miércoles, 4 de junio de 2014

Comentarios Sobre El Caso Del Soldado Bowe Bergdahl

Aníbal E. Melo
http://www.AnibalMelo.com
AnibalMelo@yahoo.com


Sobre este intercambio de prisioneros negociado entre los Estados Unidos y los Talibanes de Afganistán el país esta dividido en dos bandos.

Por un lado, estan los que condenan al Gobierno de Obama por "negociar con terroristas".

Por el otro, los que lo alabamos por asegurarse de que "ningún soldado sea dejado atrás en el campo de batalla".

La historia "simple", es que Obama ha intercambiado 5 terroristas detenidos en Guantánamo por un miembro del Ejército de los Estados Unidos, el Sargento Bowe Bergdahl, que estuvo en manos de los talibanes por cinco largos años.

La verdad es que todo el que dice que esa fue una decisión simple para el Presidente, debe probablemente estar impulsado por intereses políticos, o desconoce la historia y los detalles de los credos militares.

El intercambio de los Prisioneros de Guerra implica muchas cuestiones jurídicas, militares y diplomáticas, y aquí, voy a tratar sobre puntos que creo, son el corazón de este caso:

Después del 9/11, el Presidente George W. Bush dejó muy en claro que la respuesta norteamericana en esta guerra sería diferente al pasado.

"Este va a ser un tipo diferente de conflicto, es otro tipo de enemigo, uno sin campos de batalla", dijo en un discurso por radio el 15 de septiembre del 2001.

Entre las razones que hacían que este enfrentamiento fuese diferente era que sería una guerra no contra un Estado extranjero, sino contra una facción de dirigentes afganos - los Talibanes - que daban apoyo material a la organización terrorista Al-Qaeda.

El Talibán controlaba cerca del 90% del territorio de Afganistán y en 1996 se proclamó como el gobierno de turno y a su fundador, el Mulá Mohammed Omar, como el líder.

Se cambió el nombre del país al de "Emirato Islámico de Afganistán", y se estableció una red de Shuras - u organismos consultivos que buscaban la participación de los líderes tribales, los comandantes militares y los clérigos.

Se nombró un Gabinete, y se organizo el Servicio de Seguridad y el militar. También nombraron Gobernadores y Administradores de ciudades y pueblos.

En otras palabras, tenían las características de un Gobierno formal, lo que les permitió ser reconocidos como el oficial por la comunidad internacional.

Después de su derrocamiento en el 2001, sólo tres estados - Pakistán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos - siguieron reconociendo a los talibanes como el Gobierno legítimo de Afganistán.

El "Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas" exigió entonces que los Talibanes siguiesen los dictados de los tratados de lucha contra el terrorismo y el reconocimiento de los derechos humanos, en particular los de las mujeres.

Estados Unidos proclamó que un compromiso de este tipo requeriría que los talibanes entregasen a Osama bin Laden, líder de Al-Qaeda.

Los talibanes no cumplierón, ni siquiera luego de los ataques del 9/11, por lo que algunos "expertos" en contraterrorismo declararon que no había diferencia entre ellos y Al-Qaeda.

Sin embargo, la determinación de que los dos grupos eran iguales bajo la ley internacional estaba lejos de ser la verdad absoluta.

En un Memorandum preparado en Enero del 2002, el entonces Secretario de Estado Colin Powell defendió la distinción entre los miembros de Al-Qaeda y los Talibanes a la hora de aplicarse los términos de la "Convención de Ginebra" sobre el trato a los "prisioneros de guerra".

Powell escribió: 

"El otorgar a los detenidos de Al-Qaeda la clasificación de prisioneros de guerra es un absoluto NO. Los miembros de ese grupo son terroristas, y elementos criminales sin conexión legal a las reglas de la comunidad internacional".

Pero por otro lado, escribió: 

"El estatus de los Talibanes es mucho más complejo, y su posible designación como prisioneros de guerra debe determinarse caso por caso".

Al hacer esta distinción - posición adoptada por Bush - Estados Unidos estaría preservando su capacidad de argumentar de manera creíble que sus soldados capturados son prisioneros de guerra.

La recomendación, Powell escribió:

 "Preserva el estatus de Prisioneros de Guerra para los miembros de nuestras fuerzas armadas ... y en general apoya el objetivo de garantizar que se nos conceda protección en virtud de los Convenios de Ginebra".

Así, el Gobierno estadounidense resguardó el derecho legítimo de poder reclamar que sus soldados capturados por los Talibanes, como en el caso de Bergdahl, eran Prisioneros de Guerra.

Normalmente, el "intercambio de prisioneros" se negocia sobre una base "ad hoc" en las guerras convencionales, pero el contexto de la "oferta entre Gobiernos" no estába disponible en la Guerra contra Afganistán.

Pero no permitir negociaciones con los Talibanes, expondría a que todas las fuerzas estadounidenses capturadas, cayesen en un "limbo legal", en virtud del cual la única solución sería arriesgar más soldados en lo que podría ser un intento de rescate por la fuerza infructuoso.

El hecho de que 6 soldados murieron en los esfuerzos para encontrar a Bergdahl, plantea claramente la cuestión de cuántos soldados estadounidenses tienen que perder la vida por causa de las complejidades jurídicas creadas por la naturaleza de esa guerra.

Y es que se espera que todo el personal militar de los Estados Unidos viva con arreglo a las normas establecidas por el "Credo Del Soldado", una colección de 13 frases que se consideran tan importantes que tienen que ser aprendidas por cualquier soldado que busca un ascenso al rango de Sargento o superior.

Ese Credo es recitado a menudo: Los soldados de pie, en posición de firmes en honor a su significado.

A diferencia de otros juramentos, éste es seguido por oficiales y alistados por igual.

En este contexto, las siguientes palabras son importantes: "Nunca abandonaré a un compañero caído".

Este Credo se ha cumplido sistemáticamente en todas las guerras. 

Todos los soldados lo esperan asi, seguidos de todos los niveles del liderazgo militar, incluyendo al Comandante en Jefe y Presidente.

Es por esto que, incluso después de que se cree que un soldado ha sido asesinado posteriormente a su captura, se continua poniendo en riesgo las vidas de otros, y la búsqueda no se detiene hasta que restos mortales sean descubiertos.

El concepto de traer a casa a los soldados estadounidenses se considera tan importante que el ejército mantiene una unidad conocida como "Comando Conjunto de Contabilidad POW/MIA", que se encarga de la identificación de los restos de los soldados desaparecidos y traerlos de regreso.

Durante todo lo largo de la historia de América, se ha honrado ese compromiso, o con el rescate armado o con negociaciones.

No es eso ya aplicable?

En otras palabras, debe decirseles a los soldados que, debido a que no se está luchando contra un enemigo tradicional, sólo pueden ser rescatados?

Algunos políticos están diciendo que habrían utilizado la fuerza militar para salvar a Bergdahl, pero eso es ingenuo.

Todos los esfuerzos para encontrarlo fracasaron, y su rastro se había enfriado.

¿Qué otra cosa, podrían haber hecho los militares?

No hay dudas de que, al insistir en que los Estados Unidos nunca debe negociar con un determinado tipo de enemigo, el Gobierno estaría abandonando el compromiso implícito en el "Credo del Soldado".

Eso es ciertamente una opción, es decir, que el "camarada caído" se JODA (siempre que no seas TU, ni tu hijo, ni tu padre o conyuge, etc).

Pienso que a los soldados no se les debe enviar a la guerra engañados en la creencia de que van a ser protegidos por su país.

Durante la Administración Bush, los abogados que crearon las políticas relacionadas con el trato con los Talibanes se remontaban a menudo a los finales del Siglo 18 y al tema de los Piratas del Norte de África.

Esos grupos criminales no eran Gobiernos, aunque luego con el tesoro de los buques mercantes y con el dinero de los rescates, muchos se convirtieron en gobernantes.

Y es que después de alcanzar la independencia, Estados Unidos asumió las responsabilidades de proteger a sus propios barcos de los piratas, un deber que previamente había sido manejado por los británicos y, en algunas circunstancias, por los franceses.

En 1784, el Congreso destinó unos 80,000 dólares para las gentes de Berbería, con la esperanza de que esto protegería a los buques americanos de los piratas de esa región.

Pero en los años siguientes, los Argelinos capturaron dos buques estadounidenses y exigieron un rescate de US$60,000.

Thomas Jefferson, entonces embajador en Francia, se opuso vehementemente a pagar, pero George Washington en nombre del Gobierno estadounidense realizó negociaciones de rescate con las naciones que en ese entonces se dedicaban a esa forma de terrorismo.

De hecho, sólo en 1795, Estados Unidos pagó más de $1 millón en efectivo y activos por sus marineros secuestrados.

Cuando Jefferson asumió la presidencia, se negó a pagar más, una decisión que en última instancia condujo a la guerra con los Estados de Berbería.

Finalmente, durante su mandato, un Tratado puso fin al conflicto, mismo que incluía el pago de $60,000 para el gobierno Argel por cada rehén estadounidense liberado.

Incluso los fundadores del país lucharon con el conflicto de negarse a negociar con criminales.

Esa es la circunstancia en la historia de Estados Unidos, más cercana a la presentada por la guerra con Afganistán, y demuestra que simplemente no hay respuestas fáciles.

Y es que los absolutismos pueden entrar en conflicto con otros valores estadounidenses.

Otros países han enfrentado el mismo conflicto y con frecuencia han adoptado la estrategia de la negociación.

Por ejemplo:

El Imperio Británico le negó el estatus de Prisioneros de Guerra a los Colonos capturados durante la Revolución Americana.

Aún así, las dos partes negociaron muchos intercambios de prisioneros, incluso de americanos que los británicos habían designado como traidores.

Lo mismo puede decirse de Israel.

En el 2011, la nación judía llegó a un acuerdo negociado con Hamas - grupo designado como organización terrorista - para liberar a 1,027 presos, entre ellos muchos terroristas, a cambio de un solo soldado israelí.

El acuerdo supuso el mayor intercambio de prisioneros jamás acordado por Israel.

La lección?

El Gobierno de Obama está lejos de ser el primer gobierno - ya sea americano o no -, que se ha decidido a negociar con personas que no reconoce como constitutivas de gobiernos legítimos, o incluso con grupos identificados como terroristas.

Mientras eso no facilita una justificación absoluta para hacerlo, destaca que esas decisiones han sido, a lo largo de la historia, más compleja de lo que los absolutistas eligen creer.

Y si bien el propio Bergdahl es una figura controvertida, ya que sus críticos sostienen que es un desertor – lo que es irrelevante para el tema en cuestión -, los Estados Unidos no puede abandonar a sus soldados por culpa de la existencia de "sospechas" de mala conducta.

Todo soldado debe ser castigado por actos impropios - si los hay – bajo lo que establecen los procedimientos legales que gobiernan las fuerzas militares estadounidenses.

Bienvenido a casa Bergdahl!