sábado, 16 de julio de 2011

Leyes Anti-Inmigrantes: Absurdas, Sin Sentido Económico, Ni Moral

                                                                                          
Por Aníbal E. Melo

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Para ser un país de inmigrantes, los Estados Unidos sigue siendo muy controversial acerca de cómo lidiar con el hecho de que mucha gente de otras tierras todavía quieren venir a vivir aquí.
En los ultimos años, 2 presidentes, Clinton y Bush, han sido bloqueados en sus deseos de aprobar una reforma migratoria integral.
El último intento por aprobar la ley DREAM, pieza importante del rompecabezas de una reforma general migratoria,  fracasó en el Senado de Washington, en diciembre pasado, a pesar del apoyo del Presidente Obama.
En mayo, el Senador Harry Reid, volvió a reintroducir dicho proyecto, pero las perspectivas de aprobar una legislación significativa antes de las elecciones del 2012 son muy escasas.
Leyes Absurdas


Mientras tanto, millones de inmigrantes indocumentados que ya están aquí, deben seguir viviendo y trabajando en las sombras.

Por otro lado, nuevas legislaciones en estados como Arizona, Alabama y Georgia se están creando para tratar no solamente a los inmigrantes indocumentados, sino también a aquellos que los emplean, como criminales.


Y sin embargo, si se obliga al sector empleador a prescindir de toda la mano de obra indocumentada, vastos sectores de la economía, desde la agricultura hasta la construcción, quedarían desatendidos.
Hasta la ”Cámara de Comercio de Estados Unidos” apoya una legalización para los trabajadores indocumentados que ya están contribuyendo a la economía del país. 
Lo que hace el impase político sobre la inmigración articularmente frustrante es que la contratación de un extranjero indocumentado es buena para el inmigrante, buena para la economía de Estados Unidos y buena para el país de donde proviene el inmigrante.
Entonces, ¿qué es lo que no gusta de ella?
De acuerdo con el ”Pew Hispanic Center”, hay alrededor de 11 millones de personas que viven ilegalmente en el país y en la mayoría de las estimaciones, se establece que el impacto económico total neto de la inmigración indocumentada es muy pequeño.
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Consideremos, por ejemplo, el argumento común de que los inmigrantes  no autorizados son una carga para los servicios públicos.
Un análisis realizado por Gordon Hanson, Director del "Centro de economías emergentes del Pacífico", y miembro de la “Oficina Nacional de Investigación Económica”, sugiere que los inmigrantes indocumentados contribuyen positivamente con alrededor del 0.03% al producto interno bruto.
Si restamos el costo neto de los servicios públicos que reciben los inmigrantes, el impacto económico total negativo resultante es de  -0.07%, concluye el profesor Hanson.
Diversos estudios demuestran que NO es verdad que los indocumentados le quitan los puestos de trabajo y deprimen los salarios de los trabajadores nativos. En realidad, los inmigrantes tienden a desaparecer del mercado laboral cuando hay menos empleos disponibles, que es la razón principal de su migración a los Estados Unidos.

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Es por esto, que en estos momentos de crisis de trabajos, la inmigración indocumentada está en su punto más bajo, en mucho tiempo.
En un artículo titulado: "Revisando el impacto de la exportación de empleos", escrito en el 2010 por los economistas Gianmarco I.P. Ottaviano, Giovanni Peri y Greg C. Wright, se encontró que el efecto neto de la inmigración ha sido siempre la creación de más empleos para los trabajadores nativos.
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Eso es en gran parte debido, a que muchos inmigrantes toman empleos que de otra forma serían enviados al extranjero.
En otro estudio separado, Giovanni Peri encontró pruebas de que los indocumentados no desplazan a los nativos no calificados en los empleos, pero si encontró evidencias considerables de que aumentan la productividad.
Entre el 1960 y el 2006, cada incremento del 1% en los empleos de inmigrantes, se asoció a un aumento del ½ por ciento en los ingresos de los trabajadores en general, debido a que los inmigrantes prestan servicios de manera eficiente y son una fuente de demanda de bienes y servicios locales.
Los indocumentados no calificados asumen tareas manuales como la construcción, mientras que los nativos no cualificados realizan tareas tales, como por ejemplo, trabajos en centros de llamadas, ventas o servicio al cliente, entre otros.
Se trata de una división eficiente del trabajo que aumenta la productividad general.
No hay duda de que los Estados Unidos puede hacer más para mejorar las vidas de los ciudadanos de la parte inferior de la escala económica, si el Congreso, con la finalidad de sustituir los cupones de alimentos, por ejemplo, expandiese el crédito por ingreso del trabajo, o aumentase el salario minimo haciéndolo más generoso, que con tratar de acabar con la inmigración indocumentada.
¿Y qué de la mejora material de las vidas de los indocumentados y sus familias en el exterior?
La mayoría de los inmigrantes ilegales han hecho un esfuerzo considerable para conseguir llegar a Estados Unidos, recorriendo distancias largas, pagandole a coyotes, evitando a la patrulla fronteriza y a los agentes del Departamento de Seguridad Nacional.
Hacen ese esfuerzo por una razón.
Un estudio realizado por Gordon H. Hanson, de la “Oficina Nacional de Investigación Económica”, estima que los trabajadores no calificados provenientes de México, ganan 250% más en Estados Unidos de lo que ganarían en su país, lo que se traduce en unos $170 mil millones de dólares en ingresos adicionales que reciben sus familias.
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No es sorprendente que economistas como Hanson concluyan que la inmigración ilegal es una red fuerte y positiva para la prosperidad mundial. 








Y es que la escala de este impacto es enorme.
Por ejemplo, Michael Clemens del “Centro para el Desarrollo Mundial”, ha calculado que 4 de cada 5 haitianos que viven fuera de su país,  viven con más de 10 dólares al día, pero no en Haití.
Si uno es haitiano, la forma más plausible para llegar a tener una vida decente y tres comidas al día, es venir a vivir a los Estados Unidos.
Lant Pritchett, profesor de Práctica de Desarrollo Económico en la Escuela de Gobierno Kennedy de la Universidad Harvard dice que si los países ricos aumentasen el tamaño de su fuerza de trabajo en sólo un 3% a través de la migración, sería como agregar $300 mil millones de dólares al bienestar de los países más pobres.
Es por eso que creo, que la inmigración es con mucho, la herramienta más poderosa que existe para hacer que el mundo sea mejor para los pobres.
Así que vale la pena preguntarse:
¿Qué tan significativa o inexistente es la amenaza de los inmigrantes, para los ciudadanos de los Estados Unidos, contra la inmensa transformación de la vida y los beneficios de las personas nacidas en los paises pobres?


Personas que ya viven aquí, sin tener que esperar un proceso de inmigración que casi seguro no los dejara entrar legalmente a no ser que tengan una buena educación o hayan nacido en una familia privilegiada.
Y es que, incluso para los extranjeros con una educación universitaria especializada, las posibilidades de conseguir una Visa son de 1 en 242.
El argumento macroeconómico del beneficio del empleo de los inmigrantes, es inatacable.
Pero ¿qué pasa con el problema de que la ausencia de reforma hace que se viole la ley?
La historia del hombre nos demuestra que cuando una ley va en contra de la sociología, cuando es inmoral, una molestia o un inconveniente, y el violarla no hace gran daño a los demás, está justificado el hacerlo.
Es lo que ha venido sucediendo con las leyes de inmigración de todos los paises desarrollados.
En un mundo globalizado, estas leyes limitan la libertad de movimiento de los seres humanos y la libertad de elección de empleados. No son buenas y causan mucho sufrimiento.
Las actuales leyes de inmigración de los Estados Unidos, me recuerdan a las inmorales leyes del apartheid de Sudáfrica.
Por su parte, el ignorar las leyes de inmigración es un curso muy seguido actualmente, sobre todo en algunos estados donde viven muchos anti-inmigrantes.
Tomemos por ejemplo, una ley anti-inmigrante de Texas presentada este año, que establece que la contratación de un extranjero indocumentado conlleva multa o cárcel para los empleadores, pero excluye explícitamente a los que contraten “jardineros,” ya que se admite, que tendrían que encerrar a gran parte de los residentes del estado.
Por otro lado, el hecho de que los estadounidenses nativos siguen teniendo menos hijos y se mantienen envejeciendo, nos dice que se necesita más gente joven para atender las fincas, los negocios, los campos de golf o las casas de retiro.
Un cínico diría que de eso es que la buena gente de Texas se ha dado cuenta.
Pero tal vez no incluyeron el trabajo de los “jardineros,” porque es lo correcto, porque es lo bueno.
Tal vez la indiferencia a las leyes de inmigración por parte de muchos de los empleadores de todo el país, hace que sean los herederos legítimos del movimiento de desobediencia civil iniciado por Martin Luther King Jr., en su "Carta escrita desde la cárcel de Birmingham".
Si es así, por el espíritu del excepcionalismo americano, alabemoslos, sin embargo, en los Estados Unidos de hoy la ignorancia y la hipocresía tienen un alto rango en la política!