Por Aníbal E. Melo
El Fascismo es una ideología y un movimiento político que
surgió en la Europa de entreguerras (1918-1939).
Creado por Benito Mussolini, el término proviene del
italiano fascio (‘haz, fasces’), y éste a su vez del latín fascēs (plural de
fascis).
El proyecto político del Fascismo es instaurar un
Corporativismo Estatal Totalitario y una economía dirigista.
Su base intelectual plantea la sumisión de la razón a la
voluntad y a la acción, aplicando un
nacionalismo fuerte con componentes revanchistas, lo que conduce a la violencia
contra aquellos que el Estado define como “enemigos” mediante un eficaz aparato
de propaganda.
Todo esto aunado a un componente social inter-clasista y
una negación a ubicarse en un espectro político de izquierda o de derecha.
Donald Trump pretende abrir nuevos caminos políticos
en el ejercicio del poder federal presidencial en los Estados Unidos, y con su letanía de ideas extremas, ha dejado en
claro lo obvio:
Si tiene ideología, es el Fascismo.
Si tiene ideología, es el Fascismo.
Ahora la mayoría de los votantes tienen una sensación de
choque, pero cualquiera que le haya prestado atención a sus declaraciones y
acciones en las Primarias Republicanas debío haberse dado cuenta antes.
La palabra Fascismo se utiliza con mucha frecuencia en el
discurso político.
Casi siempre de forma imprecisa.
Es un poco como el niño que grita “Viene El Lobo, Viene
El Lobo”.
Advierte sobre el Lobo tanto, que nadie lo toma en serio
cuando uno de verdad se aparece.
Desde finales del 1930 la izquierda ha tendido a llamarle
a los de derecha, fascistas – lo que ha llevado al descrédito de la palabra
misma.
Con el paso del tiempo, esta se ha convertido en un insulto
político.
Pero el Facismo es realmente mucho más que eso.
Muchos desacreditan toda charla sobre el Fascismo como si fuese un balbuceo desplegado
en medio de un incendio.
Dicen que el Fascismo fue una cosa extraña y temporal
que afecto a algunos países en el pasado, pero que ha sido vencido y eliminado de la faz
de la tierra gracias a la victoria de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial.
Que ya no es un peligro, sino más bien una mala
palabra sin sustancia.
Pero hoy... el Fascismo es muy real!
Y si no creemos que el término define algo auténtico,
tenemos un gran problema.
El Fascismo es un peligro más
inmediato y apremiante para el mundo desarrollado de hoy que el socialismo al
estilo Ruso.
Y eso tiene una razón:
No representa el polo opuesto ni del socialismo, ni del capitalismo.
No representa el polo opuesto ni del socialismo, ni del capitalismo.
Y es que el ascenso del Fascismo y el Nazismo no fueron una
reacción contra las tendencias socialistas, sino un resultado de las mismas.
Su atractivo populista despierta los instintos políticos
más bajos de los seres humanos.
Juega con el nativismo, el racismo, la intolerancia
religiosa, y promete un Nuevo Orden de cosas bajo reglas, supuestamente, mejores,
y más eficientes.
Cuando oígo hablar a Trump, me doy cuenta de que su
discurso exhibe características de retórica Fascista.
Habla sobre el Proteccionismo Comercial y la
Autarquía como modelos ideales.
Habla sobre inmigración de una manera que hace que las
multitudes crean que todos sus problemas económicos y de seguridad son culpa de
“extranjeros peligrosos”.
Y hay más.
Él arremete contra el “establecimiento” que es, supuestamente,
incompetente y carente de energía.
Se jacta de su falta de lazos con los Grupos de Interés -
que es otra forma de decir que sólo él puede llegar a ser el Dictador.
Y claramente no se presenta a sí mismo como un candidato a Presidente
estadounidense tradicional, que va a estar al frente del Poder Ejecutivo y que
va a trabajar con el Congreso y el Poder judicial, ya que se imagina a sí mismo como cabeza de un Estado donde su
voluntad, sería la voluntad del país.
No tiene planes reales más allá de ponerse a sí mismo al
mando - no sólo del Gobierno, sino de toda la nación.
Y esa es una diferencia de fondo muy..., muy grave!
El resto de su campaña me ha sido fácil de predecir.
Dice que es pro-familia, y que está incluso en favor de
la libertad religiosa.
Pienso que la clave para entender su Fascismo es la
siguiente:
Trump tiene una ambición despótica natural, pero trata de ocultar los elementos más políticamente impopulares.
En una atmósfera general de miedo y de odio, Trump asegura
que la población podrá mantener sus propiedades, religión y fe - siempre y
cuando todos esos elementos puedan ser canalizados dentro de su gran proyecto
nacional y bajo su líderato carismático y competente.
Trump muestra en su personalidad, por lo menos siete características
y rasgos fascistas:
Culto por la acción;
Celebración de la masculinidad agresiva;
Intolerancia a la crítica;
Miedo a lo diferente y a los extranjeros;
Explota las frustraciones de la clase media baja;
Intenso nacionalismo;
Resentimiento por la humillación nacional;
Elitismo popular.
Es muy diferente de otros políticos
estadounidenses.
Narcisista, ambicioso e indecente, ama la riqueza y el Poder.
Piensa sólo en términos de centralización,
queriendo controlar personalmente todo.
¿Por qué aparece ahora y no antes?
Y ¿Por qué los Americanos nunca le han dado paso a aspiraciones
autoritarias y nativistas?
Parte de la explicación tiene que ver con que la
tradición estadounidense siempre ha incluido elementos importantes
tales como - la supremacia
de los Estados frente al Gobierno Federal, y la importancia
del individuo sobre lo colectivo.
Todo eso inocula la política nacional estadounidense
contra el atractivo del Fascismo.
Esas tradiciones son un freno ideológico para los anhelos de los fascistas.
Tienen anhelos universales, y encarnan la defensa del libre comercio, la libertad de expresión, libertad de migración,
y la libertad religiosa.
Pienso que en los Estados Unidos la ideología fascista
está absolutamente descartada debido al amor existente en favor de las
fuerzas sociales y económicas de la sociedad.
En cuanto a la "energía" que emana del Poder Ejecutivo,
la tradición no puede ser más clara.
Ninguna inteligencia, recursos, o voluntad decidida de
arriba hacia abajo puede lograr que el Gobierno trabaje.
El problema es el aparato en sí, no las personalidades ni
los valores de los gobernantes que pasan a estar a su cargo.
¿Puede Trump ganar?
Tengo serias dudas debido especialmente a su falta de fe
religiosa auténtica, su estilo autoritario y, a su claro desprecio por las
ideas sociales que motivan a muchos de los votantes más comprometidos.
Las condiciones económicas que llevaron al ascenso a Hitler en Alemania, a Mussolini en Italia y a Franco en España no están
replicadas en este país.
Se que el crecimiento del ingreso se ha estancado, que la
Clase Media se siente frustrada, y que muchos aspectos de los servicios del Gobierno
están fallando, y si añadimos el miedo al terrorismo, esa mezcla se convierte
en explosiva.
Pero es hora de recordar que las mayores amenazas para la
libertad vienen de los lugares más inesperados.
Y mientras que mucha gente se preocupa debido al supuesto mal estado del país, hay que abrir los ojos a la posibilidad
de que Trump representa una amenaza real grave contra los derechos y las
libertades Constitucionales de todos los que vivimos en Estados Unidos.