Por Aníbal E. Melo
AnibalMelo@Yahoo.com
Es probable que la reforma de la ley de inmigración estadounidense de este año, sea la primera legislación bipartidista importante que salga del Congreso en los últimos tiempos, rompiendo así con el estancamiento que ha caracterizado la política nacional.
En noviembre pasado y de manos de dos
minorías emergentes, los latinos y los asiáticos, que votaron en
mayor número que el esperado por los llamados "expertos", los
republicanos sufrieron una paliza,
Ahora es evidente que ese partido
tiene un gran interés en reparar su relación con los hispanos.
Eso quedó demostrado en el momento en que el GOP eligió al Senador de Florida, Marco Rubio, para dar la respuesta republicana al
discurso del "Estado de la Unión" dado por el Presidente Obama.
Por otro lado miembros del Congreso, de
ambos partidos, se han pronunciado en favor de proporcionar un camino
hacia la ciudadanía para los niños traídos a este país de manera
indocumentada.
Y el apoyo a la ley DREAM representa
una novedad entre los republicanos, quienes repetidamente la han
rechazado.
Pero muchos legisladores, conservadores
de derecha, aún no han expresado su disposición de conceder un
camino hacia la ciudadanía para los inmigrantes adultos.
Ellos argumentan que el último
conjunto de reformas, los del 1986, que proporcionó una amnistía en
favor de los indocumentados con eventual paso hacia la ciudadanía,
así cómo sanciones para los empleadores que contratasen a personas
sin documentos, no resolvió los problemas.
Dicen que había 5 millones de
inmigrantes indocumentados viviendo en Estados Unidos en ese
entonces, y que en la actualidad hay más del doble de ese número.
Argumentan, que sólo 40 de cada 100, de los 2.7 millones de personas que fueron legalizados por el Presidente Reagan se han naturalizado.
Argumentan, que sólo 40 de cada 100, de los 2.7 millones de personas que fueron legalizados por el Presidente Reagan se han naturalizado.
Pero comparar la situación migratoria
de hoy con la de hace un cuarto de siglo, no es razonable.
Es verdad que las sanciones a los
empleadores nunca se aplicaron plenamente después del 1986, pero
ahora se tiene la tecnología y la voluntad para construir una base
de datos nacional y para emitir tarjetas de identidad biométricas, entre otras medidas.
Más importante aún, los estudios
sobre el impacto económico de las reformas del 1986 muestran que la
amnistía concedida hace una generación fue realmente beneficiosa
para todos, para los inmigrantes, y para el país.
Un estudio reciente del "Pew
Research Center", descubrió que los hijos adultos de los
inmigrantes a los que se les concedió amnistía en el 1986, no sólo
les ha ido mejor que a sus padres inmigrantes, sino que son tan
exitosos como cualquier persona de la población general de los
Estados Unido, y aún más educados.
Actualmente hay 16 millones de niños
inmigrantes menores de 17 años de edad, que llaman "hogar"
a los Estados Unidos.
Ellos son la parte más grande y de
mayor crecimiento de la población en edad de trabajar de la nación, y se prevé
que casi se triple entre el 2012 y el 2050, mientras que el resto de
la población en edad de trabajar aumente en sólo 32%.
La economía del país va a depender de
ellos para reemplazar a los "baby boomers" que se jubilen
de la fuerza laboral.
Por su lado, la ley de reforma de inmigración
del 1924, creó cuotas para supuestamente "preservar el ideal de
homogeneidad americano", con la intención expresa de mantener
la composición racial de la población estadounidense en favor de
los blancos europeos-protestantes.
Muchas de esas cuotas todavía existen,
y deben ser eliminadas.
Sería conveniente plantearse
objetivos políticos más inteligentes que los del 1924 y los del 1986, dirigidos no
a aislar o crear una sub-clase de "no ciudadanos", sino a
beneficiar a la economía estadounidense del futuro mediante la conversión de los
nuevos inmigrantes legales en ciudadanos libres, y plenamente
productivos.
Veremos!
Veremos!