Aníbal E. Melo
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AnibalMelo@yahoo.com
El fenómeno de los menores no
acompañados que llegan a los Estados Unidos, por lo general después
de una ardua y peligrosa jornada a través de América Central y
México, ha alcanzado una proporción de crisis.
Y si bien la situación ha llamado la
atención de la Administración Obama, los políticos, y el país en
general, es dolorosamente claro que no tiene soluciones simples, ya
sea a corto o mediano plazo, que aborden el complejo conjunto de
factores que impulsan este acontecimiento.
Al declarar que el aumento de las
llegadas de los niños es una "situación humanitaria urgente",
el Presidente instruyó a la "Administración Federal de Manejo
de Emergencias (FEMA)" para liderear e implementar una
respuesta coordinada entre las diversas Agencias Federales
involucradas.
Debido a que los albergues infantiles
existentes están llenos a capacidad, y a que, incluso instalaciones
militares en California, Oklahoma, y Texas están albergando a muchos
de esos niños de forma temporal, el Gobierno Federal planifica abrir
más instalaciones.
Por otro lado, el "Departamento de
Justicia (DOJ)" ha anunciado la creación de un programa de US$
2 millones de dólares para ayudar a proporcionar "representación
legal" en las Cortes de inmigración a dichos menores.
Además, el Gobierno de Obama ha
solicitado $1,570 millones en "créditos de emergencia" al
Congreso para alojar, alimentar, procesar y transportar a los niños.
Mientras que el flujo de menores
extranjeros no acompañados ha estado creciendo de manera constante
desde el 2012, se ha producido un notable incremento en los últimos
seis meses.
De acuerdo con la "Patrulla
Fronteriza", las aprehensiones de los niños no acompañados
aumentaron de 16,067 en el año fiscal 2011 a 47,017 durante los
primeros ocho meses del año fiscal 2014.
Si el flujo continúa ese ritmo, la
Administración prevé que para el final de este año fiscal, el 30
de Septiembre, el total podría alcanzar 90,000.
Como dato significativo, tengo que
añadir que el 90% de los menores no acompañados que llegan a la
frontera son de Honduras (28 por ciento), México (25 por ciento),
Guatemala (24 por ciento) y El Salvador (21 por ciento).
Si bien existe un consenso de que la
llegada de los menores a la frontera Estados Unidos/México está
siendo impulsada por factores familiares, políticos y laborales, no
hay consenso en cuanto a cuál de ellos es el más importante.
Y claro, ahora, la cuestión de la
migración infantil no acompañada se ha convertido en el nuevo campo
de batalla en la lucha política por la Reforma Migratoria.
Para la Casa Blanca, muchos de esos
niños están "huyendo de la violencia, la persecución, el
abuso o el tráfico infantil".
Para los Republicanos del Congreso, el
aumento se debe a las políticas migratorias flojas implementadas por
el Presidente Obama.
El Presidente del "Comité
Judicial de la Cámara de Representantes", Robert Goodlatte
(R-VA), opina que el aumento de las llegadas es el resultado de las medidas
"desastrozas de la Administración" ya que se "ha
corrido la voz en todo el mundo acerca de las políticas de control
laxas del Presidente, mismas que animan a más personas a venir a
ilegalmente a los Estados Unidos, muchos de los cuales son niños y
niñas de América Central".
Pero en mi opinión, hay más de una causa.
Pienso que existe una confluencia de
diferentes factores que impulsan el problema, y que contribuyen a su
aumento.
Entre ellos puedo citar las recientes
políticas de Estados Unidos hacia los niños no acompañados, las
economías vacilantes y creciente actividad de la delincuencia y las
pandillas en los países centroamericanos, el deseo de la
reunificación de las familias, y las operaciones de las redes de
contrabando.
Existen algunas evidencias de la
creciente percepción entre los centroamericanos sobre el "supuesto"
tratamiento benigno que otorga el Gobierno de los Estados Unidos a
los menores de edad que llegan.
También, algunos sostienen, los
menores son impulsados por la falsa idea de que podrían beneficiarse
del programa "Acción Diferida" que la Administración
Obama ofrece a ciertos inmigrantes indocumentados jóvenes que han
vivido y estudiado en los Estados Unidos durante muchos años.
Además, y según datos de ICE, aunque
los menores sean procesados para Deportación, no es claro que todos
sean repatriados en última instancia hacia sus países de origen.
Fuertes evidencias también apuntan a
culpar a las condiciones cada vez más graves en América Central
como conductores principales de la nueva afluencia.
Una serie de investigaciones por parte
de periodistas y otros estudios realizados por organizaciones no
gubernamentales han encontrado que los niños huyen de sus países de
origen para escapar de la violencia, el abuso, la persecución, el
tráfico, y la privación económica.
Sin duda, el asesinato, la pobreza y
las tasas de desempleo de los jóvenes pintan un cuadro sombrío de
las condiciones que los niños enfrentan en Honduras, Guatemala y El Salvador en particular.
Innegablemente, el aumento de la violencia de
pandillas en algunos de esos países, se ha convertido en un factor
innegable en la decisión de migrar de muchos de los niños.
Recientemente, un estudio del "Alto
Comisionado De La ONU Para Los Refugiados (ACNUR)", en el que se
entrevistaron a más de 400 menores no acompañados, encontró que el
48% habían sido víctimas de violencia o de amenazas por parte del
crimen organizado, incluyendo pandillas o carteles de la droga, o por
agentes no estatales en sus países de origen, y que el 22 por ciento
informó haber sufrido maltrato en el hogar de mano de sus
cuidadores.
Por otro lado, 39 por ciento de los niños mexicanos
reportaron haber sido reclutados o secuestrados por organizaciones de
contrabando de menores.
La "separación
familiar" ha sido durante mucho tiempo una fuerte motivación
para migrar, y mientras que esa dinámica no es nueva, las condiciones en casa han
añadido urgencia a la misma.
Por último, las infraestructuras de
"contrabando humano" cada vez más sofisticadas, sin duda
juegan un papel importante para facilitar el aumento de los intentos
de cruce fronterizo.
Cualquiera que sea la mezcla de
factores que este provocando dicho aumento, hay preocupación
universal acerca de las angustias que los niños sufren en la medida
que viajan hacia el Norte.
Y es que esos niños y niñas son
víctimas de robos, agredidos y explotados sexualmente por los
contrabandistas, los traficantes, las pandillas, los carteles, e
incluso por hasta algunas autoridades gubernamentales.
Es mi deseo que las horribles
experiencias que los niños migrantes enfrentan durante su venida,
levanten la alarma de todos sobre la necesidad de abordar
esta creciente y terrible crisis migratoria con humanidad, bondad y
compasión.