Por Aníbal E. Melo
Pues el necio habla necedades, y su corazón se inclina hacia el mal,
para practicar la impiedad y ....., para mantener con hambre al
hambriento y para privar de bebida al sediento.
Isaías 32:6
Willard Mitt Romney, es
multimillonario, ex-Gobernador de Massachusetts, pre-candidato a la
Presidencia por el Partido Republicano en las elecciones del 2012 y
miembro activo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días, o Iglesia Mormona.
Criado en Michigan, Romney sirvió como misionero en Francia, para su Iglesia, durante sus días de universidad.
Aunque la fe mormona de Romney se ha
convertido en un tema candente en la carrera por la nominación
presidencial, se ha mostrado renuente a comentar públicamente sobre
la doctrina de su iglesia o los detalles de sus creencias personales.
Pero lo que si sabemos del pre-candidato presidencial, es que es un restriccionista en el tema de inmigración, ya que promueve la idea de la "auto-deportación."
"Si la gente no consigue trabajo
aquí", ha dicho Romney, "se van a auto-deportar.."
El uso por parte de Romney de la
palabra "auto-deportación" no es en absoluto sorprendente,
dada su permanente amistad y colaboración con Kris Kobach, actual
Secretario de Estado de Kansas y asesor legal del Immigration Reform
Law Institute, brazo de la Federación para la Reforma Migratoria
Estadounidense, la organización más anti-inmigrante del país.
Kobach, autor confeso de varios de los
proyectos de leyes anti-inmigrantes más fieros, trabajó para Romney
como consejero de inmigración durante la campaña presidencial del
2008 y desde hace mucho tiempo, promueve la estrategia de "desgaste
a través de la aplicación" – que intenta expulsar a la
población indocumentada, haciendo sus vidas tan miserables, que
elijan "deportarse a sí mismos" en lugar de permanecer
viviendo en los Estados Unidos.
El plan de "Desgaste mediante la
aplicación de leyes", como la SB-1070 de Arizona o la HB-56 de
Alabama ha sido diseñado expresamente para interferir con las
actividades cotidianas de los inmigrantes.
Estas leyes niegan el acceso a la
vivienda, a la escuela, a los trabajos, e incluso el agua y la
electricidad a todo aquel que no pueda demostrar su estatus legal.
Los partidarios de estas leyes "han dejado claro que la
intención de las mismas, es hacer miserable la vida de millones de
seres humanos".
Me sorprende la posición de Romney,
siendo un mormón.
Como líder político, está usando la
misma retórica que los enemigos de su Iglesia usaron contra ellos en
el siglo 19. Es absurdo.
Repasemos la historia: La Orden
Ejecutiva 44, es también conocida como la "Orden de
Exterminación del Mormón," y fue emitida el 27 de octubre de
1838 por el Gobernador de Missouri, Lilburn Boggs.
Insistiendo en que los mormones habían
cometido "un desafío abierto y declarado a las leyes",
Boggs dijo que "deben ser tratados como enemigos, y exterminados
o expulsados del estado..."
Los mormones se vieron obligados, a
entregar todos sus bienes para pagar los gastos de la campaña en
contra de ellos. Fueron expulsados a la fuerza de sus hogares, a
menudo a punta de pistola y obligados a salir de Misosuri, con sólo
lo que podían cargar.
Más de 10,000 mormones habían sido
expulsados de ese Estado para la primavera del 1839.
El odioso Decreto fue rescindido formalmente por
el Gobernador Christopher Bond, el 25 de junio del 1976, 137 años
después de haber sido emitido.
La Orden de Boggs, ha sido olvidada por
casi todo el mundo fuera de los miembros de la comunidad de los
Santos De Los Últimos Días, y aunque relativamente pocas personas
murieron como resultado directo de su emisión, fue sin embargo
utilizada por diversas autoridades del estado, como
pretexto para discriminar a los mormones, y obligarlos a
"auto-deportarse".
Es preocupante que un candidato como Romney, con posibilidades reales de convertirse en Presidente, adopte códigos de organizaciones extremistas y proponga tornar la vida de millones de hombres, mujeres, niños y ancianos en una miseria, como un objetivo político aceptable.
Al utilizar el término
"auto-deportación", Romney deja claro que está de acuerdo
con la estrategia de los grupos restriccionistas para obligar a todos
los inmigrantes no autorizados a salir de los Estados Unidos,
independientemente del tiempo que hayan pasado aquí, de sus lazos
familiares con ciudadanos y de sus circunstancias particulares.
¿No merece este país escuchar
enfoques más reflexivos por parte de sus políticos?
¿No merece este país que sus líderes
tengan enfoques que ofrezcan "soluciones" a los grandes
problemas morales, incluyendo el de la inmigración no autorizada?
En lugar de apoyar una solución constructiva a los problemas de inmigración de la nación, Romney está acostandose en la cama con los grupos restriccionistas de inmigración más extremos, los que apoyan políticas que destruyen familias y comunidades, devastan economías locales, e imponen cargas innecesarias a los ciudadanos de Estados Unidos y a los inmigrantes legales.
Yo pensaba que Romney era cristiano y que conoce en la Biblia, Efesios 4:29:
"No salga de vuestra boca
ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación,
según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que la
escuchan".