lunes, 6 de junio de 2011

El caso de John Edwards, Muy Interesante!

                                                                                          
Por Aníbal E. Melo

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La Comisión Federal de Elecciones, que regula los gastos de campaña, no recibe mucho papeleo sobre las amantes de los candidatos.

De acuerdo con los fiscales federales que acusan a John Edwards, sin embargo, el ex-Senador debió haber enviado las facturas de hotel de su amante a la FEC.

Esa es una idea muy peculiar de una acusación peculiar. Aparece en la segunda página del documento, bajo la acusación de hacer "declaraciones falsas" al Gobierno, uno de seis cargos que enfrenta Edwards.

La teoría aquí es que los regalos de los partidarios de Edwards a su amante fueron esencialmente donaciones para su campaña, y que deberían haber sido contados en ese rubro. Puesto que no lo fueron, los fiscales están acusando a Edwards de la "presentación de informes de campaña falsos."

"Estos informes no revelaron que cientos de miles de dólares en contribuciones, habian sido donados a la amante de Edwards", se lee en la última línea del Acta de acusación.

Todos los otros cargos contra Edwards se basan en la misma teoría. Se le acusa de conspirar para recibir y recibir, contribuciones de campaña como regalos personales por debajo de la mesa.

Así que los acusadores tienen que obtener evidencia de gastos en efectivo realizados para ocultar un asunto que es generalmente legal, a demostrar que se hicieron donaciones de campaña para ocultar un asunto de la campaña, lo que aparentemente no ocurrió.

Según Jonathan Turley, profesor de derecho de la Universidad George Washington: "Esto es una novela."

Hay que recordar que el profesor Turley, dió su apoyo al juicio político contra Bill Clinton y no es conocido precisamente por ser blando con la corrupción política.

Turley dice que no puede encontrar un solo "caso federal" que apoye la teoría de la fiscalía y añade que la defensa puede argumentar "que no existió intención de ocultar el dinero a la FEC, sino a la esposa de Edwards".

Por otro lado, Melanie Sloan, experta en leyes electorales, que dirige Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética de Washington, grupo de lucha contra la corrupción, coincide en que "ningún tribunal ha interpretado la definición de contribución de campaña de forma tan general."

En cualquier caso, sin la guía de casos anteriores, el texto de la Ley Federal de Campañas Electorales probablemente será la clave.

La ley básicamente establece que los regalos hechos a un candidato para gastos personales no cuentan si se hubiesen hecho de todas formas, independientemente de si el candidato se presenta o no a las elecciones.

Así que si Edwards puede demostrar que los pagos se efectuaron con fondos independientes de los de su campaña electoral, por lo que dichos regalos no cuentan para el límite legal de contribución. Esa lógica supone un perjuicio para todas las acusaciones en su contra.

Para tratar de hacer de esta novela un caso criminal, la fiscalía dice que el ocultar la verdad a la esposa de Edwards fue una misión central de su campaña presidencial.

"Un elemento central de la candidatura de Edwards era su imagen pública como hombre dedicado a su familia", afirma el primer alegato de la acusación. Y continúa: "La estrategia de comunicación desarrollada por la campaña de Edwards hizo hincapié en la importancia de dar a conocer, entre otras cosas, que su familia era lo primero."

Esta línea no se redactó para avergonzar al acusado, que decepcionó a muchos en este punto, sino para convertir un asunto personal en algo político.

Si ser un hombre de familia era el centro de su campaña, preservar esa imagen podría ser una actividad de campaña.

"Edwards sabía que la revelación pública de la relación y del embarazo podría destruir su candidatura y socavar su imagen, por lo que obligó a su campaña a desviar personal y recursos para responder a las críticas y al escrutinio de los medios sobre el asunto," alega el acta de acusación.

Aquí es donde puede haber repercusiones más allá de los participantes en el caso U.S. v. Johnny Reid Edwards.

Si en este caso en particular, resulta que las donaciones personales deberían haber sido clasificadas como donaciones de campaña, la misma FEC quedaria contradecida, ya que esta le prohibe a todos los candidatos federales, unir los fondos de los gastos oficiales de campaña con los fondos personales.

En un documento reciente de asesoramiento a los candidatos federales, la FEC explica la regla:

Los fondos de campaña para uso personal están prohibidos, incluso cuando un candidato federal o un funcionario público ya no busque concurrir a unas elecciones.

El documento de la FEC continúa explicando que: "sus normas listan algunos de los gastos que son considerados automáticamente como de uso personal, como la renta personal del candidato y el pago de sueldos a la familia del candidato."

Para otros gastos, la FEC utiliza un enfoque similar al usado en caso de regalos.

Vale la pena citarlo en su totalidad:

Para determinar si los gastos son para uso personal o para la campaña, la Comisión utiliza la siguiente definición: Uso personal, es cualquier uso de los fondos en una cuenta de campaña de un candidato (o ex candidato) para cumplir compromisos, obligaciónes o gastos de cualquier persona no relacionada a la campañao o a las responsabilidades incurridas en el cargo público federal. 11 CFR 113.1 (g).

En pocas palabras: Si existe un gasto, incluso en ausencia de candidatura e incluso si el oficial electo ya no esta en la oficina, entonces la prohibición de uso personal se aplica.

Me parece obvio que el dinero para el hijo de un candidato es un gasto que existe "incluso en ausencia de la candidatura," así que los abogados de Edwards podrían argumentar que no sólo no había obligación de informar sobre los regalos, sino que los fiscales han mal interpretado la ley.

Hubiera sido una violación de la ley de financiamiento de campaña si Edwards hubiese hecho lo que la fiscalía dice que no hizo, reportar el dinero como gasto de campaña oficial, pero gastarlo en su familia

Ahora bien, si Edwards es condenado en virtud de esta teoría, sería un precedente el tratar los gastos de las amantes como gastos legítimos de campaña.

Entonces sería un caos, ya que por ejemplo un candidato que hace de su responsabilidad fiscal personal el centro de su campaña, podría utilizar los fondos de la misma para pagar deudas personales, lo que podría conducir a algunos resultados muy inquietantes.

La "ambigüedad de dónde trazar la línea entre los gastos personales y los de la campaña" es el mayor problema para la teoría de la fiscalía, argumenta el profesor Turley.

"Solo por que el hecho de ocultar el asunto sería de beneficio para Edwards como candidato y como cónyuge, no necesariamente significa que el doble beneficio convierte el encubrimiento de un cuerno en una violación de campaña," agrega Turley.

La incertidumbre sobre dónde trazar las líneas es lo que hace incómoda la acusación penal.

No importa cómo usted se sienta acerca de la conducta de John Edwards, con base en lo que se conoce actualmente, estos cargos han puesto inquietos a mucha gente.