes en las elecciones de mitad de período, ¿qué
opciones nos quedan?
En el panorama cambiante por lograr la
Reforma Migratoria, lo único que se me ocurre es que todos debemos
tratar de decidir ahora lo que vamos a hacer en los meses venideros.
Que estrategias emplear, si aceptamos
una Reforma por pedazos; si poco a poco, que tan poco; o si se
debemos ir por más, y cuánto más.
Al final, hay que enfrentar la
posibilidad de que las promesas de la medida SB-744 no se harán
realidad por ahora y que debemos de prepararnos para aceptar la
opción de lograr menos de lo que ella ofrece.
Es mejor reconocer las posibilidades
desde el principio, tratar de decidir lo que es aceptable, y estar
preparados para la mejor y la peor de las circunstancias.