Aníbal E. Melo
http://www.AnibalMelo.com
En general, la Navidad es la temporada
del año en la que muchos demuestran su "preocupación" por los
menos afortunados.
Pero también debería ser el momento
para reflexionar acerca de la creciente brecha entre los pobres y los ricos.
A pesar de que es posible ganarse el "Power Ball", la lotería más grande de todas es la que dictamina en
que familia nacemos, ya que ahora, muchas de las "oportunidades
de vida" están determinadas, en cierto grado, por la riqueza de
nuestros padres.
Pero eso no siempre fue así.
La idea de que en Estados Unidos se podía pasar de pobre
a rico – con suficientes agallas, trabajo duro y mucha muela - fue
una vez la base del "sueño americano".
Y es que la "igualdad de
oportunidades" era el corazón del credo estadounidense.
Aunque imperfecto, ese ideal ayudó a
los Estados Unidos a poder superar la segregación racial, garantizó los derechos civiles de millones de personas, alimentó los esfuerzos para mejorar
las escuelas y amplió el acceso a la educación superior.
Empujó a la nación a ayudar a los
desempleados, aumentar el salario mínimo, y a ofrecer vías para crear buenos empleos.
Mucho de eso fue financiado por los
impuestos a los más afortunados.
Pero durante más de tres décadas
hemos ido para atrás.
Hoy en día, es mucho más difícil
para un niño que nace en una familia pobre el poder llegar a convertirse
en clase media o en un adulto rico.
La principal razón es la cada vez
mayor desigualdad social.
Y es que cuanto más larga e inclinada es la
escalera del éxito, más difícil es el ascenso.
Estados Unidos ahora tiene la mayor desigualdad en la distribución de la
riqueza entre todas las naciones desarrolladas.
Aquí, la "igualdad de
oportunidades", casi se ha convertido en una quimera.
Pero en lugar de responder con acciones
para revertir esas tendencias y llevar al país de vuelta al camino de
la "igualdad de oportunidades" y la "prosperidad
compartida", muchos de los políticos se han pasado gran parte
de las últimas tres décadas haciendo lo contrario.
Los impuestos les han sido recortados a
los ricos, las escuelas públicas se han deteriorado, la educación
superior es inalcanzable para muchos, las redes de seguridad social
han sido destrozadas, y el salario mínimo real ha caído un 30%
desde el 1968.
Muchos "expertos" en Washington y en Wall Street, dicen que la economía está de
nuevo en marcha.
Pero eso no es verdad para
millones de desempleados, o para millones de niños que actualmente
viven en la pobreza (tenemos la tasa más alta de pobreza infantil
entre todos los países desarrollados), o para los trabajadores estadounidenses cuyosempleos son de tiempo
parcial o temporales, o para los que sus salarios reales siguen
decayendo.
¿Cómo se puede decir que una economía es sana cuando el 95% de las ganancias van a parar a manos de unos pocos?
La cuestión tiene un fondo moral.
¿Qué es lo que debemos hacer unos por otros
como miembros de la sociedad?
Los conservadores dicen que es una
cuestión de elección personal:Hacer obras de caridad, filantropía y
actos individuales de bondad.
Pero eso deja afuera lo que podríamos
y deberíamos tratar de lograr juntos como sociedad.
No toma en cuenta a la economía, ni sus consecuencias sociales, y reduce al mínimo el papel del Gobierno en la determinación de las reglas del juego en la democracia.
No toma en cuenta a la economía, ni sus consecuencias sociales, y reduce al mínimo el papel del Gobierno en la determinación de las reglas del juego en la democracia.
Pienso que crear justicia e inclusión
social es tan estadounidense como el pastel de manzana.
Han animado los esfuerzos de la nación
desde su fundación, haciendo que aquí, el capitalismo funcione para el
bien de todos y no sólo para unos pocos.
Estados Unidos debe volver a fomentar
la "prosperidad compartida" y facilitarle la "movilidad
ascendente" a todos, cosas que una vez fueron consideradas cómo lo normal.
Para ello se requerirá una nueva era
de profundas y justas reformas fundamentales, en la economía, en lo
social, en inmigración y respecto de la democracia en sentido general.
Feliz 2014!