lunes, 11 de julio de 2011

Reflexiones Sobre el Caso Penal Casey Anthony

                                                                                          
Por Aníbal E. Melo

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Muchos de los millones que siguieron el juicio de Casey Anthony no consiguieron el veredicto de culpabilidad que querían, ni tampoco saber toda la verdad sobre lo que le sucedió a su hija de 2 años de edad.

Para el público, lo que puede ser una de las partes más frustrantes del caso, es que a pesar de todas las especulaciones y teorías, nunca se sabra cómo o por qué Caylee Anthony murió.

Lo que falta es un final que este de acuerdo con el sector de la prensa, que durante 3 años se encargo de juzgar y condenar a la madre acusada.

Y es que estamos tan acostumbrados a los dramas criminales de la televisión donde el malo de la película siempre termina tras las rejas, que el hecho de que Casey sólo sea condenada por mentirle a la policía ha dejado a mucha gente insatisfecha.

Muchos pseudos "periodistas" han hablado abiertamente sobre su consternación, convirtiendo a Twitter, Facebook y a la televisión en sus medios para expresar su veneno.

Una niña terminó muerta en el bosque cerca de la casa de sus abuelos, con cinta adhesiva sobre su boca, y su madre no informó de su desaparición por más de un mes.

¿Pero cómo murió Caylee?

¿Esto significa que su madre la asesinó?

Es donde todo se pone complicado.

La defensa dijo que Caylee se ahogó en la piscina de la familia. Los fiscales no pudieron determinar cómo y porque.

El cuerpo de la niña estaba tan descompuesto que no se pudo utilizar ADN u otras pruebas forenses, por lo que el Estado baso su caso de asesinato en primer grado con agravantes, solamente en "pruebas circunstanciales."

Creo que ver los programas de televisión rutinarios sobre crimenes y delincuencia, nos ha echado a todos a perder. Y es que en dichos programas, el Juez siempre tiene la respuesta. Pero en este caso, el juez no la tenía.

El jurado sabía que Caylee había sido asesinada, pero no pudo establecer exactamente cómo.

La forma en que Casey Anthony actuó en las semanas y meses después de la desaparición de Caylee, así como también todas las especulaciones que la prensa publicó sobre el caso durante 3 años, contribuye a la percepción de que el jurado en última instancia no hizo justicia.

No es sólo que la decisión del jurado fue diferente de lo que muchos esperaban, es que la decisión del jurado no fue una declaración de inocencia.

Fue una declaración de: "No pudimos averiguar lo que sucedió." Y en cierto sentido, eso es aún más frustrante que si el jurado hubiese dicho: "No creo que ella lo hizo."

Eso es sólo amplificado por las circunstancias que rodean el caso.

Después de todo, en Estados Unidos, un montón de gente es absuelta todos los días en juicios por jurado, porque no hay suficientes evidencias, sin embargo, no hay una gran cantidad de casos en los que esten envueltos una víctima de 2 años de edad, una madre que se va de fiesta miestras su hija ha desaparecido y una prensa acusadora y a mi juicio difamatoria, habida de audiencia para continuar siendo un negocio rentable.

Y es que la difamación es la comunicación de un mensaje que hace una afirmación de un hecho que puede dar a una persona una imagen negativa. La calumnia siempre es maliciosa, y no lo suficientemente específica como para ser verificada.

A un medio que destruye la reputación de alguien se le puede llamar difamador, o calumniador.

En Estados Unidos, la prensa sabe, que el delito de calumnia es raro o inexistente, dependiendo del estado, y que las demandas de difamación generalmente resultan en nada.

Todos suponen que la "prensa" es un miembro serio de la familia social, que se centra en asuntos reales, en lugar de en fantasías y que está al servicio de la mayoria.

Por otra parte, la prensa norteamericana siempre ha sido muy influyente, poderosa y a menudo temida, pero rara vez amada.

Como cuestión de hecho, el ser periodista, está entre los escalones más bajos de la popularidad pública. Somos vistos como demasiado poderosos, por un lado, y no dignos de confianza por el otro.

Muchas veces me pregunto, si existe "objetividad" en la prensa. De hecho, ningún ser humano es totalmente objetivo, y sólo se puede buscar la objetividad y la imparcialidad en la búsqueda de la verdad.

Un periodista debe siempre tratar de mantener sus opiniones personales fuera de la noticia.

Creo que si el informe de la solución de un conflicto penal, por ejemplo, el caso de Casey, puede conducir a protestas, no es el trabajo de un periodista "jugar a ser Dios," y no debe "envenenar el mensaje."

El público cree en los medios, y piensa que toda la información que obtiene es creíble y puede ser usada para activamente razonar sobre los asuntos públicos. Por desgracia, ese supuesto no es tan válido hoy, como lo era en tiempos pasados.

En los Estados Unidos, los consumidores están nutriendose más y más, del negocio de los "medios de comunicación de entretenimiento," por lo que la veracidad de la información es menos importante que la capacidad de atraer audiencia y dinero.

Hoy, las opciones de noticias son mayores pero no necesariamente más profundas.

La mesa del banquete puede ser más grande, pero si sólo contiene "comida chatarra", no hay más opciones realmente.

Y si luego de que la suelten, algo le pasa a Casey, quién sera el responsable?

No hay nada en la ley de Estados Unidos que diga que la prensa deba rendir cuentas.

El mensaje de todo esto, es que hay que ser cuidadosos con la información noticiosa que nos llega.

Pienso que, todavía existe la necesidad - quizás más que nunca - de identificar el "sentido" en medio de la "tontería," lo "importante" de lo "trivial," y, sí, de decir siempre la verdad.

Esos objetivos siguen siendo el mejor mandato de la libre prensa en una democracia.