Aunque Estados Unidos tiene sólo alrededor del 5% de la
población mundial, es el hogar de casi el 20 por ciento de los migrantes del
planeta.
La retórica xenofobica con tintes de año electoral y el
estancamiento de la política de inmigración parece sugerir que los Estados
Unidos ha renunciado a su tradición de incorporar a los recién llegados y de
permitirles tejer sus culturas con la nacional.
Pero esa conclusión sería un error.
Los inmigrantes siguen integrándose con éxito en la sociedad
estadounidense de hoy, aunque el Gobierno Federal ha tomado históricamente el
enfoque de no intervención en su integración.
En lugar de intervenir directamente, ha permitido que los
inmigrantes y sus familias encuentren su camino, con la ayuda de organizaciones
locales, autoridades estatales, y con los miembros de sus propias comunidades.
Pero la política nacional ha jugado un papel crucial en su
integración.
La adopción de la “14ava Enmienda”, en el 1868, que trata
sobre la ciudadanía por nacimiento y de la ley de inmigración del 1965, que
diversificó el flujo de recién llegados y las políticas de educación y de
trabajo que benefician a los inmigrantes, han jugado un papel primordial en
esto.
En los últimos años, el Congreso ha tenido una mayoría
bipartidista que hubiese permitido aprobar medidas que fomentasen mejores
oportunidades para los inmigrantes y su progreso, pero no ha hecho nada.
Lo sorprendente es que esta tradición de apoyo a los
inmigrantes sigue siendo fuerte a pesar del estancamiento partidista sobre realizar
una Reforma Migratoria Integral.
Gracias a una investigación de dos años realizada por la “Academia
Nacional de Ciencias”, ahora se tiene una sólida base de información que nos
sirve para comprender lo bien que los inmigrantes se están integrando a la
sociedad americana.
Los inmigrantes y sus hijos están aprendiendo Inglés tan
rápido o más de lo que lo habian hecho en el pasado.
Los hombres inmigrantes se emplean en mayor proporción que
los nativos.
Datos revelan que en la Segunda Generación (es decir, los
hijos nacidos en los Estados unidos de padres inmigrantes), en todos los grupos logran avances sustanciales.
Y las proporciones de los que terminan la Secundaria y
asisten a la Universidad aumenta con cada generación.
Los inmigrantes presentan progresos similares respecto de sus
ingresos.
Otra investigación concluye que los hijos de los inmigrantes
están a la par con los nativos en sus habilidades de lectura, escritura y
aritmética.
El resultado de esas tendencias es que los miembros de la
Segunda Generación llegan a igualar a los nativos en su posición social y
económica.
Esa evolución de "ellos" a "nosotros" es
más evidente si vemos las tasas de matrimonios mixtos.
Hoy en día, uno de cada siete matrimonios es interracial.
Como resultado, el 35 por ciento de los estadounidenses
ahora dicen que tienen "parientes cercanos" de otras razas.
Pero no todas las tendencias son positivas.
Y es que la pobreza es mayor entre la Segunda Generación de
inmigrantes de raza negra que entre la Primera.
Los ingresos crecen más lentamente entre los hispanos que
entre otros grupos de inmigrantes.
Y mientras que a los Asiáticos les va muy bien, ganan menos
que los blancos no hispanos teniendo credenciales educativas similares.
Por otro lado, los inmigrantes tienen una esperanza de vida
tres años más que los nativos, pero declina en la Segunda Generación.
La proporción de familias con ambos padres también cae, ya
que las tasas de divorcio y los nacimientos fuera del matrimonio se elevan con
cada Generación.
¿Pero cómo se explica la exitosa integración de los inmigrantes
no blancos que han entrado a los Estados Unidos desde el 1965?
Se explica debido a la supresión de las “Preferencias por
Origen Nacional” que habían favorecido a los europeos, lo que ha hecho posible
el aumento de la inmigración procedente de Asia, América Latina y África.
Por otro lado, algunas políticas nacionales también han
ayudado con la integración.
La más importante de esas medidas es haber financiado la
educación bilingüe y haber obligado a las escuelas a tener en cuenta las
necesidades de los estudiantes inmigrantes.
Esas preocupaciones fueron incorporadas en el “Título VI” de
la “Ley de Derechos Civiles” y más tarde se adoptaron en la “Ley de Educación
Bilingüe del 1968”, que tuvo por objeto eliminar la discriminación basada en el
origen nacional.
Luego variadas Decisiones de los Tribunales Federales han
ampliado las políticas que hoy rigen la instrucción de cinco millones de
estudiantes desde el Kinder al 12avo grado en todo el país.
También la política federal a apoyado la educación básica de
los adultos y reconocido que el Inglés es el segundo idioma (ESL) para muchos.
Y a pesar del estancamiento, el Congreso ha aprobado dos
leyes importantes con apoyo de ambos partidos que benefician a los inmigrantes.
La ley “Workforce Innovation and Opportunity”, promulgada en
el 2014, que trata sobre ayudar a los estudiantes del idioma Inglés, a las
personas con bajos niveles de alfabetización, y a los individuos con barreras
culturales sustanciales.
La otra, es la ley “El éxito De Todos Los Estudiantes”, promulgada
en el año 2015 como sucesora de la ley “No Child Left Behind”, que pretende
mejorar la educación de los inmigrantes, y que al igual que su predecesora, responsabiliza
a las escuelas por el progreso y los resultados de los alumnos respecto del aprendizage del Inglés haciéndolo pieza central de su evaluación.
En mi opinión se debería facilitar más la integración, dado
que los inmigrantes forman gran parte de los trabajadores de baja remuneración
en América, y el país se beneficiaría de una mejor aplicación de las leyes
laborales federales, estatales y locales.
Las políticas nacionales también no deberían olvidar a los
dos millones de inmigrantes con títulos universitarios que están sub-empleados
en trabajos de baja cualificación o totalmente desempleados.
Un primer paso es hacer que las Leyes de Licencias reconozcan
más fácilmente las credenciales ganadas en el extranjero, proporcionando “cursos
Puente” de bajo costo para llenar las diferencias educativas que podrían abrir
el camino a empleos más calificados.
Por otro lado, en la actualidad, alrededor de 9 millones de
inmigrantes en Estados Unidos son elegibles para naturalizarse, pero no lo han
hecho.
Una forma de fomentar que más inmigrantes se conviertan en ciudadanos
sería bajar el costo.
En 1996, costaba $95 el solicitar la Ciudadanía.
En el 2016, la tasa es $680.
Pienso que la ampliación de las “Exenciones de Pago” para
los solicitantes de bajos ingresos reduciría la barrera.
Por su parte, el “período de espera” para poder solicitar la
Ciudadanía también podría ser más corto; y las pruebas de cívica, historia y lenguaje
podrían ser más sencillas.
En ningún momento como ahora en la historia de los Estados
Unidos el futuro de las comunidades inmigrantes han dependido tanto del resultado
de unas elecciónes, con un candidato presidencial prometiendo iniciar deportaciones
masivas y otro ofertando darles un camino hacia la ciudadanía.
Las deportaciones de Trump afectarían a 4.5 millones de
niños ciudadanos que viven en "familias de estatus mixto" con uno o
más padres no autorizados.
Al contrario de la percepción generalizada, la mayor parte
de las personas indocumentadas que han llegado recientemente no permanecen solteros,
y casi el 80 por ciento ha vivido en los Estados Unidos durante cinco años o
más, y el resto por lo menos durante diez años.
Estos inmigrantes se han incrustado en las comunidades y las
economías locales interrumpiendo de forma masiva la pérdida de trabajadores y
consumidores, por lo que la ruptura con el pasado reciente sería dramático.
Las apuestas son muy altas este año.
Y es que el logro histórico envidiable de los Estados Unidos
respecto del fenómeno de bienvenida a la inmigración, puede estar en peligro de
muerte en una Elección en la que la voz anti-inmigrante de Donald Trump tiene la
esperanza de ponernos a todos "los unos" contra "los otros".