martes, 16 de agosto de 2016

Despertando A La Realidad Del Fascismo


Por Aníbal E. Melo



El Fascismo es una ideología y un movimiento político que surgió en la Europa de entreguerras (1918-1939).

Creado por Benito Mussolini, el término proviene del italiano fascio (‘haz, fasces’), y éste a su vez del latín fascēs (plural de fascis).

El proyecto político del Fascismo es instaurar un Corporativismo Estatal Totalitario y una economía dirigista.

Su base intelectual plantea la sumisión de la razón a la voluntad y a la acción, aplicando un nacionalismo fuerte con componentes revanchistas, lo que conduce a la violencia contra aquellos que el Estado define como “enemigos” mediante un eficaz aparato de propaganda.

Todo esto aunado a un componente social inter-clasista y una negación a ubicarse en un espectro político de izquierda o de derecha.

Donald Trump pretende abrir nuevos caminos políticos en el ejercicio del poder federal presidencial en los Estados Unidos, y con su letanía de ideas extremas, ha dejado en claro lo obvio: 

Si tiene ideología, es el Fascismo.

Ahora la mayoría de los votantes tienen una sensación de choque, pero cualquiera que le haya prestado atención a sus declaraciones y acciones en las Primarias Republicanas debío haberse dado cuenta antes.

La palabra Fascismo se utiliza con mucha frecuencia en el discurso político.

Casi siempre de forma imprecisa.

Es un poco como el niño que grita “Viene El Lobo, Viene El Lobo”.

Advierte sobre el Lobo tanto, que nadie lo toma en serio cuando uno de verdad se aparece.

Desde finales del 1930 la izquierda ha tendido a llamarle a los de derecha, fascistas – lo que ha llevado al descrédito de la palabra misma.

Con el paso del tiempo, esta se ha convertido en un insulto político.

Pero el Facismo es realmente mucho más que eso.

Muchos desacreditan toda charla sobre el Fascismo como si fuese un balbuceo desplegado en medio de un incendio.

Dicen que el Fascismo fue una cosa extraña y temporal que afecto a algunos países en el pasado, pero que ha sido vencido y eliminado de la faz de la tierra gracias a la victoria de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial.

Que ya no es un peligro, sino más bien una mala palabra sin sustancia.

Pero hoy... el Fascismo es muy real!

Y si no creemos que el término define algo auténtico, tenemos un gran problema.

El Fascismo es un peligro más inmediato y apremiante para el mundo desarrollado de hoy que el socialismo al estilo Ruso.

Y eso tiene una razón: 

No representa el polo opuesto ni del socialismo, ni del capitalismo.

Y es que el ascenso del Fascismo y el Nazismo no fueron una reacción contra las tendencias socialistas, sino un resultado de las mismas.

Su atractivo populista despierta los instintos políticos más bajos de los seres humanos.

Juega con el nativismo, el racismo, la intolerancia religiosa, y promete un Nuevo Orden de cosas bajo reglas, supuestamente, mejores, y más eficientes.

Cuando oígo hablar a Trump, me doy cuenta de que su discurso exhibe características de retórica Fascista.

Habla sobre el Proteccionismo Comercial y la Autarquía como modelos ideales.

Habla sobre inmigración de una manera que hace que las multitudes crean que todos sus problemas económicos y de seguridad son culpa de “extranjeros peligrosos”.

Y hay más.

Él arremete contra el “establecimiento” que es, supuestamente, incompetente y carente de energía.

Se jacta de su falta de lazos con los Grupos de Interés - que es otra forma de decir que sólo él puede llegar a ser el Dictador.

Y claramente no se presenta a sí mismo como un candidato a Presidente estadounidense tradicional, que va a estar al frente del Poder Ejecutivo y que va a trabajar con el Congreso y el Poder judicial, ya que se imagina a sí mismo como cabeza de un Estado donde su voluntad, sería la voluntad del país.

No tiene planes reales más allá de ponerse a sí mismo al mando - no sólo del Gobierno, sino de toda la nación.

Y esa es una diferencia de fondo muy..., muy grave!

El resto de su campaña me ha sido fácil de predecir.

Dice que es pro-familia, y que está incluso en favor de la libertad religiosa.

Pienso que la clave para entender su Fascismo es la siguiente:

Trump tiene una ambición despótica natural, pero trata de ocultar los elementos más políticamente impopulares.

En una atmósfera general de miedo y de odio, Trump asegura que la población podrá mantener sus propiedades, religión y fe - siempre y cuando todos esos elementos puedan ser canalizados dentro de su gran proyecto nacional y bajo su líderato carismático y competente.

Trump muestra en su personalidad, por lo menos siete características y rasgos fascistas:

Culto por la acción;
Celebración de la masculinidad agresiva;
Intolerancia a la crítica;
Miedo a lo diferente y a los extranjeros;
Explota las frustraciones de la clase media baja;
Intenso nacionalismo;
Resentimiento por la humillación nacional;
Elitismo popular.

Es muy diferente de otros políticos estadounidenses.

Narcisista, ambicioso e indecente, ama la riqueza y el Poder.

Piensa sólo en términos de centralización, queriendo controlar personalmente todo.

¿Por qué aparece ahora y no antes?

Y ¿Por qué los Americanos nunca le han dado paso a aspiraciones autoritarias y nativistas?

Parte de la explicación tiene que ver con que la tradición estadounidense siempre ha incluido elementos importantes tales como - la supremacia de los Estados frente al Gobierno Federal, y la importancia del individuo sobre lo colectivo.

Todo eso inocula la política nacional estadounidense contra el atractivo del Fascismo.

Esas tradiciones son un freno ideológico para los anhelos de los fascistas.

Tienen anhelos universales, y encarnan la defensa del libre comercio, la libertad de expresión, libertad de migración, y la libertad religiosa.

Pienso que en los Estados Unidos la ideología fascista está absolutamente descartada debido al amor existente en favor de las fuerzas sociales y económicas de la sociedad.

En cuanto a la "energía" que emana del Poder Ejecutivo, la tradición no puede ser más clara.

Ninguna inteligencia, recursos, o voluntad decidida de arriba hacia abajo puede lograr que el Gobierno trabaje.

El problema es el aparato en sí, no las personalidades ni los valores de los gobernantes que pasan a estar a su cargo.

¿Puede Trump ganar?

Tengo serias dudas debido especialmente a su falta de fe religiosa auténtica, su estilo autoritario y, a su claro desprecio por las ideas sociales que motivan a muchos de los votantes más comprometidos.

Las condiciones económicas que llevaron al ascenso a Hitler en Alemania, a Mussolini en Italia y a Franco en España no están replicadas en este país.

Se que el crecimiento del ingreso se ha estancado, que la Clase Media se siente frustrada, y que muchos aspectos de los servicios del Gobierno están fallando, y si añadimos el miedo al terrorismo, esa mezcla se convierte en explosiva.

Pero es hora de recordar que las mayores amenazas para la libertad vienen de los lugares más inesperados.


Y mientras que mucha gente se preocupa debido al supuesto mal estado del país, hay que abrir los ojos a la posibilidad de que Trump representa una amenaza real grave contra los derechos y las libertades Constitucionales de todos los que vivimos en Estados Unidos.