Sorprende que el Partido de Abraham Lincoln haya nombrado como
candidato a la Presidencia a un hombre que como Donald Trump ve a América como
una tierra de exclusión.
Y su selección para la Vice-presidencia, sólo empeora las
cosas.
Él quiere que los estadounidenses actuen como siervos
impotentes acosados, abrigados por un Mesias que fanfarronea diciendo que los
va a proteger.
Su campaña se ha desarrollado en medio de ataques despiadados
contra una serie de oponentes y ha subido a la cima dañando reputaciones.
Y francamente, sus políticas de inmigración y de comercio
parecen consistir en la misma estrategia.
El Presidente de un país democrático, debería respetar a
todas las personas.
Aunque estas tengan puntos de vista y estilos de vida
diferentes.
Es que el Gobierno debe respetar las libertades de unos y otros,
y no incitar a la guerra cultural y racial para dividir y meterle miedo a los
ciudadanos.
Un buen Presidente debe enfocarse en la Constitución y permitir,
entre otras cosas, el ejercicio libre de la religión y de la igualdad de
derechos.
Creo que estamos en un momento decisivo en la historia de la
política en América.
Lo digo, por que si partimos de la premisa fundamental de
que la mayoría de los estadounidenses creen en la libertad y en que cada
individuo es digno de cortesía y respeto, es porque el carácter del pueblo
estadounidense es desprendido y generoso, y cree que todo hombre y mujer tiene
el derecho a elegir qué hacer con su tiempo, su talento y sus vidas.
El país se merece en la Presidencia una alternativa que
tenga principios y sea ajeno a la locura que vemos en la campaña de Trump.
Los estadounidenses están cansados de juegos, y quieren y se merecen un Gobierno – que no sea teatral, ni
sobre-excitado, ni demagogo.
Que tipo de ejemplo va a llevar Trump al Gobierno de
Estados Unidos?
Y esa no es una pregunta académica.
Él ha dicho que va a torturar, a impedirle o deportar a los musulmanes, a incumplir Convenios Internacionales
e incluso que va a crear un esquema mediante el cual Estados Unidos pueda cesar
de pagar sus deudas, al igual que lo ha hecho en sus tratos comerciales.
América no puede hacer eso, ya que la responsabilidad moral es el
núcleo de lo que el Gobierno tiene que mantener.
Los estadounidenses creen en un mercado que permita a los
empresarios el poner en marcha negocios y comercializar libremente, por lo que
rechazan la idea de Trump de imponer un arancel del 45% a las importaciones chinas
o un 35% a las mexicanas.
Y sobre la inmigración?
Durante demasiado tiempo, el país ha estado dividido entre
los que intentan hacer frente a la oportunidad de la inmigración y los que, como
Trump, han respondido con alarmismo, nativismo y racismo.
Entiendo que la nación necesita controlar las fronteras, sin
embargo, de los millones de inmigrantes indocumentados que viven en Estados
Unidos, un porcentaje minúsculo supone una amenaza real para la seguridad
nacional.
La gran mayoría de los indocumentados están aquí en busca de
oportunidades y de una vida mejor, y no serían "ilegales" si hubiese un
sistema funcional que permitiese que la inmigración "legal" sea una
opción real y viable para millones de seres humanos que han sido excluidos de
la posibilidad de vivir aquí, por causa de la imposición de cuotas migratorias
arbitrarias y de la parálisis burocrática.
La inmigración es un ejemplo más de las promesas que siempre
han distinguido a América.
La forma en la que el Gobierno reacciona frente a los que
quieren venir a trabajar duro y convertirse en parte de esta gran nación, es
una prueba de carácter.
Y en mi opinión, Donald J. Trump no pasa esa prueba, por
lo que los votantes estadounidenses deben votar por otra opción.
Suerte!