Hay una frase en Estados Unidos, que
reza: "Palos y piedras rompen mis huesos, pero palabras, nunca me
hacen daño".
Entre los hispanos hay otra parecida:
"A palabras necias, oídos sordos".
Valiente y útil a veces, esos dichos
populares no son realistas, ya que las palabras, realmente, si pueden
llegar a doler mucho.
En la medida que crecemos nos damos
cuenta que, de hecho, las palabras son muy poderosas.
Aprendemos que hay palabras evocadoras,
racistas, sexistas, y de odio que no deben ser dichas.
Soy de República Dominicana, donde por
motivos históricos y geográficos, hemos tenido una infinidad de
problemas con nuestros hermanos haitianos.
En mi país, muchos dominicanos mencionan la palabra "haitiano", con "inferioridad", lo cual siempre me ha parecido terriblemente equivocado.
Al principio yo le daba a ese
razonamiento un poco de aceptación, y pensaba que el hecho de que
nos independizamos de Haití en el 1844, justificaba dicho
pensamiento, ya que describe en algo nuestra historia de luchas
patrias.
Años despues, ya en Estados Unidos,
alquile un apartamento a un hombre de origen haitiano, y algunos
amigos y familiares dominicanos se referían a el, no como el
landlord, sino como: "El haitiano".
Se confirmó mi sospecha de que los
dominicanos no decimos esa palabra con inocencia.
En la mente de muchos dominicanos, la
palabra "haitiano" significa alguien que está fuera de
nuestro círculo aceptable. Es una palabra de ostracismo que deja en
claro que los dominicanos somos diferentes, que supuestamente somos
mejores.
Ahora, quiero recordar lo que es una
metáfora. Esta consiste en la identificación de dos términos, de
tal manera que para referirse a uno de ellos se nombra al otro.
La metáfora se diferencia de la
comparación porque en vez de relacionar dichos términos mediante un
verbo que indique semejanza, los une convirtiendo a uno de ellos en
complemento del otro.
Y luego pienso en la palabra "ilegal".
Esta palabra connota la idea de
personas que están fuera del círculo de los aceptables. Que los
"legales", son mejores.
Cuando pienso en la palabra "ilegal"
lo primero que me llama la atención es que es una frase descriptiva
que se ha convertido en un sustantivo.
Veinte años atras, nadie se hubiese
referido a otro ser humano como "ilegal".
Eran "personas indocumentadas",
"personas sin papeles", e incluso "extranjeros no
autorizados", pero nunca "ilegales".
El uso de calificativos, para
distanciarnos de otros grupos de personas siempre ha sido muy común.
A la gente que comete crímenes, se les
llama "delincuentes" porque han tenido un comportamiento
que los separa de la sociedad educada y civilizada.
Un amigo que nunca es blando con el
crimen, me afirmó una vez que es buena idea llamar a las personas
indocumentadas "ilegales" por la misma razón que nosotros
llamamos a las personas "criminales".
Mi amigo dice que los indocumentados
han cometido un delito, y que lo que han hecho es "ilegal".
Así que vamos a examinar que crímenes han sido cometidos por aquellos que no están autorizados a estar en los Estados Unidos.
Los adultos que ingresan al país sin
inspección cometen un delito federal que conlleva una multa de entre
$25 y $250 o una pena máxima de prisión de 6 meses. Como tal, es un
delito federal menor.
Es importante darse cuenta de que la
gran mayoría de las personas no autorizadas, sin embargo, no han
cometido ningún crimen. Muchas de las personas descritas como
"extranjeros ilegales" obtuvieron su estatus de "ilegal",
al quedarse en Estados Unidos más del tiempo permitido por sus
visas, violación civil que no implica conducta delictiva alguna.
Si añadimos al grupo de personas que
son traídas a los Estados Unidos siendo niños inocentes, a los
solicitantes de asilo que están esperando su día en corte, y a los
estudiantes que no han podido mantenerse estudiando tiempo completo,
tenemos a un grupo grande, todos ellos calificados como "ilegales"
que no han cometido ningún delito.
La otra cosa en juego aquí es la raza.
Si cierras los ojos e imaginas a una
persona que se ajusta a la palabra "ilegal", apostaría a
que no imaginas a un rubio de ojos azules.
En esta metáfora, el inmigrante se
convierte en extranjero, el extranjero en ilegal y el ilegal en
hispano.
Esta es la razón por la que casi la
mitad de todos los votantes latinos encuestados encuentran el término
"inmigrante ilegal" ofensivo.
Estamos hablando de una clase de
ciudadanos estadounidenses que se sienten discriminados, que es algo
al que los políticos inteligentes deberían de prestarle especial
atención.
Y es que de tanto repetirse, en Estados
Unidos se ha creado un vínculo metafórico entre la palabra hispano
y la palabra "ilegal".
En respuesta al racismo y al odio que
la palabra "ilegal" engendra, la Sociedad de Periodistas
Profesionales, reconociendo su efecto de gran alcance, votó el año
pasado en favor de no utilizarla en los medios.
Deseo hacer mi parte también, y
relegar la pabra "ilegal" a un lugar oscuro en donde no
hiera, ni discrimine a nadie. Con este artículo, acabo de abrirle
la guerra a esa odiosa palabra.