jueves, 7 de abril de 2011

Cortes de Inmigración: Muchos Problemas, Largas Esperas

Por Aníbal E. Melo


Cada mañana, se ponen sus togas negras, toman sus asientos y escuchan las súplicas de una larga lista de inmigrantes desesperados que desean permanecer en Estados Unidos.
El ritmo es rápido, la presión intensa, las historias a veces inquietantes. El trabajo, dicen los jueces, es agotador.

"El volumen es constante e implacable." ... "No hay suficiente tiempo para pensar. " ... "Yo sé que no podría hacer este trabajo si no estuviera en medicación para depresión o si no tuviese acceso a atención psicológica." ... "No puedo seguir haciendolo." ... ¡Qué trabajo más triste!"

Estos son los comentarios de muchos de los jueces de inmigración, mismos que determinan el destino de decenas de miles de inmigrantes cada año – personas que cruzan ilegalmente la frontera, infractores de visas, refugiados, mujeres abusadas, menores de edad, etc., cada uno defendiendo su caso para poder permanecer aquí.

Estos jueces están en el corazón de un sistema que tiene un crecimiento explosivo, una reputación problematica y una cartera de expedientes récord. Según estimaciones, cerca de 268,000 casos están activos a nivel nacional.

Los problemas están atrayendo un mayor escrutinio a un mundo poco conocido y a un sistema de justicia que puede parecer arbitrario, ya que puede hacer que la vida de una persona permanezca en el limbo por años.

Hay abogados que acusan a los Jueces de inmigración de sesgo, de tácticas para aplazar las decisiones y de incompetencia.

Los jueces dicen que los abogados no son competentes.

Los grupos de defensa dicen que los inmigrantes no entienden el proceso - y que en muchos casos, terminan injustamente deportados.

Cuando usted toma tantas cosas: La falta de recursos, los jueces hostiles, los abogados del gobierno excesivamente agresivos, las leyes sin sentido, un proceso que, en general, no es del calibre de un litigio civil, las barreras del idioma, las malas traducciones, etc., se termina con un sistema con tantas piezas rotas, que es una maravilla que funcione en lo absoluto.

Es enloquecedor. Esos tribunales, dicen muchos, son un desastre burocrático.

Y no tiene nada que ver con que si usted cree que alguien debe ser deportado o no.

Pienso, que todo se reduce a lo siguiente: Si vamos a tener organizado un sistema judicial, hay que hacerlo bien.

Al hacerlo mal, la forma en que se esta haciendo ahora, se estan malgastando decenas de millones de dólares y aupando miles de injusticias.