martes, 14 de febrero de 2012

Secuestrados Por El Gobierno

                                                                                                         
Por Aníbal E. Melo

Registrese o Recomiende un Amigo Enviándonos su EMAIL











Para cualquier padre, no hay nada más aterrador que un niño desaparecido. Tememos que se pierdan, hieran, que sufran hambre o que se encuentren solos y asustados. Pienso que lo peor de todo es el temor de que nuestros niños nunca puedan volver a casa.

De acuerdo con un estudio realizado en el 1999 por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, 19 de cada 1,000 niños desaparecen cada año en el país.

La mitad de estos huyen de sus hogares, por causa de un padre o tutor abusador.

Otros, los más, son niños que desaparecen momentaneamente, debido a descuidos de su cuidador.

El secuestro, es la razón menos común para que un niño desaparezca.

Según el Departamento de Estado, el año pasado en los Estados Unidos, desaparecieron de sus hogares cientos de menores. Las sustracciones trauman a los niños y a sus padres, a los amigos y a los familiares.

La sustracción de menores es un flagelo doloroso para muchos, y un problema que a mí me preocupa sobremanera.

Se estima que en Estados Unidos, la gran mayoría de los niños secuestrados, lo son por miembros de su propia familia, no por extraños.

Lo que mucha gente no sabe es que en estos momentos, hay otros 5,100 niños que han sido secuestrados, y, sin embargo la mayoría de las personas nunca se enteraran de estos particulares secuestros.

Arrancados por la fuerza, de los brazos de sus amorosos padres, estos casos llaman poco la atención de los medios y carecen de la simpatía de las organizaciones que luchan por los derechos de los padres.

Muy pocas personas son conscientes de estos secuestros.

Peor aún, estos secuestros son bien conocidos por la policía y por el FBI, sin embargo, estas organizaciones se niegan a ayudar a los angustiados padres.

Muchos creemos que América, es un país poblado por gente generosa y preocupada por las causas de completos desconocidos que se encuentran en circunstancias dramáticas, pero la contradición es que no es sólo que la policía y el FBI saben de estos niños, sino que estos son secuestrados por órdenes del Gobierno Federal.

Sus padres son personas que son detenidas en la histeria de las redadas contra los indocumentados.

A estos padres rara vez se les da la oportunidad de hacer arreglos en favor de sus hijos. Son colocados en autobuses, y enviados directamente desde su lugar de trabajo, a las carceles, a veces a cientos de kilómetros de distancia de donde estan sus hijos.

Muchos son declarados no aptos como padres sólo porque son "inmigrantes ilegales".

Indiferentes, los jueces los mantienen en las carceles, y los niños quedan abandonados. Luego, los niños son colocados en hogares sustitutos y muchos dados en adopción. No es solamente que todo esto es una triste situación, sino que es escandaloso e inmoral.

Consideremos cuidadosamente lo que nuestra indiferencia, actitud y filosofía hacia estas familias significa y lo que reflejan nuestros valores personales y religiosos.

¿Cómo es que hemos permitido que las cosas hayan llegado hasta este punto?

Muchos anti-inmigrantes, asumen que los padres o madres indocumentados son "basura", pero hay que mirar la realidad de lo que son.

Son seres humanos, padres comunes y corrientes que quieren una vida mejor para sus hijos, sus padres ancianos, y para ellos mismos. Estadísticamente, el mayor porcentaje viene a los Estados unidos, simplemente en busqueda de la oportunidad de poder trabajar y labrarse un destino decente.

Ser indiferentes a lo que es el secuestro y la separación forzada de los niños del amor, y cuidado de sus familias no soporta incluso el escrutinio del concepto básico de sociedad civilizada.

Cuando se analiza con lógica y honestidad, los que permanecemos en silencio sobre la actividad y consecuencias de este gran abuso, lo que estamos realmente permitiendo es el secuestro de niños por parte del Gobierno Federal. No importa que sea legal, es que es inmoral.

Por eso en este blog, me solidarizo con las familias que han sufrido la pérdida de un hijo por cualquier causa. Insto a todos los padres a unirnos contra este mal.

La unidad es una herramienta necesaria para resolver estos casos tan difíciles, y para brindarle a un mayor número de nuestros niños la oportunidad de volver a sus casas, a manos de sus padres naturales.