Por Aníbal E. Melo
Si alguien debe describir a Barack Obama, respecto del tema de la Reforma de Inmigración, tendría que decir que le falta una parte de su anatomía.
Y es que creo que la actitud básica de Obama en todo es: "En caso de dudas, huye."
Si alguien debe describir a Barack Obama, respecto del tema de la Reforma de Inmigración, tendría que decir que le falta una parte de su anatomía.
Durante los últimos 2 años, demasiados de nosotros hemos estado dispuestos a dar excusas en favor de Obama por sus deficiencias con respecto a inmigración.
Yo mismo he estado dispuesto a tragarme el cuento, de que se necesitaba que el Presidente se posicionase como "duro en la aplicación de la ley", con la finalidad de poder lograr un "gran acuerdo" para una Reforma de Inmigración.
Muchos de nosotros hemos alimentado argumentos legalistas engañosos en el sentido de que el Presidente supuestamente carece de la autoridad ejecutiva para actuar por su cuenta y componer a un sistema de inmigración que se ha convertido en sinónimo de abuso.
Pero si hay un ejemplo, de una ley que deja casi todo en manos del Poder Ejecutivo para establecer las políticas de regulación o interpretación, esa es la de Inmigración.
La insistencia de Obama de que él puede hacer poco o nada para aliviar desastres como la deportación de los DREAMERS, es extremadamente absurda, sobre todo viniendo de un ex-profesor de Derecho Constitucional.
La insistencia de Obama de que él puede hacer poco o nada para aliviar desastres como la deportación de los DREAMERS, es extremadamente absurda, sobre todo viniendo de un ex-profesor de Derecho Constitucional.
Hasta ahora, la política de inmigración de la administración Obama ha mostrado ser de "mano dura" contra los inmigrantes, lo que es muy popular entre el público de extrema derecha.
Pero ahora, todos los estadounidenses pueden estar a punto de pagar un precio terrible por las posiciones ambiguas del Presidente.
Esta actitud se ha diseminado más allá del asunto de inmigración, y ahora, afecta la economía del país.
Los fanáticos del "Tea Party" piensan seriamente que este país debe deportar a 12 millones de indocumentados.
Quieren eliminar la ciudadanía por nacimiento garantizada por la "Enmienda 14" a millones de niños nacidos en Estados Unidos.
Desean destruir la Seguridad Social, el Medicare y cualquier otro programa gubernamental que pueda beneficiar a la clase media y a los menos favorecidos.
Poner fin a todos los programas sociales y concentrar la riqueza en manos de los estadounidenses más ricos - son los verdaderos objetivos del Tea Party.
Y es que todo esta relacionado. Si el techo de la deuda no se eleva, los beneficios de inmigración se verán afectados.
Si el gobierno no tiene dinero para los cheques del Seguro Social, ¿alguien en su sano juicio puede pensar que habrá dinero para aprobar una Reforma de inmigración?
Por supuesto, a la inmigración también se le dará prioridad: Más muros, más encarcelamientos y más deportación.
En estos momentos, el Tea Party y otros radicales de derecha están tratando de utilizar el tema del "techo de la deuda" para desacreditar la Presidencia de Obama.
En caso de que todo este embrollo termine en un gran desastre para el país, por ejemplo, en una depresión que haría ver a la sucedida en la década de 1930 como un período de auge ecónomico, los extremistas del Tea Party tienen la esperanza de que Obama y los demócratas serán culpados y expulsados del poder en el 2012.
Por otra parte, si Obama defiende al país y eleva el techo de la deuda, apoyándose en la misma Enmienda 14 (apartado 4) para proteger el crédito de los Estados Unidos, los republicanos, sin duda, intentarán destituirlo por "presunto abuso de poder".
Claro, dado que el Senado está todavía controlado por los demócratas, la posibilidad de ser removido de su cargo mediante un juicio político es absolutamente cero.
Si Obama decide utilizar la 14 ª Enmienda de la Constitución para salvar no solamente a Estados Unidos, si no a todo el mundo del colapso financiero, no tiene mucho que perder.
El Presidente tiene en sus manos un argumento irrefutable y de gran alcance. Hacerlo es su deber constitucional.
Entonces, ¿qué es lo que lo detiene?
Cada momento de duda del Presidente, ayuda a perturbar los mercados del mundo y nos acerca aún más a un Armagedón financiero, para usar sus propias palabras.
Está claro lo que detiene al Presidente. Tiene miedo de que alguien diga algo desagradable sobre él.
Incluso puede que tenga miedo de una posible recusación en la Cámara de Representantes, justo antes de las elecciones del próximo año.
Por supuesto, sería bueno si evita eso, pero esos posibles inconvenientes no son nada, en comparación con un posible colapso del sistema financiero mundial.
Por desgracia, ya sabemos la respuesta.
Puede ser que la posición del Presidente sobre inmigración sea una indicación de que carezca de una parte esencial del cuerpo.
Todos los que lean este comentario sabrán de inmediato, cuál es la parte faltante del cuerpo que creo que le hace falta.
Lo diré de todas maneras – Obama no tiene COJONES!