sábado, 25 de junio de 2016

Reflexiones sobre El Caso Estados Unidos Vs. Texas

Por Aníbal E. Melo


La no decisión de un Tribunal Supremo dividido en el Caso Estados Unidos Vs. Texas ha dado al traste con las esperanzas de a los que se les hubiese concedido Acción Diferida y autorización de trabajo por medio de DAPA y de un ampliado DACA.

La implementación de estos programas hubiese sido un paso muy importante, ya que se le habría dado finalmente a millones de miembros productivos de nuestras comunidades una voz – a personas que han sido obligadas a guardar silencio y sentirse menos humanos.

La decisión del Tribunal Supremo no ha hecho más que reforzar el actual sistema de inmigración roto y el clima político anti-inmigrante.

Los Estados Unidos es conocido como la Tierra de las Oportunidades, un lugar donde las reglas de la libertad y la igualdad prevalecen.

Los conceptos libertad, oportunidad e igualdad deben ser pilares que se expandan a todos.

Por eso creo que DAPA y un ampliado DACA habrían sido los primeros pasos para que se pudiese conciliar una retórica anti-inmigrante profundamente ofensiva que les ha impedido a millones de estadounidenses el poder ver a los inmigrantes indocumentados como seres humanos y miembros iguales de esta sociedad.

Y es que las innumerables nociones preconcebidas negativas sobre la comunidad inmigrante desmantela el impacto positivo y las contribuciones a nuestra economía, a las escuelas y a la nación en su conjunto que realizan los indocumentados.

A estos individuos no se les da participación en las innumerables oportunidades y libertades que brinda esta gran nación.

Y sin embargo, a través de su perseverancia y resistencia, continúan trabajando sin descanso para que se le respeten y reconozcan sus valores americanos de trabajo duro para crear un futuro mejor.

Los números 5, 11, ó 12 millones, se escuchan a menudo cuando se trata el tema de la inmigración.

Y para muchos, esos números no tienen ningún significado.

Se trata de una disociación de las caras, las personas reales y las vidas que viven detrás de las sombras de esos números.

Del que huyó de la guerra y el hambre para proporcionar una mejor educación para sus hijos, del agricultor que huyó de la pobreza para proporcionar a su familia con medios para comer, ó el del professional que fue forzado a salir de su país de origen por causa de un regimen gubernamental corrupto.

Estos son sólo unos pocos ejemplos de los individuos que han venido en busca de una vida mejor, en busca de libertad y de una manera pacífica, y digna de vivir.

Lo triste, es que estas son las mismas personas que son etiquetadas como delincuentes y a las que se les descuentan sus contribuciones.

Personas que han llegado a amar y respetar a los Estados Unidos como su hogar, pero que a cambio han recibido el rechazo y una continua opresión.

A través del Caso Estados Unidos Vs. Texas, el Tribunal Supremo tuvo la oportunidad de fallar en contra de la discriminación y la opresión, y darle a la gente un Fallo que se alinease con los valores de esta tierra, protegiendo a millones de seres humanos necesitados de justicia.

Por otra parte, creo que la "no decisión" es también el triunfo de la división contra la unidad.

Es el triunfo de la división de las familias, de las comunidades y una alarma de que la division es un virus que continua corroyendo los cimientos de esta nación, e impide tomar el camino adecuado para acercarnos los unos a los otros.

Haberle dado a los padres de los ciudadanos o de los residentes permanentes legales un permiso de trabajo y un alivio contra la deportación, le hubiese dado también el derecho de ser tratados  y ser vistos como iguales a los ojos de la ley.

Pero debido a la decisión del Tribunal Supremo, seguirán siendo tratados como ciudadanos de quinta, explotados, oprimidos y odiados constantemente por muchos.

Por otro lado, dicho fallo no da respuesta a las preocupaciones humanitarias que enfrenta Estados Unidos cuando los miembros de las comunidades inmigrantes son explotados, abusados ​​y criminalizados injustamente.

Esta Sentencia apoya a un sistema de inmigración que continua soportando que padres y niños sigan explotados.

El miedo a la separación y el estrés de un futuro incierto continúan empañando las mentes de nuestros niños y sus padres.

Recuerdo que el 18 de abril pasado, mientras escuchaba los argumentos orales que se llevaban a cabo, yo pensaba en los millones que se verían afectadas directamente por la decisión del Tribunal Supremo.

La unidad, la esperanza y la emoción que se respiraba en ese día era emanado por el poder de las personas.

Y debe ser ese interminable apoyo y aliento, mismo que llenó las gradas de la Corte Suprema en Abril lo que sirva para seguir adelante, uniendo a nuestra gente en Noviembre al votar por lograr una reforma migratoria justa.

Pienso que debemos seguir la lucha para mantener unidas a nuestras familias, para que todos tengamos una oportunidad justa de lograr el Sueño Americano y para lograr la justicia y la igualdad de todos los que vivimos en esta tierra.