sábado, 28 de diciembre de 2013

Por Una Sociedad De Nuevas Oportunidades

Aníbal E. Melo
http://www.AnibalMelo.com


En general, la Navidad es la temporada del año en la que muchos demuestran su "preocupación" por los menos afortunados.

Pero también debería ser el momento para reflexionar acerca de la creciente brecha entre los pobres y los ricos.

A pesar de que es posible ganarse el "Power Ball", la lotería más grande de todas es la que dictamina en que familia nacemos, ya que ahora, muchas de las "oportunidades de vida" están determinadas, en cierto grado, por la riqueza de nuestros padres.

Pero eso no siempre fue así.

La idea de que en Estados Unidos se podía pasar de pobre a rico – con suficientes agallas, trabajo duro y mucha muela - fue una vez la base del "sueño americano".

Y es que la "igualdad de oportunidades" era el corazón del credo estadounidense.

Aunque imperfecto, ese ideal ayudó a los Estados Unidos a poder superar la segregación racial, garantizó los derechos civiles de millones de personas, alimentó los esfuerzos para mejorar las escuelas y amplió el acceso a la educación superior.

Empujó a la nación a ayudar a los desempleados, aumentar el salario mínimo, y a ofrecer vías para crear buenos empleos.

Mucho de eso fue financiado por los impuestos a los más afortunados.

Pero durante más de tres décadas hemos ido para atrás.

Hoy en día, es mucho más difícil para un niño que nace en una familia pobre el poder llegar a convertirse en clase media o en un adulto rico.

La principal razón es la cada vez mayor desigualdad social.

Y es que cuanto más larga e inclinada es la escalera del éxito, más difícil es el ascenso.

Estados Unidos ahora tiene la mayor desigualdad en la distribución de la riqueza entre todas las naciones desarrolladas.

Aquí, la "igualdad de oportunidades", casi se ha convertido en una quimera.

Pero en lugar de responder con acciones para revertir esas tendencias y llevar al país de vuelta al camino de la "igualdad de oportunidades" y la "prosperidad compartida", muchos de los políticos se han pasado gran parte de las últimas tres décadas haciendo lo contrario.

Los impuestos les han sido recortados a los ricos, las escuelas públicas se han deteriorado, la educación superior es inalcanzable para muchos, las redes de seguridad social han sido destrozadas, y el salario mínimo real ha caído un 30% desde el 1968.

Muchos "expertos" en Washington y en Wall Street, dicen que la economía está de nuevo en marcha.

Pero eso no es verdad para millones de desempleados, o para millones de niños que actualmente viven en la pobreza (tenemos la tasa más alta de pobreza infantil entre todos los países desarrollados), o para los trabajadores estadounidenses cuyosempleos son de tiempo parcial o temporales, o para los que sus salarios reales siguen decayendo.

¿Cómo se puede decir que una economía es sana cuando el 95% de las ganancias van a parar a manos de unos pocos?

La cuestión tiene un fondo moral.

¿Qué es lo que debemos hacer unos por otros como miembros de la sociedad?

Los conservadores dicen que es una cuestión de elección personal:Hacer obras de caridad, filantropía y actos individuales de bondad.

Pero eso deja afuera lo que podríamos y deberíamos tratar de lograr juntos como sociedad. 

No toma en cuenta a la economía, ni sus consecuencias sociales, y reduce al mínimo el papel del Gobierno en la determinación de las reglas del juego en la democracia.

Pienso que crear justicia e inclusión social es tan estadounidense como el pastel de manzana.

Han animado los esfuerzos de la nación desde su fundación, haciendo que aquí, el capitalismo funcione para el bien de todos y no sólo para unos pocos.

Estados Unidos debe volver a fomentar la "prosperidad compartida" y facilitarle la "movilidad ascendente" a todos, cosas que una vez fueron consideradas cómo lo normal.

Para ello se requerirá una nueva era de profundas y justas reformas fundamentales, en la economía, en lo social, en inmigración y respecto de la democracia en sentido general. 

Feliz 2014!