Aparentemente Romney tiene la tendencia de abrir la boca y dejar volar declaraciones increíbles.
Su última observación, la referente al "47 por ciento", viene inmediatamente después de su encendido comentario sobre Libia y Egipto.
Me pregunto si quiere destrozar su propia candidatura.
Parece mentira que un aspirante a Presidente se refiera al 47% de los ciudadanos de un país tan despectivamente y con tanto desdén.
Hasta ahora la campaña de Romney ha hecho un trabajo brillante en auto-sabotearse.
Cada vez que Romney habla, sólo refuerza algo que muchos sospechamos. Que en realidad es un capitalista sin corazón, elitista y con alma de buitre que no puede relacionarse con la persona promedio, ni con sus circunstancias.
Y es que hoy, en Estados Unidos, el desempleo es superior al 8 por ciento.
Casi el 50 por ciento de los estadounidenses, según algunas encuestas, creen que el país va por camino equivocado.
El número de personas que reciben cupones de alimentos se encuentra en un máximo histórico y el valor neto medio de las familias estadounidenses está en el mínimo en 20 años.
Si es cierto que ganar las elecciones es un asunto de números como dicen algunos políticos y expertos en campañas electorales, la reelección de Obama deberia ser una imposibilidad matemática.
Durante gran parte de este ciclo de elecciones presidenciales, los republicanos contaron precisamente con eso.
Pero el 2012 está demostrando que la política no es sólo números, y vemos cómo algunos indicadores tradicionales están perdiendo su utilidad.
Hasta ahora, Obama tiene una estrecha y consistente ventaja sobre Mitt Romney, lo que tiene perplejos a muchos republicanos.
En mi criterio, ese fenómeno es el resultado de ciertos factores de gran alcance.
El primero es un electorado profundamente polarizado. Uno en el que las circunstancias externas no necesariamente influyen en las mentes de los votantes. Uno cuyo conjunto, es cada vez más diverso debido a las tendencias demográficas.
En un entorno como este, Obama no ha visto caer su popularidad política, como le sucedió a otros incumbentes en el pasado.
Ese panorama político endurecido, significa que las habilidades y los atributos personales de los candidatos, son más importantes que nunca.
Y creo que la popularidad de Obama, es el resultado de una relación única con los votantes.
Es alguien que rompió las barreras raciales en el 2008, y ha sido capaz de evadir mucho de la culpa de la actual recesión. Además, tiene una campaña brutalmente eficaz.
La incapacidad de Romney para aprovechar la tendencia de la economía y el estado de ánimo nacional, que se supone crearía una amplia apertura para un retador, es en gran medida un reflejo de sus propios defectos como candidato y de su fracaso en venderse a los electores.
Romney entró en las elecciones generales con una imagen muy negativa. Una valoración por los suelos que él no ha sabido sortear con eficacia.
Lo que Romney ha estado haciendo durante meses no le ha funcionado, lo que ha ayudado a Obama a mantener encedidos los motores políticos que le están ayudando a desafiar las leyes tradicionales de la gravedad política.
Por su parte, el Sur de arriba y el Oeste lejano, son ahora terrenos competitivos, lo que significa que los demócratas tienen más margen que los republicanos para conquistar los 270 votos electorales.
El mapa ha cambiado para dar a cualquier demócrata un mejor agarre.
En la medida que hay más votantes de origen inmigrante en estados como Nevada, Colorado, Virginia y Carolina del Norte, la demografía política de esos lugares se ha transformado.
Es la existencia de una Nueva Coalición Demócrata, que asentada en estados tradicionalmente indecisos, está impulsando a Obama hacia el triunfo.
A pesar de la existencia de una alta tasa de desempleo y de una economía anémica, Obama se ha mantenido a flote gracias a una sólida base conformada por afro-americanos, hispanos, liberales, mujeres solteras, personas con educación superior y hogares con trabajadores sindicalizados.
Esos grupos suman alrededor del 46 por ciento del electorado nacional.
Por su parte, los republicanos sufren de tener una gran base ultra-conservadora y elitista.
Así que en una época extremadamente polarizada, los votantes sólo se apegan más a su candidato y no dividen sus votos.
El número de personas independientes es muy pequeño.
Eso es lo diferente con otras campañas del pasado. No existe un número muy grande que conquistar.
Lo que más ayuda a los demócratas es la cara cambiante del país, que le ha permitido jugar a la ofensiva en territorios tradicionalmente republicanos sin tener que preocuparse por sus baluartes liberales.
En los años 80, el número de votos electorales que eran considerados sólidamente demócratas o sólidamente republicanos eran aproximadamente iguales.
Ahora, ese número esta notablemente más inclinado hacia el lado de los demócratas.
El problema para Romney y para la derecha es que lo que los demócratas han estado perdiendo en los últimos años es a una pequeña parte de los hombres blancos, pero que se ha visto compensado con el crecimiento de las mujeres de la clase media y ricas.
Esto ha creado una brecha de género que pone en desventaja a los republicanos en los estados que hoy conforman los campos de batalla presidenciales.
Obama ha perdido a los hombres blancos de la clase trabajadora, pero ha logrado el apoyo de los universitarios y de las mujeres.
Por su parte, creo que el aparente problema estructural con los hispanos que tiene el partido Republicano, deberá ser un tema de estudio si Romney pierde las lecciones y la derecha ve frustradas sus esperanzas de lograr una mayoría republicana a nivel nacional.
Los republicanos, y entre ellos Romney, han lastimado constantemente el orgullo de los votantes hispanos. Y Obama mantiene totalmente politizado el tema de la inmigración hasta el punto de que aparentemente prefiere tener el problema, a lograr una reforma de la ley de inmigración antes de las elecciones de noviembre.
En el 2008, Obama se comercializó como un fenómeno global, y sus habilidades políticas fueron descritas ampliamente como algo casi de otro mundo.
Casi nadie, ni siquiera sus incondicionales partidarios, consideraron esto por mucho tiempo después de un período repetido de reveses y de que su popularidad era cada vez menor.
Pero el hecho de que Obama ha perdido un poco del brillo no disminuye el hecho de que él permanece en la mente de muchos votantes, con cifras favorables históricas – y cómo un titular asediado.
Como el primer presidente negro, su fuerza es perdurable entre las minorías, cuya lealtad es inmune, en gran medida, a factores externos tan importantes incluso como la economía.
Las minorías hemos sido más afectados por la recesión que los blancos, pero las encuestas muestran que nos sentimos mejor ahora con Obama. Somos más optimistas sobre el futuro que los blancos.
El orgullo que sienten las minorías de que Obama es el Presidente, es algo grande.
Pero el apoyo sostenido hacia el Presidente, no es sólo de los afroamericanos y de los hispanos, también es de parte de muchos votantes blancos que se sienten orgullosos de que el país lo tiene como Presidente desde el 2008.
Y eso no es todo.
Millones de votantes independientes siente que Obama heredó un desastre y que George W. Bush y los republicanos son más culpables del desastre de la economía, que los demócratas.
Es claro que Obama goza de la buena voluntad de muchos votantes.
A la gente le gusta su personalidad, su familia, su historia y lo que dice sobre el país sólo por el hecho de haberlo elegido.
Pienso que mucha gente realmente cree que se le repartió una mano muy mala de cartas, y están dispuestas a darle otra oportunidad.
Además, otra cosa que beneficia a Obama, es el escepticismo de larga data acerca de lo mucho que él o cualquier otro líder puede ser capaz de hacer por el país en un cuatrenio.
Por otra parte, desde que Romney gano la nominación republicana, el alto mando del presidente se ha centrado casi exclusivamente en tratar de descalificar al ex-gobernador de Massachusetts.
En un intento de adelantarse a un referéndum sobre el estado de la economía, Obama se ha pasado el último año destacando el récord de negocios de Romney, sus inversiones en el extranjero y su estilo de vida personal.
Obama está corriendo una gran carrera, bien concebida y bien organizada.
Un problema de gran embergadura para los Republicanos, es tener a un candidato como Romney, con profundas debilidades personales, con un currículum especialmente vulnerable a los ataques y con muy poca conciencia política.
Más allá de eso, Romney también suele ser su peor enemigo.
No hay que buscar más que el video que salió el lunes en el que Romney es capturado en un evento de recaudación de fondos realizado a principios de este año, diciendole a los donantes que el 47 por ciento de los estadounidenses no pagan impuestos sobre la renta y que lo que desean es ser tutelados por el Estado.
"Nunca voy a convencerlos de que deben asumir responsabilidad personal por el cuidado de sus vidas", dijo.
Es difícil imaginar a George W. Bush usar ese lenguaje en cualquier ámbito, público o privado.
Lo que frustra a los republicanos sobre Romney y su campaña es que ellos saben que tiene un problema de imagen, que no ha sido capaz de cambiar.
La gente tiene que convencerse de que una persona puede hacer el trabajo, pero también deben de sentirse cómodos con tenerlo a su derredor durante cuatro años.
Mucha gente piensa que Romney puede hacer el trabajo, pero no están dispuestos a marcar la casilla todavía acerca de si se trata de alguien que quieren tener cerca en los momentos buenos y malos en los próximos cuatro años.
Romney es difícil de vender, y pienso que el partido Republicano a nominado a alguien con dificultades para relacionarse con los estadounidenses promedio.
Por último, Romney le ha huido a su récord como Gobernador de Massachusetts cuando a mi juicio, lo que debería haber hecho es tomarlo como una de sus principales fortalezas.
Veremos que sucede el 6 de Noviembre!