Aníbal E. Melo
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De todos los días de fiestas
reconocidos y celebrados en los Estados Unidos de América, Acción
de Gracias es el que, tal vez, más fácilmente puede ser adoptado
por todos los que llegan a vivir aquí, sin importar el origen, ni
las creencias.
Fue en 1621, en la Plantación de Plymouth
del Sureste de Massachusetts, cuando el Gobernador William Bradford ordenó
que se celebrase una fiesta en agradecimiento con motivo de la
primera cosecha lograda por los peregrinos.
Miembros de la Tribu Wampanoag, que se habían hecho amigos de los Colonos y ayudado a
sobrevivir el primer año, fueron invitados a unirse a tres días de festejos.
Sirvieron aves silvestres - pavos,
patos y gansos.
Los Wampanoag llevaron ciervos,
almejas, ostras, langostas y peces.
También sirvieron los frutos de su
trabajo en esta nueva tierra: Remolachas, coles, zanahorias, maíz,
pepinos, cebollas, rábanos, nabos, y frutas silvestres.
Y mientras que el Pavo sigue siendo la
pieza central de la cena de Acción de Gracias, los inmigrantes hemos
añadido un sin número de otros platos.
Tristemente, en la medida que damos las
Gracias por las bendiciones recibidas por nosotros, sabemos sin
embargo que en miles de mesas, hay muchas sillas vacías.
Oremos para que el año que viene cada
hogar inmigrante tenga algo nuevo por lo cual estar agradecidos: La
Reforma Migratoria.
Mientras tanto, hoy, celebremos nuestras igualdades en las diferencias de gustos, oraciones y
características raciales.
Feliz Acción de Gracias, de mi familia
hacia la suya!