jueves, 11 de agosto de 2016

Si Las Pasiones Anti-inmigrantes Se Hacen Cargo


 Por Aníbal E. Melo


Aunque Estados Unidos tiene sólo alrededor del 5% de la población mundial, es el hogar de casi el 20 por ciento de los migrantes del planeta.

La retórica xenofobica con tintes de año electoral y el estancamiento de la política de inmigración parece sugerir que los Estados Unidos ha renunciado a su tradición de incorporar a los recién llegados y de permitirles tejer sus culturas con la nacional.

Pero esa conclusión sería un error.

Los inmigrantes siguen integrándose con éxito en la sociedad estadounidense de hoy, aunque el Gobierno Federal ha tomado históricamente el enfoque de no intervención en su integración.

En lugar de intervenir directamente, ha permitido que los inmigrantes y sus familias encuentren su camino, con la ayuda de organizaciones locales, autoridades estatales, y con los miembros de sus propias comunidades.

Pero la política nacional ha jugado un papel crucial en su integración.

La adopción de la “14ava Enmienda”, en el 1868, que trata sobre la ciudadanía por nacimiento y de la ley de inmigración del 1965, que diversificó el flujo de recién llegados y las políticas de educación y de trabajo que benefician a los inmigrantes, han jugado un papel primordial en esto.

En los últimos años, el Congreso ha tenido una mayoría bipartidista que hubiese permitido aprobar medidas que fomentasen mejores oportunidades para los inmigrantes y su progreso, pero no ha hecho nada.

Lo sorprendente es que esta tradición de apoyo a los inmigrantes sigue siendo fuerte a pesar del estancamiento partidista sobre realizar una Reforma Migratoria Integral.

Gracias a una investigación de dos años realizada por la “Academia Nacional de Ciencias”, ahora se tiene una sólida base de información que nos sirve para comprender lo bien que los inmigrantes se están integrando a la sociedad americana.

Los inmigrantes y sus hijos están aprendiendo Inglés tan rápido o más de lo que lo habian hecho en el pasado.

Los hombres inmigrantes se emplean en mayor proporción que los nativos.

Datos revelan que en la Segunda Generación (es decir, los hijos nacidos en los Estados unidos de padres inmigrantes), en todos los grupos logran avances sustanciales.

Y las proporciones de los que terminan la Secundaria y asisten a la Universidad aumenta con cada generación.

Los inmigrantes presentan progresos similares respecto de sus ingresos.

Otra investigación concluye que los hijos de los inmigrantes están a la par con los nativos en sus habilidades de lectura, escritura y aritmética.

El resultado de esas tendencias es que los miembros de la Segunda Generación llegan a igualar a los nativos en su posición social y económica.

Esa evolución de "ellos" a "nosotros" es más evidente si vemos las tasas de matrimonios mixtos.

Hoy en día, uno de cada siete matrimonios es interracial.

Como resultado, el 35 por ciento de los estadounidenses ahora dicen que tienen "parientes cercanos" de otras razas.

Pero no todas las tendencias son positivas.

Y es que la pobreza es mayor entre la Segunda Generación de inmigrantes de raza negra que entre la Primera.

Los ingresos crecen más lentamente entre los hispanos que entre otros grupos de inmigrantes.

Y mientras que a los Asiáticos les va muy bien, ganan menos que los blancos no hispanos teniendo credenciales educativas similares.

Por otro lado, los inmigrantes tienen una esperanza de vida tres años más que los nativos, pero declina en la Segunda Generación.

La proporción de familias con ambos padres también cae, ya que las tasas de divorcio y los nacimientos fuera del matrimonio se elevan con cada Generación.

¿Pero cómo se explica la exitosa integración de los inmigrantes no blancos que han entrado a los Estados Unidos desde el 1965?

Se explica debido a la supresión de las “Preferencias por Origen Nacional” que habían favorecido a los europeos, lo que ha hecho posible el aumento de la inmigración procedente de Asia, América Latina y África.

Por otro lado, algunas políticas nacionales también han ayudado con la integración.

La más importante de esas medidas es haber financiado la educación bilingüe y haber obligado a las escuelas a tener en cuenta las necesidades de los estudiantes inmigrantes.

Esas preocupaciones fueron incorporadas en el “Título VI” de la “Ley de Derechos Civiles” y más tarde se adoptaron en la “Ley de Educación Bilingüe del 1968”, que tuvo por objeto eliminar la discriminación basada en el origen nacional.

Luego variadas Decisiones de los Tribunales Federales han ampliado las políticas que hoy rigen la instrucción de cinco millones de estudiantes desde el Kinder al 12avo grado en todo el país.

También la política federal a apoyado la educación básica de los adultos y reconocido que el Inglés es el segundo idioma (ESL) para muchos.

Y a pesar del estancamiento, el Congreso ha aprobado dos leyes importantes con apoyo de ambos partidos que benefician a los inmigrantes.

La ley “Workforce Innovation and Opportunity”, promulgada en el 2014, que trata sobre ayudar a los estudiantes del idioma Inglés, a las personas con bajos niveles de alfabetización, y a los individuos con barreras culturales sustanciales.

La otra, es la ley “El éxito De Todos Los Estudiantes”, promulgada en el año 2015 como sucesora de la ley “No Child Left Behind”, que pretende mejorar la educación de los inmigrantes, y que al igual que su predecesora, responsabiliza a las escuelas por el progreso y los resultados de los alumnos respecto del aprendizage del Inglés haciéndolo pieza central de su evaluación.

En mi opinión se debería facilitar más la integración, dado que los inmigrantes forman gran parte de los trabajadores de baja remuneración en América, y el país se beneficiaría de una mejor aplicación de las leyes laborales federales, estatales y locales.

Las políticas nacionales también no deberían olvidar a los dos millones de inmigrantes con títulos universitarios que están sub-empleados en trabajos de baja cualificación o totalmente desempleados.

Un primer paso es hacer que las Leyes de Licencias reconozcan más fácilmente las credenciales ganadas en el extranjero, proporcionando “cursos Puente” de bajo costo para llenar las diferencias educativas que podrían abrir el camino a empleos más calificados.

Por otro lado, en la actualidad, alrededor de 9 millones de inmigrantes en Estados Unidos son elegibles para naturalizarse, pero no lo han hecho.

Una forma de fomentar que más inmigrantes se conviertan en ciudadanos sería bajar el costo.

En 1996, costaba $95 el solicitar la Ciudadanía.

En el 2016, la tasa es $680.

Pienso que la ampliación de las “Exenciones de Pago” para los solicitantes de bajos ingresos reduciría la barrera.

Por su parte, el “período de espera” para poder solicitar la Ciudadanía también podría ser más corto; y las pruebas de cívica, historia y lenguaje podrían ser más sencillas.

En ningún momento como ahora en la historia de los Estados Unidos el futuro de las comunidades inmigrantes han dependido tanto del resultado de unas elecciónes, con un candidato presidencial prometiendo iniciar deportaciones masivas y otro ofertando darles un camino hacia la ciudadanía.

Las deportaciones de Trump afectarían a 4.5 millones de niños ciudadanos que viven en "familias de estatus mixto" con uno o más padres no autorizados.

Al contrario de la percepción generalizada, la mayor parte de las personas indocumentadas que han llegado recientemente no permanecen solteros, y casi el 80 por ciento ha vivido en los Estados Unidos durante cinco años o más, y el resto por lo menos durante diez años.

Estos inmigrantes se han incrustado en las comunidades y las economías locales interrumpiendo de forma masiva la pérdida de trabajadores y consumidores, por lo que la ruptura con el pasado reciente sería dramático. 

Las apuestas son muy altas este año. 

Y es que el logro histórico envidiable de los Estados Unidos respecto del fenómeno de bienvenida a la inmigración, puede estar en peligro de muerte en una Elección en la que la voz anti-inmigrante de Donald Trump tiene la esperanza de ponernos a todos "los unos" contra "los otros".