Aníbal E. Melo
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AnibalMelo@yahoo.com
En la medida que Irak se desmorona, me acuerdo de mucho de lo sucedido en el verano del 2002.
Entre otras cosas, los canchanchanes
del Presidente Bush, entre ellos su "principal asesor",
Karl Rove, afirmaban que:
"Los que se oponen a la guerra
contra Irak, son personas que creen que las soluciones emergen del
estudio juicioso de realidades discernibles. Esa no es la forma en la
que el mundo funciona. Nosotros somos un imperio, y cuando actuamos,
creamos nuestras propias realidades. Y mientras unos estudian esa
realidad juiciosamente, nosotros de nuevo, creamos otras, que pueden
también ser estudiadas. Así es como las cosas se solucionan. Somos
actores de la historia ... y el resto, estudia lo que nosotros
hacemos".
Al ver el desarrollo de los
acontecimientos cada vez más caóticos en la región que a los
funcionarios de Bush le gustaba llamar el "Gran Oriente Medio",
hay que tener en cuenta la exactitud misteriosa de la declaración de
Rove.
El Presidente, su Vice Dick Cheney, el
Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, y la Asesora de Seguridad
Nacional, Condoleezza Rice, entre otros, fueron de hecho "hacedores
de la historia".
Ellos crearon "nuevas realidades"
y, como Rove sugiere, el resto de nosotros estamos ahora "estudiando"
el toyo que crearon.
Sus sueños geopolíticos no podrían
haber sido más grandiosos o más globales, para no decir
megalómanos.
Ellos esperaban pacificar el "Gran
Oriente Medio", mediante el dóminio de Irak.
Harían que Siria e
Irán se inclinasen ante el poder estadounidense, lo que a su vez
secaría la fuente del terrorismo.
Todo eso pensaban los personeros de ese
Gobierno, daría lugar a la creacion de una verdadera y larga "Pax
Mundial Americana" que estaría basada en un ejército tan
dominante que ningún otro país o bloque de países alguna vez
desafiaría.
Era todo un gran sueño, pero nada de
eso, ni una pizca, se hizo realidad.
Esos magos republicanos creían saber lo que
había que hacer para crear un mundo a su imagen.
Un mundo que imaginaban controlar como
ningún otro poder imperial en la historia del mundo lo había hecho.
Y claro, lanzaron una invasión militar
tan fatal que hizo un agujero en los principales países productores
de petróleo del Medio Oriente.
Tomaron a Bagdad, y "decapitaron"
un régimen, que aunque particularmente brutal, era lo que mantenía
contenida las tensiones políticas intestinas de Irak.
Pero no les faltaba nada cuando se
trataba de optimismo y estupidez.
Entre los primeras movimientos que
llevaron a cabo, estuvo el desmontar el ejército de 350,000 hombres del autócrata iraquí Saddam Hussein.
El plan de Bush-Cheney era sustituirlo
por una pequeña fuerza de 12,000 hombres con armas ligeras para
proteger la frontera, y quizás entrenar otros 40,000 militares.
Habida cuenta de la visión del mundo
que tenían, ese plan hacia un "sentido total".
¿Por qué Irak necesitaría más
militares, si Estados Unidos se quedaría merodeando en la zona por
mil años, ...en una serie de Bases que contratistas del Pentágono
estaban ya construyendo?
¿Qué peligros podría haber en la
región con la fuerza militar estadounidense a tiro de hit?
Muy pronto, a muchos se les hizo
evidente que lo que realmente habían hecho era convertir al cuerpo
de oficiales iraquíes y a la mayor parte de las tropas del país en
desempleados, creando la semilla para el nacimiento de la insurgencia
militar Suní de hoy.
Un comienzo brillante!
A Irak ni siquiera le dejaron mantener
una Fuerza Aérea funcional.
Es por eso, que el Primer Ministro
Maliki ha estado pidiendole a la Administración Obama que envie la
Fuerza Aérea estadounidense al Golfo.
Saddam Hussein tenía una fuerza aérea,
que una vez fue una de las más grandes en el Medio Oriente.
Pero la Administración Bush, llegó a
la conclusión de que el nuevo Ejército Iraquí no tendría
necesidad de tener aviones de combate, helicópteros, o casi nada, no
cuando la Fuerza Aérea de los Estados Unidos estaría cerca,
apostada en las bases militares de Balad en el Irak Central.
¿Quién necesita tener dos fuerzas aéreas?
Despues de todo, los estadounidenses serían
recibidos como libertadores, la misión cumplida rápidamente, y las
"grandes operaciones de combate" terminarían pronto, tal y
como el propio George Bush tan infamemente lo anunció el 1 de mayo
del 2003, desde la cubierta del "USS Abraham Lincoln".
No menos milagroso sería que con las
acciones, esencialmente, se lograría un regalo invaluable para el pueblo
estadounidense.
Después de todo, como señaló el
Sub-secretario Paul Wolfowitz, Irak "flota sobre un mar de
petróleo", significando que una vez "libre" dicho
país podría cubrir todos los costos de su reconstrucción sin pestañear.
Y es que el gobierno republicano de
entonces, invadió a Irak con un todopoderoso sentido de que estaba
construyendo un protectorado estadounidense.
Eso justificaba en sus mentes, el
llevar a cabo sus ambiciosos planes: Manejar la economía iraquí,
desmantelar el gobierno del país, y favorecer a corporaciones
compinches para enriquecerse reconstruyendo la industria
de la energía.
Al final todo se compondría creía el
gobierno republicano, comercializando el crudo de una de las mayores
reservas de combustibles fósiles del planeta.
El poder americano flotaría libremente
sobre ese oceano de petróleo.
Por otro lado, en la medida que la
ocupación se acentaba, se cometieron abusos atroses, como si todavía estuviesemos viviendo en el Siglo XIX.
En resumen, esa es la verdadera
historia, y hoy no esta pasando nada que no haya estado
previsto.
Casi puedo decir, que invariablemente
ha ocurrido lo contrario a lo que Bush y su grupo soñaron.
Ahora para muchos es evidente que la
guerra y la ocupación le han costado a los Estados Unidos,
literalmente, un brazo y una pierna, sin contar lo que le ha costado
a los iraquíes.
Dos billones de dólares más tarde,
sin tomar en cuenta los costos de la post-guerra, Irak es una
catástrofe.
Hoy, $25,000 millones de dólares más
tarde, el último vestigio estadounidense en Irak, las fuerzas de
seguridad que Washington construyó, parecen estar en un estado de
disolución.
Y es que hace poco, ante el avance de
los simpatizantes del grupo llamado "Estado Islámico de Irak y
Siria (ISIS)", cerca de 50,000 oficiales del ejército y las
tropas regulares abandonaron sus armas estadounidenses y sus
uniformes, mismos que los insurgentes sunitas y los yihadistas
extranjeros han tomado, para huir despavoridos.
Como resultado, una gran parte de Irak,
incluyendo Mosul, la segunda ciudad más grande del país, ya han
caído en manos de los insurgentes, se dice que con la colaboración
de ex-militares de Saddam, y de un pequeño ejército de yihadistas,
evidentemente, financiados por Arabia Saudita y Kuwait, ambos
"aliados" de los Estados Unidos.
Recordar la arrogancia del Gobierno de
Bush, aún me para el aliento.
Sus principales funcionarios
convirtieron en una escala inimaginable la "realidad" en una pesadilla.
Y en la medida que estudiamos la región
hoy en día, los resultados no guardan relación con el mundo que
ellos imaginaron.
Muchos todavía recordamos que la
Administración Bush, antes de la invasión, falsamente hablaba del
peligro de que bombas atómicos cayesen sobre las ciudades
estadounidenses, ya que Saddam Hussein tenía un programa nuclear
próspero en Irak.
¿Quién se acuerda de que como parte
de la justificación de la invasión, la administración republicana
declaró que había una relación "madura y simbiótica"
entre el Irak de Saddam Hussein y al-Qaeda?
¿Quién se acuerda de que al año de
que las tropas estadounidenses tomaron Bagdad, la supuesta evidencia
del programa nuclear de Hussein había ido a parar al inodoro?
"Es evidente que hay una
relación", testificó el Vice-presidente para la cadena "CNBC"
en junio del 2004.
"La evidencia es abrumadora. Se
remonta a principios de los años 90. Se trata de toda una serie de
contactos de alto nivel entre Osama bin Laden y funcionarios de
inteligencia iraquíes".
Tales afirmaciones resultaron ser
falsas también, pero para entonces, ya el 57% de los
estadounidenses estaban convencidos de que efectivamente había
relación significativa entre Saddam y al-Qaeda.
Y, el 20% creía que Saddam estaba
vinculado directamente a los atentados del 9/11.
Más de una década después de la
invasión, y de que Cheney dijese fervientemente de que ninguna otra
Administración tendría el más mínimo problema para contener a
al-Qaeda en Irak (o en Siria, o en Yemen, o en una serie de otros
países), la evidencia apunta a que los Suní de Irak y de las áreas
vecinas de Siria, uno de los países que se suponía iba a postrarse
delante del poderío estadounidense, ahora albergan a un naciente estado
yihadista, criatura concebida en parte gracias a las
fantasías de los supuestos "visionarios" de la
administración republicana.
Ahora, el yihadismo y los simpatizantes
de al-Qaeda están en aumento, desestabilizando regiones enteras,
desde Pakistán hasta el norte de África.
No se nos puede olvidar, que en el
período antes y después de la invasión de Irak, los funcionarios
de Bush y sus partidarios hablaban con entusiasmo acerca de la
"domesticación" de la zona que se extiende desde el norte
de África, pasando por el Medio Oriente, hasta el Asia Central, y que
denominaban el "arco de la inestabilidad".
En un discurso de febrero del 2006 para
la "American Legion" Bush se centró en su guerra global
contra el terrorismo, y dijo:
"Poco a poco, estamos ayudando a
transformar el arco de inestabilidad del Medio Oriente en uno de
libertad. Y como la libertad va a llegar a más personas en esa
región vital, vamos a tener nuevos aliados en la guerra contra el
terror. Nuevos socios en la causa de la moderación en el mundo
musulmán y en la causa por la paz".
Pero para ese entonces dicho "arco",
estaba empezando a arder.
Hoy en día, ya está en llamas.
Casi 13 años después del lanzamiento
de la "Guerra Global Contra el Terror" y de los primeros
bombardeos en Afganistán.
Once años después de las protestas
mundiales contra la guerra, y la invasión de Irak.
Tres años después de que celebramos la muerte de Osama bin Laden, ese "arco"
se ha derrumbado de manera impresionante.
Y es que las cosas van de mal a peor.
Militantes yihadistas en Pakistán
atacaron el aeropuerto internacional de Karachi, asalto que dejó
atónito al país y sugirió que el alcance de los talibanes
paquistaníes estaba creciendo.
Al mismo tiempo, el Gobierno de Obama tuvo que reanudar su campaña de bombardeo con aviones no
tripulados en las zonas fronterizas tribales de Pakistán.
Por otro lado en Yemen, donde Estados
Unidos ha estado llevando a cabo desde hace años acciones
específicas utilizando "drones" contra al-Qaeda,
militantes desconocidos anularon el sistema de electricidad en Sanaa,
la capital, por todo un día.
El baño de sangre en Siria, por
supuesto, continúa.
Libia, ahora una tierra de yihadistas,
milicias y generales ambiciosos, es esencialmente ingobernable y
caótica.
Pienso que todo esto representa la peor
pesadilla de George W. Bush, así como el sueño acariciado de Osama
bin Laden.
Para el 11 de septiembre del 2001,
al-Qaeda era una organización terrorista peligrosa, pero
relativamente pequeña, financiada modestamente y que planificaba
ataques de vez en cuando.
Pero desde la caída de las torres, y gracias a los actos de los fundamentalistas de la
Administración Bush, cuyos funcionarios pensaban que tenían su
mejor portunidad para crear, geopolíticamente hablando una
carnicería, todo se ha ido al carajo.
Hoy, casi 13 años después, ha nacido el primer prototipo de estado yihadista en el corazón del Medio Oriente.
Ahora, los jihadistas de al-Qaedan
están armados hasta los dientes con armamento estadounidense, y con una real posibilidad de poder convertirse en una verdadera amenaza nuclear.
En el norte de África, jihadistas
están utilizando las armas del arsenal del autócrata libio Muammar
Gaddafi.
Y los jihadistas de ISIS tienen ahora
cientos de millones de dólares robados de la sucursal en Mosul del
Banco Central Iraquí que les sirven para financiar y avanzar hacia
Bagdad.
Pienso que ni Osama bin Laden podría
haber asumido que las cosas sucederían asi.
Todo esto es una debacle que hemos visto sólo dos veces en la historia: En China, cuando en
1949 el ejercito de Chiang Kai-shek armado y entrenado en gran parte
por América se desintegró ante la fuerza insurgente del líder
comunista Mao Zedong; y un cuarto de siglo más tarde, cuando una
creación militar puramente estadounidense, el ejército de Vietnam
del Sur, se derrumbó frente a la ofensiva de las tropas de Vietnam
del Norte y las fuerzas rebeldes locales.
En cada caso, la derrota resultante fue
psicológicamente inquietante para los Estados Unidos y llevó a
amargos debates sobre quién "perdió" China y quién
"perdió" Vietnam.
Hoy, los primeros signos de un debate
igual sobre la "pérdida" de Irak ya están apareciendo.
Esto no debería sorprender a nadie, ya que lo único que queda es pasar la "pelota
de la culpa" alrededor.
El Senador John McCain, ferviente
partidario de la invasión y la ocupación del 2003, ya puso en
marcha la ronda más reciente del "juego de la culpa",
diciendo que es de la Administración Obama por retirar las fuerzas
estadounidenses de Irak en el 2011 (debido a un acuerdo negociado por
Bush) sin dejar una presencia significativa de tropas.
¿Quién perdió Irak?, ...la respuesta
no importa!
El Oriente Medio está al revés.
Los iraníes, están
colaborando con Washington al ayudar a Irak, y como resultado, Estados Unidos se
encuentra en una alianza tácita con Irán, cuando aún son opuestos
en Siria.
El Medio Oriente, con la singular
excepción de Israel, se evapora, y con toda probabilidad, todo esto va a empeorar.
La pregunta de, "¿Quién ganó
Irak?", no tiene respuesta.
Al final, los iraquíes serán los
grandes perdedores.
En cuanto al futuro, Washington tiene
al parecer la receta que conoce.
La única que sabe cocinar: Bombas, misiles y
drones.
Los sueños geopolíticos de la era
Bush están enterrados en algún lugar profundo en los escombros de
Irak.
Y como la actual Casa Blanca no tiene
ni "visionarios", ni "sueños globales grandiosos",
sólo esta tratando desesperadamente de controlar un planeta que no desea cooperar.
Suerte!