Gladiador Romano |
Para castigar los delitos especialmente graves, creó un singular proceso.
Los acusados eran conducidos, cierto día señalado, a la arena de un circo en cuyas gradas se encontraba reunido todo el pueblo.
Ante ellos había dos puertas. Tras una de ellas aguardaba un tigre hambriento, el más fiero que se hubiese podido conseguir para la ocasión; tras la otra estaba una hermosa doncella, atractiva y virginal.
Sólo el rey conocía al inquilino que aguardaba en cada puerta.
Autor de La Dama o el Tigre? |
Los reos debían elegir forzosa e inmediatamente una u otra: En ambos casos, sus suertes estaban echadas.
Si aparecía la fiera, morían destrozados en pocos segundos; si salía la dama, debían desposarla sin dilación y con la mayor pompa, apadrinados por el propio monarca, derogándose cualquier matrimonio o compromiso que pudiesen antes haber contraído.
En cierta ocasión, un joven plebeyo, que había cometido el grave delito de atreverse a cortejar en secreto a la única hija del rey y ésta haberle correspondido apasionada y clandestinamente, fue a parar a la fatídica arena.
El rey se esmeró en la búsqueda del más voraz de los tigres, pero también seleccionó a la más deliciosa de las doncellas como alternativa.
Preocupada, la princesa amante se vio lacerada por una doble angustia: Por un lado, ver el cuerpo tan querido y acariciado despedazado a zarpazos; por el otro, contemplar a su enamorado unido conyugalmente con otra, a cuyos encantos ella sabía bien que el joven culpable no iba a ser precisamente indiferente.
Con ardides de mujer y arrogancias de princesa, logró enterarse de cuál era la puerta que en la arena correspondía a cada uno de ambos indeseados destinos.
El muchacho apareció sobrecogido en el circo, abrumado por la expectación de la multitud.
También él conocía el íntimo dilema de su amada y desde el ruedo le lanzó una mirada de súplica: "Sólo tú puedes salvarme!"
Con gesto discreto pero inequívoco, la princesa señaló la puerta de la derecha. Y por ella optó sin vacilar el condenado.
¿La Dama o el Tigre?, relato de Frank R. Stockton, escrito en 1882, concluye de la siguiente manera:
"El problema de la decisión de la princesa no puede considerarse con ligereza, y yo no pretenderé ser la única persona capaz de resolverlo. Por lo tanto, dejo que respondan todos ustedes: ¿quién salió por la puerta abierta... la dama o el tigre?".
Evidentemente la pregunta no es resuelta en el libro por su autor y se considera uno de los primeros experimentos del uso del "libre albedrío".
Qué Camino Elegir en el 2012? |
En la película de Al Pacino "The Devil's Advocate" existen muchas referencias al libre albedrío y a la importancia de tomar nuestras propias elecciones.
En la película "Bruce Almighty," al personaje principal, interpretado por Jim Carrey, le fueron dados los poderes de Dios por un período de tiempo con la advertencia de que "no podía interferir con el libre albedrío".
Creo que cualquier hombre, por caído que se encuentre, puede levantarse; pero también caer, por alto que parezca. Es en esta posibilidad de caer o levantarse en la que todos los hombres somos iguales.
El hombre es un navío que puede siempre, enderezar su ruta. Pero esta, es la única igualdad que existe en las sociedades modernas.
Las leyes actuales de inmigración de muchos paises, favorecen el desarrollo de desigualdades sociales.
En vano se proclama en algunas Constituciones, el pretendido derecho a la igualdad, afirmando que todos los hombres somos iguales por naturaleza y frente a la ley.
Creo, que en Estados unidos, decir que todos los hombres somos iguales es tan absurdo como proclamar que lo son las hojas de un árbol. No hay dos iguales.
Los hombres somos iguales ante la ley, en cuanto a nuestra capacidad de conversión o caída.
Al proclamar la capacidad de conversión, los hombres podemos ir muy lejos en cualquier nueva ruta que decidamos emprender.
Esta capacidad de conversión es el fundamento de la dignidad humana.
El más anti-inmigrante de los hombres puede algún día vislumbrar la verdad y cambiar de conducta. Por eso hay que respetar a todos los seres humanos, incluso en sus errores.
Pienso que fuera de esta común capacidad de conversión, no hay ninguna otra igualdad entre los hombres.
Unos, somos fuertes; otros, débiles ; unos, talentosos ; otros, tontos ; unos, gordos; otros, flacos ; unos blancos ; otros, color chocolate otros, amarillos, pobres, ricos, no importa, si no se tiene clara conciencia de esta capacidad común de conversión, tampoco tendremos ninguna noción de igualdad humana.
Aún después de siglos, actualmente en Estados Unidos, todavía existe la creencia de la predestinación, que da aires de superioridad a unas personas frente a otras.
Es esa supuesta superioridad la que aniquila la creencia de igualdad.
La inmensa cantidad de sangre derramada por la humanidad, en aras del deseo de igualdad, demuestra el hecho de que los hombres desean ascender todo lo más posible, que es lo que otorga energía y valor a las vidas de las personas.
Es por esto que pienso, que con miras a las elecciones del 2012, todos los hispanos, deberemos trabajar para lograr un número record y revolucionario de triunfos electorales, mismos que permitan cambiar el actual sistema existente en Estados Unidos, que penaliza a los inmigrantes, por causa de la condición de su nacimiento, que establece discriminaciones en el estatus de las personas y estratifica la condición social.
Con los votos, podremos impedir que en Estados unidos, se siembre para siempre el actual sistema de casta migratorio, que se caracteriza primordialmente por establecer la desigualdad heredada como principio orientador de las relaciones sociales.
Entiendo que como instrumento de estratificación social, la casta que desean dejar establecida para siempre en el país muchos extremistas de derecha, implantaría la imposibilidad para millones de individuos que residen en Estados Unidos, de salir de la condición en la que han sido incluidos, destino fatalista que puede ser impedido con el voto masivo de las minorías en las próximas elecciones presidenciales.
Ejerzamos pues en el 2012, nuestro libre albedrío electoral y ojalá, nos salga la Dama, en vez del Tigre.