Por Aníbal E. Melo
Los Pulitzer son premios que se otorgan en Estados Unidos por logros destacados en las áreas de periodismo, literatura y composición musical. Fueron establecidos por el editor estadounidense Joseph Pulitzer en el 1917 y son administrados por la Universidad Columbia de Nueva York.
Estos premios se conceden anualmente en veintiun categorías. En veinte de estas, cada ganador recibe un certificado y un premio en efectivo de 10,000 dólares.
Adicionalmente, al ganador en la categoría de periodismo se le concede una medalla de oro, que pasa a ser propiedad del medio donde labora el galardonado. Este premio es considerado la condecoración más importante y de mayor prestigio del mundo del periodismo.
Durante los últimos ocho años, el periodista José Antonio Vargas estuvo preocupado por un plazo inminente: La caducidad de su licencia de conducir que le permitió conseguir su primer trabajo en uno de los periódicos más importantes de Estados Unidos.
Vargas, de 30 años, ocultaba un secreto: Es indocumentado. Pudo haberse quedado callado, pero en su lugar, decidió hacer pública la verdad.
El miércoles 22, Vargas escribió en el New York Times Magazine, que se publica en línea: "Estoy cansado de ocultarme, estoy agotado. No quiero seguir viviendo la vida de esta manera."
Vargas, cuya madre lo envió desde las Filipinas a vivir con sus abuelos en California cuando él tenía 12 años, dijo que ahora quiere ayudar para presionar al Congreso para que apruebe la ley DREAM que abriría un camino a la residencia a personas como él, si van a la universidad o sirven en el ejército.
Vargas dice que él no sabía nada de su estatus migratorio hasta cuatro años después de su llegada a Estados Unidos, que solicitó un permiso de conducir y le dió a un empleado su tarjeta de residencia.
"Esto es falso", le dijo el empleado del Departamento de Vehículos de Motor, no vuelva por aquí."
Vargas se enfrentó a su abuelo, quien reconoció que compró la tarjeta de residencia y otros documentos.
"Recuerdo que el primer pesamiento fue: "OK, eso es todo, librate de tu acento", dijo Vargas a ABC. "Porque pensé, de todas formas parezco estadounidense."
Estaba convencido de que "si trabajaba y estudiaba duro, sería recompensado con la ciudadanía."
Cuando Vargas le dijo a su abuelo que era gay, lo expulsó de la casa, diciendole que tenia que casarse con una mujer estadounidense con el fin de obtener la tarjeta verde. Esto no era una opción para él.
Por otro lado, ir a la universidad parecía fuera de su alcance, hasta que Vargas habló con Pat Hyland, Director de Mountain View High School y con Rich Fisher, Superintendente del distrito escolar, acerca de su problema, quienes se convirtieron en sus mentores y padres sustitutos.
Con el tiempo le ayudaron a conseguir una beca para estudiantes de alto rendimiento que le permitió asistir a la San Francisco State University.
Vargas realizó internados en The San Francisco Chronicle y en el diario Philadelphia Daily News. Siguió aplicando y recibió una oferta de parte del Washington Post.
El periódico sólo le requirió una licencia de conducir que Vargas consiguió en Oregon, estado que tenia requisitos menos estrictos que otros.
Una vez contratado a tiempo completo en el Post, utilizó la licencia para cubrir los eventos en Washington, incluyendo una cena de Estado en la Casa Blanca.
Trató de evitar la presentación de informes sobre asuntos de inmigración, pero a veces, era imposible. En un momento, escribió sobre la entonces Senadora Hillary Rodham Clinton y su posición respecto de las licencias de conducir para los inmigrantes ilegales.
Finalmente, Vargas se lo dijo a su mentor, Peter Perl, Director de Entrenamiento del diario.
Perl le dijo que una vez que tuviese más logros, se lo diría al entonces Editor, Leonard Downie Jr., y a Don Graham, Presidente del Post. Todo se mantuvo en secreto hasta que Vargas dejó el periódico.
En un artículo publicado en la noche del miércoles 22, en el sitio web del Washington Post, se informó que Vargas se acercó a su viejo periódico en marzo para escribir su historia. Iba a ser publicada el domingo 19 de junio.
Sin embargo, Marcus Brauchli, Editor Ejecutivo del diario, mató la historia varios días antes de su publicación.
William Pérez, profesor de California’s Claremont Graduate University, que ha escrito sobre la ley DREAM, dijo que "salir del closet" como un inmigrante ilegal puede proporcionar cierta protección a alguien en proceso de deportación, ya que puede conseguir apoyo del público.
"Todo esto, ayuda a aumentar la conciencia sobre este gran problema. Es mucho más difícil para las personas que son gays o lesbianas, ya que el camino a la ciudadanía a través del matrimonio no es una opción", dice Pérez.
Un número creciente de graduados universitarios indocumentados han "salido del closet" en los últimos años.
"Están frustrados porque tienen la preparación, tienen las habilidades, pero no las opciones", dijo Pérez. "Para ellos, esta es una de las pocas opciones que quedan para tratar de influir en la política nacional."
Vargas ganó el Premio Pulitzer en el 2008 por sus escritos sobre la matanza de Virginia Tech.
Una serie de artículos escritos por él en el 2006, sobre la epidemia del SIDA en Washington inspiró un documental. El año pasado, escribió en The New Yorker, un excelente perfil sobre Mark Zuckerberg, fundador de Facebook.
Más recientemente, Vargas era Editor Senior del Huffington Post.
"Pueden llamarme lo que quieran, pero soy estadounidense", dijo Vargas en una entrevista reciente a ABC. "Nadie puede quitarme eso."
Es evidente que Vargas no ha salido del closet con el fin de tratar de ganar simpatías. En su lugar, su declaración es un desafío para el sistema de control de inmigración.
Inevitablemente, uno tiene que comparar la valiente acción de Vargas, con la de Rosa Parks y con las de otros muchos manifestantes por los derechos civiles que abiertamente desafiarón las leyes de segregación racial del Sur en los años 1950 y 1960. Ellos estuvieron dispuestos a ir a la cárcel por sus convicciones, y a menudo lo hicieron.
Pero ¿qué tan válida es esta comparación?
Las leyes de segregación racial eran intrínsecamente malas, por lo que era necesario hacer cualquier intento posible para tratar de abolirlas, siempre bajo el manto de la ley. Creo que se puede decir lo mismo de las leyes de inmigración actuales de Estados Unidos.
No soy un gran fan de las cercas, ni de los procedimientos de deportación, ni del E-Verify, ni de Comunidades Seguras, ni de cualquier otra de las medidas que se están implementando ahora en Estados Unidos para controlar el flujo migratorio.
Sin embargo, hay alrededor de 7 mil millones de personas en este planeta. Nadie afirmaría que hay espacio para todos ellos en los Estados Unidos, aún suponiendo que todos quieran venir, como un buen número de ellos sin duda lo desean y lo hacen.
Tampoco soy partidario de que haya "fronteras abiertas". Tiene que haber restricciones a la inmigración, y las restricciones no tienen sentido si no se aplican.
Pero entiendo que la acción de Vargas en salir del closet y correr el riesgo de ser deportado es una protesta contra la idea de tener un sistema de leyes de inmigración cerrado. Es una protesta contra las leyes como son ahora, y de la forma en que se hacen cumplir.
Estados Unidos no tiene necesidad de abolir los controles de inmigración. Lo que se necesita es hacer al sistema más justo, más en sintonía con la realidad, y más humano.
Una buena manera de responder a esta pregunta podría estar abriéndose paso actualmente. Es el reciente anuncio del liderazgo demócrata del Senado, que ha introducido un nuevo intento de reforma migratoria, sin apoyo republicano.
Recuerdo el desperdicio del año pasado, con el rechazo a la ley DREAM, un paso mucho más pequeño que una reforma integral total, que no fue aprobada en el Senado incluso teniendo tres votos republicanos a su favor.
Creo que si ahora hubiese un milagro y se tratase de llevar a cabo algún tipo de reforma en el Senado este año, estaría muerta a su llegada a la Casa de Representantes.
Hay un dicho japonés antiguo que dice: Si una persona no puede nadar a través de un charco de un metro, ¿cómo puede cruzar un río de una milla de ancho?
La única manera en que los demócratas pueden nadar a través del río de la reforma integral de inmigración es jugando duro: Hacer una moratoria a las deportaciones y a las acciones relacionadas con los esfuerzos del E-Verify, Comunidades Seguras, arrestos y 287(g), sin incluir, por supuesto, los controles de ingresos y observancia de la frontera, que tienen que realizarse bajo toda circunstancia, hasta que los republicanos esten de acuerdo con llevar a cabo un proyecto de ley decente, una reforma significativa, incluyendo una que contenga la tan odiada palabra "Amnistía".
Por supuesto, esto podría incrementar el riesgo de que Obama no sea reelecto.
Pero ¿no hay un momento en que el valor de defender lo que es correcto tiene prioridad sobre lo que es conveniente?
Eso creo yo, es el reto que José Antonio Vargas ha lanzado al Presidente y a todos los demás que decimos querer tener un sistema de inmigración justo y racional.
¿Quién de nuestros dirigentes tendrá el coraje de llevar a cabo este reto?
NOTA:
El miércoles 22 de junio, Vargas lanzó una campaña llamada Definiendo a America que ulilizará historias de inmigrantes como la suya, para instar al Congreso y al Presidente Obama, a propiciar una reforma migratoria.
Por su parte, su ex-Director de escuela y su Ex-Superintendente han firmado como miembros de la junta de dicha campaña.
Estos premios se conceden anualmente en veintiun categorías. En veinte de estas, cada ganador recibe un certificado y un premio en efectivo de 10,000 dólares.
Adicionalmente, al ganador en la categoría de periodismo se le concede una medalla de oro, que pasa a ser propiedad del medio donde labora el galardonado. Este premio es considerado la condecoración más importante y de mayor prestigio del mundo del periodismo.
Durante los últimos ocho años, el periodista José Antonio Vargas estuvo preocupado por un plazo inminente: La caducidad de su licencia de conducir que le permitió conseguir su primer trabajo en uno de los periódicos más importantes de Estados Unidos.
Vargas, de 30 años, ocultaba un secreto: Es indocumentado. Pudo haberse quedado callado, pero en su lugar, decidió hacer pública la verdad.
El miércoles 22, Vargas escribió en el New York Times Magazine, que se publica en línea: "Estoy cansado de ocultarme, estoy agotado. No quiero seguir viviendo la vida de esta manera."
Vargas, cuya madre lo envió desde las Filipinas a vivir con sus abuelos en California cuando él tenía 12 años, dijo que ahora quiere ayudar para presionar al Congreso para que apruebe la ley DREAM que abriría un camino a la residencia a personas como él, si van a la universidad o sirven en el ejército.
Vargas dice que él no sabía nada de su estatus migratorio hasta cuatro años después de su llegada a Estados Unidos, que solicitó un permiso de conducir y le dió a un empleado su tarjeta de residencia.
"Esto es falso", le dijo el empleado del Departamento de Vehículos de Motor, no vuelva por aquí."
Vargas se enfrentó a su abuelo, quien reconoció que compró la tarjeta de residencia y otros documentos.
"Recuerdo que el primer pesamiento fue: "OK, eso es todo, librate de tu acento", dijo Vargas a ABC. "Porque pensé, de todas formas parezco estadounidense."
Estaba convencido de que "si trabajaba y estudiaba duro, sería recompensado con la ciudadanía."
Cuando Vargas le dijo a su abuelo que era gay, lo expulsó de la casa, diciendole que tenia que casarse con una mujer estadounidense con el fin de obtener la tarjeta verde. Esto no era una opción para él.
Por otro lado, ir a la universidad parecía fuera de su alcance, hasta que Vargas habló con Pat Hyland, Director de Mountain View High School y con Rich Fisher, Superintendente del distrito escolar, acerca de su problema, quienes se convirtieron en sus mentores y padres sustitutos.
Con el tiempo le ayudaron a conseguir una beca para estudiantes de alto rendimiento que le permitió asistir a la San Francisco State University.
Vargas realizó internados en The San Francisco Chronicle y en el diario Philadelphia Daily News. Siguió aplicando y recibió una oferta de parte del Washington Post.
El periódico sólo le requirió una licencia de conducir que Vargas consiguió en Oregon, estado que tenia requisitos menos estrictos que otros.
Una vez contratado a tiempo completo en el Post, utilizó la licencia para cubrir los eventos en Washington, incluyendo una cena de Estado en la Casa Blanca.
Trató de evitar la presentación de informes sobre asuntos de inmigración, pero a veces, era imposible. En un momento, escribió sobre la entonces Senadora Hillary Rodham Clinton y su posición respecto de las licencias de conducir para los inmigrantes ilegales.
Finalmente, Vargas se lo dijo a su mentor, Peter Perl, Director de Entrenamiento del diario.
Perl le dijo que una vez que tuviese más logros, se lo diría al entonces Editor, Leonard Downie Jr., y a Don Graham, Presidente del Post. Todo se mantuvo en secreto hasta que Vargas dejó el periódico.
En un artículo publicado en la noche del miércoles 22, en el sitio web del Washington Post, se informó que Vargas se acercó a su viejo periódico en marzo para escribir su historia. Iba a ser publicada el domingo 19 de junio.
Sin embargo, Marcus Brauchli, Editor Ejecutivo del diario, mató la historia varios días antes de su publicación.
William Pérez, profesor de California’s Claremont Graduate University, que ha escrito sobre la ley DREAM, dijo que "salir del closet" como un inmigrante ilegal puede proporcionar cierta protección a alguien en proceso de deportación, ya que puede conseguir apoyo del público.
"Todo esto, ayuda a aumentar la conciencia sobre este gran problema. Es mucho más difícil para las personas que son gays o lesbianas, ya que el camino a la ciudadanía a través del matrimonio no es una opción", dice Pérez.
Un número creciente de graduados universitarios indocumentados han "salido del closet" en los últimos años.
"Están frustrados porque tienen la preparación, tienen las habilidades, pero no las opciones", dijo Pérez. "Para ellos, esta es una de las pocas opciones que quedan para tratar de influir en la política nacional."
Vargas ganó el Premio Pulitzer en el 2008 por sus escritos sobre la matanza de Virginia Tech.
Una serie de artículos escritos por él en el 2006, sobre la epidemia del SIDA en Washington inspiró un documental. El año pasado, escribió en The New Yorker, un excelente perfil sobre Mark Zuckerberg, fundador de Facebook.
Más recientemente, Vargas era Editor Senior del Huffington Post.
"Pueden llamarme lo que quieran, pero soy estadounidense", dijo Vargas en una entrevista reciente a ABC. "Nadie puede quitarme eso."
Es evidente que Vargas no ha salido del closet con el fin de tratar de ganar simpatías. En su lugar, su declaración es un desafío para el sistema de control de inmigración.
Inevitablemente, uno tiene que comparar la valiente acción de Vargas, con la de Rosa Parks y con las de otros muchos manifestantes por los derechos civiles que abiertamente desafiarón las leyes de segregación racial del Sur en los años 1950 y 1960. Ellos estuvieron dispuestos a ir a la cárcel por sus convicciones, y a menudo lo hicieron.
Pero ¿qué tan válida es esta comparación?
Las leyes de segregación racial eran intrínsecamente malas, por lo que era necesario hacer cualquier intento posible para tratar de abolirlas, siempre bajo el manto de la ley. Creo que se puede decir lo mismo de las leyes de inmigración actuales de Estados Unidos.
No soy un gran fan de las cercas, ni de los procedimientos de deportación, ni del E-Verify, ni de Comunidades Seguras, ni de cualquier otra de las medidas que se están implementando ahora en Estados Unidos para controlar el flujo migratorio.
Sin embargo, hay alrededor de 7 mil millones de personas en este planeta. Nadie afirmaría que hay espacio para todos ellos en los Estados Unidos, aún suponiendo que todos quieran venir, como un buen número de ellos sin duda lo desean y lo hacen.
Tampoco soy partidario de que haya "fronteras abiertas". Tiene que haber restricciones a la inmigración, y las restricciones no tienen sentido si no se aplican.
Pero entiendo que la acción de Vargas en salir del closet y correr el riesgo de ser deportado es una protesta contra la idea de tener un sistema de leyes de inmigración cerrado. Es una protesta contra las leyes como son ahora, y de la forma en que se hacen cumplir.
Estados Unidos no tiene necesidad de abolir los controles de inmigración. Lo que se necesita es hacer al sistema más justo, más en sintonía con la realidad, y más humano.
Una buena manera de responder a esta pregunta podría estar abriéndose paso actualmente. Es el reciente anuncio del liderazgo demócrata del Senado, que ha introducido un nuevo intento de reforma migratoria, sin apoyo republicano.
Recuerdo el desperdicio del año pasado, con el rechazo a la ley DREAM, un paso mucho más pequeño que una reforma integral total, que no fue aprobada en el Senado incluso teniendo tres votos republicanos a su favor.
Creo que si ahora hubiese un milagro y se tratase de llevar a cabo algún tipo de reforma en el Senado este año, estaría muerta a su llegada a la Casa de Representantes.
Hay un dicho japonés antiguo que dice: Si una persona no puede nadar a través de un charco de un metro, ¿cómo puede cruzar un río de una milla de ancho?
La única manera en que los demócratas pueden nadar a través del río de la reforma integral de inmigración es jugando duro: Hacer una moratoria a las deportaciones y a las acciones relacionadas con los esfuerzos del E-Verify, Comunidades Seguras, arrestos y 287(g), sin incluir, por supuesto, los controles de ingresos y observancia de la frontera, que tienen que realizarse bajo toda circunstancia, hasta que los republicanos esten de acuerdo con llevar a cabo un proyecto de ley decente, una reforma significativa, incluyendo una que contenga la tan odiada palabra "Amnistía".
Por supuesto, esto podría incrementar el riesgo de que Obama no sea reelecto.
Pero ¿no hay un momento en que el valor de defender lo que es correcto tiene prioridad sobre lo que es conveniente?
Eso creo yo, es el reto que José Antonio Vargas ha lanzado al Presidente y a todos los demás que decimos querer tener un sistema de inmigración justo y racional.
¿Quién de nuestros dirigentes tendrá el coraje de llevar a cabo este reto?
NOTA:
El miércoles 22 de junio, Vargas lanzó una campaña llamada Definiendo a America que ulilizará historias de inmigrantes como la suya, para instar al Congreso y al Presidente Obama, a propiciar una reforma migratoria.
Por su parte, su ex-Director de escuela y su Ex-Superintendente han firmado como miembros de la junta de dicha campaña.