Por Aníbal E. Melo
El 15 de Agosto, Donald Trump trató de reencausar su
campaña presidencial, y entre otras cosas, volvió a usar un arma que puede ser descrita como su única
carta de triunfo - alimentar los temores de ataques terroristas contra los
Estados Unidos y la demonización de los inmigrantes, especialmete de los musulmanes.
Trump comenzó su discurso citando las atrocidades
perpetradas por ISIS en América y Europa diciendo que son ataques terroristas
islámicos.
Sin embargo, Trump no mencionó los muchos otros ataques
que ISIS, también ha llevado a cabo en las "zonas de guerra del Oriente
Medio” (es decir, Siria, Irak, Libia o, Afganistán), hechos que han asesinado a
miles de pacíficos e inocentes civiles musulmanes en lugares como Estambul,
Bangladesh o Indonesia, personas que tienen como enemigos a las dictaduras Siria-Putin,
principales causas de la migración de alrededor de cuatro millones de refugiados
a Europa.
Después de abrir con esta apelación al miedo, e incluso
antes de revelar cualquiera de sus propuestas para derrotar a ISIS militarmente,
Trump giró su ataque - no contra las armas y la capacidad de ISIS para organizar
ataques terroristas, sino contra la "ideología de odio del Islam radical -
la opresión de las mujeres, los homosexuales, los niños, y los no
creyentes", y, dijo, que no debemos "permitir que eso suceda dentro
de nuestro país".
Por lo tanto, de acuerdo con Trump, el enemigo debe no
sólo ser derrotado militarmente, sino ideológicamente también.
En principio, no hay nada malo con esa declaración, y
estoy de acuerdo.
América venció tanto al Fascismo como al Comunismo
mediante la lucha ideologica, y no sólo con las armas.
Pero hubo un gran problema en su declaración.
Una hipocresía masiva.
Trump habló de "la opresión contra las mujeres y los
homosexuales”.
Tal vez alguien le debe recordar que él es el abanderado
presidencial de un Partido que ha luchado fieramente contra el aborto y otros
derechos reproductivos de la mujer durante muchos muchos años.
Su partido también ha votado sistemáticamente en contra
de las leyes de igualdad de remuneración de las mujeres en cada oportunidad
posible, y los propios comentarios de Trump durante esta campaña contra algunas feminas,
han sido tan ofensivos que incluso hasta personas que han sido criadas en sociedades
que tienen un largo camino por recorrer en el tema del respeto de los derechos
de la mujer los han encontrado impactantes.
Por su parte, y en cuanto al tema de la opresión de los
homosexuales, Trump debería tener una larga charla con su candidato
VicePresidencial, el Gobernador Mike Pence, quien recientemente firmó y luego tuvo que derogar una ley en Indiana que le permitía a las empresas privadas discriminar
en contra de los gays por razones "religiosas".
Pence derogó la ley después de darse cuenta de la
indignación causada por la misma en todo el país, lo que amenazaba con manchar la imagen de su
Estado y herir los negocios.
También debería tener una discusión amistosa con funcionarios
republicanos de Carolina del Norte, que han estado luchando una batalla legal para
defender la Ley del "baño", que es intolerante contra los transgénero.
Por otro lado, su propuesta de “investigación extrema de
antecedentes" o prueba ideológica para los inmigrantes que busquen Admisión
a los Estados Unidos, podría dar lugar a la negación de Visas a personas de
diferentes partes del mundo, simplemente porque no concuerden con la plataforma
ideologica de Trump!
Sin embargo, el principal peligro en su propuesta de negarle
la entrada a los inmigrantes sobre la base de su ideología abre la puerta a la
exclusión de personas de países enteros o de partes del mundo donde la religión
o las costumbres sociales pueden tener características que son percibidas como
incompatibles con “Los Valores Americanos" si la persona solicitante de la
Admisión reconoce sus creencias.
Esto lleva a América a los días intolerantes de la “Ley
de inmigración del 1924”, cuando inmigrantes de partes enteras del mundo,
incluyendo del Sur y Este de Europa, África, Oriente Medio, y toda Asia, eran
inadmisibles por supuestamente ser incapaces de adaptarse a la "cultura
americana".
Además de las nacionalidades y de las regiones del mundo
excluidas, algunos grupos étnicos o religiosos, en particular los Judios,
fueron considerados en ese momento como incapaces de convertirse en americanos,
ya que, supuestamente, eran peligrosos para los Estados Unidos debido a su
presunta ideología.
Hay similitudes muy preocupantes entre la “prueba
ideológica” propuesta por Trump para los inmigrantes que busquen Admisión, en
aras de supuestamente protejer a los Estados Unidos contra los radicales del terrorismo
islamico, y las infames cuotas por "origen nacional" de la Ley de
inmigración del 1924, adoptadas a raíz de una campaña de miedo conocida en la
historia estadounidense como la "amenaza roja".