Por Aníbal E. Melo
El 10 de febrero de este año, el médico dominicano José Elías Zaiter-Pou, de 62 años, se declaró culpable de ayudar a ocultar la identidad de un sin número de inmigrantes indocumentados mediante la alteración de huellas digitales utilizando procedimientos quirúrgicos.
Hay mucha desesperación entre los inmigrantes, especialmente entre los padres deportados que desean volver a Estados Unidos y poder reunirse con sus hijos.
Todos estos procedimientos son muy dolorosos y en muchos casos resultan inútiles porque con la tecnología biométrica actual tarde o temprano las personas son identificadas.
Por otro lado, la práctica de borrar la información que encierran los dedos de las huellas dactilares no es exclusiva de los inmigrantes en Estados Unidos.
Grupos humanitarios de Europa, informan de que incontables inmigrantes están tratando de mutilar sus huellas cortandose o raspándose la piel.
En Estados Unidos, el ejercicio extremo de la deformación o mutilación de las huellas todavía no es extenso. Sin embargo, datos del FBI así como de agencias locales de policía destacan que en los últimos cuatro años están surgiendo más casos a todo lo largo del país.
Reportes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), destacan que los inmigrantes pagan entre 4,500 a 7,000 dólares por dichas cirugias.
El 10 de febrero de este año, el médico dominicano José Elías Zaiter-Pou, de 62 años, se declaró culpable de ayudar a ocultar la identidad de un sin número de inmigrantes indocumentados mediante la alteración de huellas digitales utilizando procedimientos quirúrgicos.
El Dr. Zaiter-Pou realizaba una operación en la que removía la punta de las yemas de los dedos para darles vuelta y luego suturarlas, dando forma a impresiones nuevas e irreconocibles.
Fue condenado a 12 meses y un día de prisión, seguidos de 3 años de libertad condicional. Según archivos de la Corte, el médico practicó dicha cirugía a decenas de personas.
Estos procedimientos desesperados, van en aumento ante el uso cada vez más extenso de tecnología avanzada para el reconocimiento de indocumentados, sin embargo, la Asociación Internacional de Identificación, dice que no existen datos concretos sobre cuántos inmigrantes estarían recurriendo a dicho método.
Hay mucha desesperación entre los inmigrantes, especialmente entre los padres deportados que desean volver a Estados Unidos y poder reunirse con sus hijos.
Todos estos procedimientos son muy dolorosos y en muchos casos resultan inútiles porque con la tecnología biométrica actual tarde o temprano las personas son identificadas.
Por otro lado, la práctica de borrar la información que encierran los dedos de las huellas dactilares no es exclusiva de los inmigrantes en Estados Unidos.
Grupos humanitarios de Europa, informan de que incontables inmigrantes están tratando de mutilar sus huellas cortandose o raspándose la piel.
En Estados Unidos, el ejercicio extremo de la deformación o mutilación de las huellas todavía no es extenso. Sin embargo, datos del FBI así como de agencias locales de policía destacan que en los últimos cuatro años están surgiendo más casos a todo lo largo del país.
Reportes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), destacan que los inmigrantes pagan entre 4,500 a 7,000 dólares por dichas cirugias.
