jueves, 29 de marzo de 2012

Los Padres Fundadores y Su Política de Inmigración

                                                                                                         
Por Aníbal E. Melo

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Esta semana, se celebra un nuevo aniversario de la aprobación de la primera ley de inmigración de Estados Unidos. La Ley de Naturalización del 1790.

Aprobada por el primer Congreso, no tenía restricciones a la inmigración.

Si, has leído bien, la primera ley de inmigración aprobada en los Estados Unidos, por los propios padres fundadores, apoyaba abiertamente la inmigración.

Esa ley creó pocos requisitos para poder naturalizarse.


Las personas elegibles tenían que residir aquí durante dos años, tener buen carácter moral (es decir, no ser delincuentes), y ser una persona blanca libre. Esa última disposición vergonzosamente excluyó a los sirvientes, a los esclavos y a los ex-esclavos.

En Estados Unidos, el Gobierno comenzó a llevar registros de los inmigrantes en el 1820.

La modificación posterior a la Guerra Civil de la Constitución, la de la Enmienda 14, otorgó la ciudadanía a los esclavos liberados y a sus descendientes.

En ese momento se reconoció también la ciudadanía a todos los hijos de los inmigrantes no naturalizados, sin distinción de raza, porque todos los inmigrantes, incluyendo los no autorizados, están "sujetos a la jurisdicción" de los Estados Unidos.

La primera ley federal de inmigración restrictiva fue la del 1875.


Se trató de eliminar la inmigración de las "personas indeseables": De las prostitutas, y de los ex-convictos en su país de origen. Dicha Ley fue reforzada por la Ley de Exclusión China, promulgada en el 1882.

En 1898, el Tribunal Supremo dictaminó, en el caso United States vs. Wong Kim Ark, que a los hijos de los inmigrantes, incluidos los no blancos, se les debe conceder la ciudadanía por nacimiento.


Sin embargo después, el Congreso aprobó más restricciones para los inmigrantes japoneses, y los analfabetos.

A finales del siglo 19, una nueva ola de inmigración comenzó en Estados Unidos.


Atraídos por la prosperidad de América, millones de Judios, italianos, polacos, rusos, griegos, japoneses y otros se unieron a las cohortes tradicionales de los Ingléses, irlandéses, alemánes, y los inmigrantes nórdicos.

Luego, los progresistas, los eugenistas, los católicos, los anti-prohibicionistas, y los sindicalistas, impulsaron la Ley de Cuotas del 1921, que impuso límites numéricos para la inmigración por primera vez.

Según esa ley, el número anual de inmigrantes de una nacionalidad determinada se limitaba a no más del 3 por ciento de la población de Estados Unidos.

La Ley Johnson-Reed del 1924 redujo aún más la cuota de inmigrantes, prefiriendo a los nativos de Europa Occidental. Se promulgaron disposiciones para la reunificación familiar.

La inmigración no autorizada creció después de la Ley de Cuotas.

Antes, sólo habia un pequeño número de inmigrantes que no eran autorizados, entre ellos vergonzosamente los chinos, y también los "indeseables", como las prostitutas, los portadores de ideologías políticas violentas, y aquellos con enfermedades mortales.

A partir del 1921 muchas personas buenas que sólo querían vivir y trabajar en Estados Unidos no podían inmigrar, por que violaban la ley.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, el Programa Bracero proporcionó cientos de miles de visas a trabajadores temporales agrícolas poco cualificados, pero desde que ese programa terminó en 1965, las visas de trabajo emitidas son insuficientes para proporcionar una alternativa viable legal a los trabajadores inmigrantes.

Los vestigios del pésimo sistema de cuotas, las montañas de reglamentos que detallan los aspectos específicos de las visas de trabajo, las restricciones a las empresas que cambian de empleados, el E-Verify, y las regulaciones increíblemente tontas que tiene el actual sistema de inmigración estadounidense contradicen grandemente la filosofía de los padres fundadores.

Recordemos, que entre las quejas contra el Rey Jorge III, escritas en la Declaración de Independencia, por los patricios, se encuentra la siguiente frase:

"... Él se ha esforzado por evitar que la población de estos estados crezca. Con ese propósito ha obstruido las leyes de naturalización de los extranjeros, y ha rehusado aprobar otras leyes para fomentar la inmigración "

Para reformar realmente la inmigración, debemos mirar de nuevo las primeras inmigraciones a la nación y las primeras leyes de naturalización, mismas que están muy lejos de leyes restrictivas como la SB-1070 de Arizona y la HB-56 de Alabama.

Una ley que combine la seguridad nacional, la apertura pro-inmigrante de los padres fundadores, y la 14ª Enmienda, podría legalizar a casi todos los indocumentados, retornando al país, a la importante tradición de respeto por la libertad individual.

Por otro lado, creo firmemente, que una reforma de inmigración integral, crearía mayor riqueza para todos los estadounidenses en la medida en que millones de nuevos y legales consumidores, productores, empresarios y trabajadores, se sumen a la economía del país.

Eso lo que hay que hacer!