viernes, 30 de septiembre de 2011

El Loro Contradictorio y las Libertades Constitucionales

                                                                                            


                                                                                                      
Por Aníbal E. Melo

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Desde hacía un buen número de años un Loro, vivía enjaulado. Su propietario era un anciano al que el animal hacía compañía.

Cierto día, el anciano invitó a un amigo a deleitar un sabroso té. Los dos hombres pasaron al salón donde, en su jaula, estaba el loro. De repente el Loro comenzó a gritar insistente y vehementemente: ¡Libertad, libertad, libertad!


Durante todo el tiempo en que estuvo el invitado en la casa, no cesaba de pedir libertad.


Hasta tal punto era desgarradora su solicitud, que el invitado se sintió muy apenado y ni siquiera pudo terminar de saborear su té.


Pasaron los días. El invitado no podía dejar de pensar con compasión en el loro y decidió que era necesario ponerlo en libertad.


Sabía cuándo su amigo salia de la casa y lo aprovecho para tratar de liberar al loro.


¿Quién no hubiera sentido piedad por el animalito?


Presto, se acercó a la jaula y abrió la puerta de la misma.


El loro, aterrado, se lanzó al lado opuesto y se aferró con su pico y sus garras a los barrotes de la jaula, negándose a abandonarla. Pero seguía gritando: “!Libertad, libertad!”


Normalmente bajo la Cuarta Enmienda de la Constitución, los estadounidenses no están generalmente sujetos a ser detenidos al azar y a ser arbitrariamente registrados.


La frontera, sin embargo, siempre ha sido una excepción. Allí, esas reglas no se aplican desde hace mucho tiempo.


Las autoridades no necesitan una Orden Judicial o "causa probable" para llevar a cabo una revisión de rutina en la franja fronteriza.


Pero que es la "Frontera"?


Según el gobierno, es una franja de 100 millas cuadradas, que inicia en cualquiera de los "bordes externos" de los Estados Unidos.


Como resultado de esta autoridad que limita la libertad, personas que supuestamente están muy lejos de la frontera, ciudadanos americanos que viajan de un lugar a otro dentro de los Estados Unidos, son detenidos y hostigados de manera que la Constitución no lo permite.


En carreteras de estados como California, Texas y Arizona, la Patrulla Fronteriza ha creado incontables "puestos de control," donde por lo general, los Agentes le preguntan a los conductores y pasajeros sobre su ciudadanía.


El gobierno dice que esos retenes son "administrativos" y que existen sólo con el propósito de proteger las fronteras de la nación.


Pero por ejemplo, en carreteras de Nueva Inglaterra, agentes federales detienen e interrogan diariamente a estadounidenses o extranjeros, sin tener ningún tipo de sospecha contra ellos.




Mi conclusión es que la "autoridad dictatorial" que ejerce el Gobierno Federal en la frontera, se está derramando en cualquier calle, barrio, ciudad o estado, y ahora, gran parte de la población del país, se esta viendo afectada.


Para saber qué proporción de la población esta afectada por este gran problema, lo primero que debemos de tomar en cuenta, es la cantidad de pueblos y centros urbanos que se encuentran a 100 millas de cualquier "límite externo" de Estados Unidos.


Según el Censo, el tamaño de esta población es de unos 198 millones de personas o las dos terceras partes de la población de Estados Unidos.


Nueve de las 10 mayores áreas metropolitanas del país, están dentro de la "zona libre de la Constitución."


Pero eso no es todo.


El Gobierno Federal considera que Connecticut, Delaware, Florida, Hawai, Maine, Massachusetts, Michigan, New Hampshire, Nueva Jersey, Nueva York, Rhode Island y Vermont, se encuentran dentro de esa zona.


Todo esto ha coincidido con el desarrollo de incontables tecnologías de control de fronteras, que entre otras incluyen:

  • La lista de vigilancia;
  • El Sistema de Selección Automático (ATS)," programa que evalua el riesgo de los viajeros y su identidad;
  • El Sistema de Seguimiento Electrónico de Pasaportes;
  • La Iniciativa de Viajes del Hemisferio Occidental (WHTI);
  • La valla virtual;
  • Los aviones no tripulados, y finalmente, a mi juicio el más peligroso,
  • Inteligencia Total (TIA), monumental programa de extracción y procesamiento de datos personales: comunicación, salúd, viajes, educación y finanzas, alegadamente dirigido a detectar “patrones de conducta sospechosos”.

Esta expansión ilegítima de los poderes restrictivos federales, es parte de una tendencia que hemos visto crecer en los últimos años para limitar las libertades individuales.

Y nadie dice nada!


Esto ha sido típico desde que la administración Bush, inició el uso del "arrastre," para hacer cumplir las leyes antiterroristas y supuestamente reforzar la seguridad nacional.


Lo que he estado observando es un enfoque que nos convierte a todos en sospechosos.




Pienso que si la actual generación de estadounidenses "no se para en dos patas," y frena el galope de la ampliación de los poderes federales sobre los individuos, no está poniendo su grano de arena para mantener con vida los derechos y libertades de los que hasta ahora ha disfrutado el pueblo.


Pronto, todos podríamos darnos cuenta, de que hemos perdido parte o la totalidad del derecho a realizar en privacidad nuestras actividades, y a poder recorrer el país sin injerencia de las autoridades gubernamentales.

Por otro lado, creo que se debe protestar cualquier tipo de espionaje que pueda realizar el Gobierno contra los ciudadanos.

Ha sido un sello distintivo de la democracia estadounidense el que la intimidad este protegida contra la intervención del gobierno, siempre y cuando no se sea culpable de cometer infracciones penales.


Todo lo que he descrito en este artículo, acaba con las libertades constitucionales.

Y nadie dice nada!

Se ha sugerido que la búsqueda de terroristas en medio de todos nosotros es como buscar una aguja en un pajar.


Si esto es verdad, entonces ciertamente no tiene sentido hacer el pajar más grande mediante la creación de medios para investigar a millones de personas. No tenemos que sacrificar la libertad para ganar la guerra contra el terrorismo o la delincuencia.

Estoy convencido de que tenemos todo el derecho de defender nuestras libertades constitucionales.

Tenemos que hacer todos los esfuerzos para promover y ampliar el disfrute que otorga tener privacidad, en lugar de sacrificarnos por miedo, ansiedad o preocupación.

¿Recuerdan el cuento del Loro?

Como ese loro, son muchos los norteamericanos que dicen querer libertad, pero que se han acostumbrado a su "jaula mental" y no quieren abandonarla, prefiriendo seguir presos de sus miedos, sin hacer nada para pelear por sus derechos.