viernes, 17 de febrero de 2012

Inmigración, Derechos Humanos, Educación y Economía

                                                                                                         
Por Aníbal E. Melo

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Todas las naciones desarrolladas restringen fuertemente la inmigración, justificando económicamente esta política, en la supuesta competencia desleal que representa para sus ciudadanos la mano de obra barata y la carga que representarían los inmigrantes sobre los servicios sociales de carácter público.

A pesar de las razones aducidas, la política de cierre de fronteras plantea serios problemas de respeto a los derechos humanos. Especialmente, cuando un país pide a otro que no permita la libre salida de sus ciudadanos.

En este caso, se produce una clara violación al artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Sin embargo, es justo reconocer que estos derechos a escala internacional no pueden ir, en la práctica, en contra o por encima de los de la población de los países receptores.

Pensar lo contrario sería inconcebible, sobre todo porque los países receptores de inmigrantes no podrían resolver el problema de una posible superpoblación.
 
La inmigración en las naciones desarrolladas suele tener partidarios por que cubre las necesidades de dichos países especialmente en lo que se refiere a disponer de mano de obra barata y para mantener los salarios relativamente bajos, aún a costa del perjuicio social que se pueda cometer contra la población obrera nativa.

Por su lado, para los países de los emigrantes, no siempre es buena por el hecho de que los que han emigrado son muchas veces, precisamente, los que tienen mayor afán de superación y un mayor nivel de preparación.

Variados informes que estudian el impacto de los inmigrantes en Estados unidos, han encontrado que, en general, los inmigrantes tienen un impacto positivo en la economía.

Una importante contribución de los inmigrantes es su participación en la agricultura, la pesca, la construcción, el turismo y el transporte.

Por otro lado, es obvio que existe una conexión entre la economía y la educación.

Al principio, la atención educativa de los hijos de los inmigrantes no autorizados, debilita al sistema de educación, pero se producen grandes beneficios a largo plazo.

Los hijos de los inmigrantes que asisten a las escuelas públicas, con el tiempo, se convierten en la fuerza de trabajo del territorio receptor, por lo que estos deben de gozar de buenas oportunidades de educación, para que puedan contribuir con su capacidad a la economía.

Esta más que demostrado, que mientras que los inmigrantes no autorizados reciben beneficios, tales como atención médica y educación, estos costos no se comparan con los ingresos percibidos gracias a ellos por concepto de impuestos, ya que no reciben reembolsos por retención excesiva.

Por otro lado, la carga fiscal que resulta de la pérdida de parte de la fuerza laboral de los inmigrantes indocumentados, especialmente en los puestos de menor cualificacion, es una señal de advertencia contra las políticas que restringen la entrada de trabajadores inmigrantes.

Pienso que hay que asegurarse de que los inmigrantes y sus hijos reciban una formación adecuada que les de las habilidades que necesitan para contribuir con éxito a la economía de Estados Unidos, porque la educación reduce la pobreza y la dependencia.

Y usted que piensa?