miércoles, 4 de mayo de 2011

Representante Watson y el Cuento de las Mil y una Noches

                                                                                          
Por Aníbal E. Melo

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En lo que parece el cuento de las mil y una noches, el Representante Estatal de East y West Greenwich, el Republicano, Robert Watson, durante el almuerzo anual de la Cámara de Comercio de Rhode Island, hizo los siguientes comentarios racistas, peyorativos, despectivos y ahora sabemos que hipocritas, contra los guatemaltecos:

“Imagino que si eres guatemalteco, homosexual, te gusta apostar y fumas marihuana, podrías decir que en Rhode Island, vamos por buen camino.”

Vale destacar que tras sus comentarios y la controversia que los mismos desataron, el legislador
estatal provocó de paso, un sentimiento de desconfianza y rechazo al colectivo de todos los
inmigrantes residentes en el estado.

Luego oh! La gran noticia:

"El principal republicano en la Cámara de Rhode Island perdió su posición como líder de la minoría
tras su reciente detención en Connecticut, donde enfrenta cargos por conducir ebrio y posesión de
marihuana".

De seguro este señor es de los que piensa que las mujeres inmigrantes traen al mundo muchos hijos y
esto puede ser un gran problema para los verdaderos norteamericanos.

O que los inmigrantes somos muchos, y que no cabemos todos, o que no nos integramos, o que somos muy caros dado que según los "expertos" dizque abusamos del sistema de salud y de los centros de atención, que colapsamos las escuelas, y que todos vivimos en promiscuidad.

Según personas como Watson, nuestro rosario es muy grande, casi siempre tenemos la culpa de todo
lo malo que pasa en Estados Unidos y en este caso, en Rhode Island.

Los antisociales son apenas unos pocos, y cabe recalcar que no todos son inmigrantes. Entonces me pregunto ¿qué debemos hacer con los norteamericanos incívicos? Porque de que los hay, los hay y son muchos, podemos verlos en la política local, a veces con poses de moralistas.

Pero todo queda en nada al ser “de aquí”, al ser ciudadanos, o mejor dicho norteamericanos. No quiero ni pensar la que se armaría si al que detienen en conetticut borracho y con marihuana hubiese
sido a un líder comunitario inmigrante.

Claro que a determinados personajes políticos les va de perlas cargarles la culpa de todos los
males a los inmigrantes, y es que a estas alturas lo único que les falta es culparnos de lo mal que
ellos se manejan frenta a la cosa pública. De lo mal que administran sus propias vidas.

¿Qué se debe hacer con los inmigrantes?

Hablo de los honestos, de los cívicos, de los que creen en Rhode Island, de los que han
elegido esta tierra para vivir, para criar a sus hijos.

Tanto da el cántaro en la fuente que al final se rompe y los políticos no pueden seguir tirando de la
cuerda, tensando y caldeando los ánimos, transmitiendo una falsa y negativa imagen de un colectivo
que en su casi totalidad son gente de trabajo, honrada, pacífica y que tiene como mayor problema el
no haber nacido aquí.

Yo sugiero que hagan un esfuerzo, que cierren los ojos por un momento y escuchen a los inmigrantes aunque su inglés no sea correcto, que olviden el color de piel y la procedencia.

Reconstruir a Rhode Island es mucho más complicado que comenzar de cero, muchos de nosotros
queremos participar en esa reconstrucción, queremos volcar nuestras energías, nuestras ideas,
nuestro esfuerzo y nuestro sudor.

Pero queremos hacerlo desde la base de la confianza mutua, de juntar esfuerzos, de ir todos a una.

Queremos hacerlo juntos, codo a codo, desde la pluralidad de ideas, desde la rica diversidad que puede aportar mucho.

En este Rhode Island del día a día, en el cual su gente corriente es tolerante, solidaria, abierta. En esta sociedad que acepta en su mayoría de buen grado la llegada de personas de otras tierras, con su
cultura, su fe diferente y hasta otro color de piel, la política mezquina y electoralista no debería
tener cabida.

Hace años ya ha nacido otra Rhode Island, la de la diversidad, la multicultural, la multiracial, la que
alberga no sólo a los inmigrantes sino que aprende de ellos tanto como los inmigrantes lo hacen de
este bello estado.

No es tiempo de buscar culpas ni de echarle la culpa a los demás de nuestros errores, es tiempo de
construir, de unir, de hacer cosas positivas y en este tiempo nuevo la xenofobia, la inmigrafobia y la
hipocresía no tienen cabida.

En todo rebaño existen ovejas negras, para ejemplo, el Representante Watson.

Rhode Island tiene problemas, pero los tenemos todos los que aquí vivimos. Tenemos que trabajar
para levantar nuestro aparato productivo, para mejorar nuestra economía.

Hemos de hacerlo todos juntos, por que el desempleo no sabe de colores, ni de fe, ni de razas, ni
de procedencia. Los bancos no saben de eso, a la hora de cobrarte la hipoteca, la tarjeta o cualquier
otro servicio el dinero del ciudadano o del inmigrante tiene el mismo valor.

En las urnas pasa lo mismo. Puede que algunos políticos recojan lo que han sembrado con el riesgo
de que no cosechen lo que pensaban, sino todo lo contrario.

Por que hoy algunos de ellos siembran dudas, división, miedo, rechazo a los inmigrantes, en el
intento de volcar el descontento que sufre la población en general a su favor, intentando que la
desidia, el rechazo y la desconfianza provocada por esta situación coyuntural, que por cierto no es
exclusiva de Estados Unidos sino que es global.

Cansa cargar con la culpa ajena, cansa ver, leer y escuchar a políticos hipocritas decir un día sí y el
otro también que los inmigrantes somos todos criminales, que sobramos, que los niños que nacen en
esta tierra de padres y madres inmigrantes al parecer no son tan importantes ni tan decisivos como
lo serían si fuesen de padres y madres estadounidenses.

Cansa que se nos asocie con la delincuencia, con la ignorancia, con el malvivir, con la droga, con la
no-integración, con la suciedad, con la violencia doméstica, con las cosas malas, sin tener un
mínimo de humildad que les permita reconocer el aporte que los inmigrantes hemos hecho a esta
tierra.

Cansa ser un día sí y el otro también arma y excusa fácil de políticos con pocas ideas, propuestas
huecas, mucha hipocresía, poca tolerancia y nada de memoria, por no hablar de que ni saben ni
entienden ni quieren entender ni conocer a los inmigrantes, ni mucho menos entienden de
integración.

Lo que sí entienden y saben es manipular, distorsionar y utilizar políticamente a los inmigrantes.

Esto cansa, aburre, genera rechazo y que lo sepan, moviliza a los ciudadanos familiares y amigos de
los inmigrantes a votar con un voto emocional, así que cuando lleguen las elecciones, tengan
eso en cuenta.