Aníbal E. Melo
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AnibalMelo@yahoo.com
No estoy seguro exactamente cuando
sucedió, pero en algún momento me di cuenta de que la vida en los
Estados Unidos había llegado cada vez más a parecerse al negocio de
las líneas aéreas.
Ahora, los estadounidenses reciben
mucha o nada de calidad en los bienes y servicios dependiendo del
precio que pagan.
Al igual que cuando uno compra el pasaje del
asiento de un avión.
Los viajeros de primera clase se
sientan en el frente de los aviones, donde hay un montón de espacio,
y buena comida.
Y no tienen que hacer largas colas, incluyendo las
que se producen fuera de los baños durante el vuelo.
Atrás, ...el resto de la gente se
apeñuca en espacios confinados e incomodos.
Pero esto no se limita a solamente los
viajes en avión, por supuesto.
Hasta en Washington ha nacido un nuevo
negocio: La paga para hacerle "yuca" a los Congresistas por
parte de los grupos de presión que buscan tener acceso a ellos.
En Massachusetts, hay un Cine de lujo
llamado Showcase SuperLux.
Además de tener el lugar en donde
"todos" se sientan, estos Cines, también tienen un espacio
de primera, donde uno se "sienta y se relaja" en sillones
de piel extra anchos, que se reclinan y permiten subir los pies. Uno
disfruta de alimentos y bebidas durante toda la película, y cada
asiento está equipado con un botón para llamar al mesero que
siempre está allí cuando uno lo necesita.
Definitivamente, es un espacio de alta
calidad, confort y exclusividad.
Del mismo modo, en los últimos años,
variados servicios de transporte de alta calidad han surgido que
ofrecen coches de lujo para transportar a una distinguida clientela.
Incluso hasta los psicólogos ya se han
metido en ese juego.
Ahora son "Coaches Ejecutivos"
por lo que han triplicado su precio por hora.
La transformación económica ocurrida
en los últimos 30 años, a desempeñado un papel crucial en la
aparición de esos servicios de súper lujo.
Estados Unidos, es el país más rico
del mundo, lo que es muy bueno para sus ciudadanos y residentes.
El problema es que su prosperidad se ha
distribuido de manera muy desigual, ya que los ingresos del "top
1%", han disfrutado de un grandioso incremento. Mayor que en
cualquier otra economía avanzada.
La participación de los beneficios de
los ricos en el crecimiento económico de la nación se encuentra en
un máximo histórico, lo que significa que la parte que le
corresponde a los salarios de la fuerza de trabajo general se
encuentra en un mínimo histórico.
Pero no siempre fue así.
Entre el 1930 y
los años '80, la desigualdad de ingresos se redujo, pero desde
entonces, ha habido un cambio radical.
Los datos de medición de la
desigualdad revelan la cultura y la política existente actualmente,
y cada vez más, nuestras interacciones con los demás.
Por supuesto, la creciente desigualdad
no es exclusiva de los Estados Unidos, por lo que se ha convertido en
un tema cada vez más importante a nivel mundial.
La cuestión resuena en todas las
economías avanzadas, y pienso que es el sub-producto de las ideas
neoliberales dominantes en los últimos 40 años.
En Estados Unidos, los empleados que
cobran el salario mínimo no ganan lo suficiente para sobrevivir y se
ven obligados a tomar un segundo e incluso un tercer trabajo.
Todos los intentos de Obama por reducir
la desigualdad - a través de los impuestos a los ricos y otras
políticas redistributivas - son contrarrestados con la cacofonía
conservadora de "guerra de clases", en la medida que los
ricos tratan de preservar agresivamente sus ventajas.
Esa política pública de crecimiento
económico y ganancia material orientada para favorecer más a los
ricos que ha sido aplicada por los diferentes Gobiernos en los
últimos 40 años, está en estos momentos siendo desafiada con una
fuerza cada vez mayor.
Algunas de las críticas del
neoliberalismo provienen de fuentes improbables, especialmente del
jefe de la Iglesia Católica, el Papa Francis quien argumenta:
"Mientras que las ganancias de
una minoría están creciendo exponencialmente, también lo es la
distancia que separa a la mayoría de la prosperidad disfrutada por
unos pocos afortunados. Este desequilibrio es el resultado de
ideologías que defienden la autonomía absoluta del mercado y la
especulación financiera".
Su análisis, contenido en la
exhortación apostólica "Evangilii Gaudium o La alegría del
Evangelio", es visto por muchos como la punta de lanza de un
nuevo pensamiento económico de izquierda radical.
A mi modo de ver, el Papa tiene razón,
ya que el crecimiento sin precedentes de riqueza en el mundo, no ha
generado una era más generosa o altruista para todos.
Por el contrario, los que han acumulado
riquezas y ventajas significativas, ahora afirman enérgicamente que
tienen derecho a disfrutar de ellas sin los estorbos de los impuestos
u otras políticas redistributivas.
Ellos encuentran auxilio en el
ferviente apoyo de los ultra conservadores de derecha, de una gran
parte de los medios de comunicación y de algunos organismos
empresariales de punta.
Son empresarios en auge que le han
declarado la guerra a las medidas fiscales propuestas por el
Presidente Obama.
Escuelas privadas que denuncian la idea
de que la financiación del contribuyente debe ser dirigida a
favorecer a las escuelas de los estudiantes más desfavorecidos.
Ahora los más ricos luchan por el
derecho a no tener que pagar ningún impuesto sobre las ganancias de
sus activos, y los inversores de propiedades inmobiliarias
millonarias amenazan con sublevarse si no se les reducen los
impuestos.
Hace algunas décadas, un consenso
político bipartidista habría desafiado toda esa locura.
No así ahora.
Estamos creando una nación de
multi-millonarios que queman los puentes detrás de ellos. De ricos
que se enojan fácilmente y son más inclinados a compartir su ira,
que su riqueza.
Pienso que aunque la palabra
"desigualdad" ha sido utilizada con poca frecuencia por los
políticos en las pasadas dos décadas, muchos de los problemas más
polémicos de hoy encuentran explicación a través del prisma de la
desigualdad.
Las instituciones que se encargan de
moderar la desigualdad en los ingresos - incluyendo el movimiento
sindical, los tribunales laborales y la red de bienestar social - son
implacablemente atacados por la ultra derecha.
Por otro lado un dividido y severamente
debilitado movimiento liberal, se defiende de manera intermitente.
La estrategia de la derecha,
evidentemente manejada con gran acierto, es desafiar las medidas
gubernamentales que sirvan para aliviar los niveles de desigualdad
social, por lo que en mi opinión el grito de "guerra de clases"
es utilizado para contrarrestar los intentos de crear políticas
públicas equitativas.
Siempre que se invoca la "lucha de
clases", es porque las ventajas desproporcionadas o
injustificadas de personas con altos ingresos o de grandes
corporaciones están bajo amenaza.
Para entender hasta qué punto Estados
Unidos ha cambiado, nada más hay que escuchar a los políticos
conservadores, representantes exclusivos de loshombres de negocios
exitosos, acusar al Presidente Obama de crear una "guerra de
clases", y ver como algunos medios y periódicos nacionales se
hacen eco.
El delito de Obama, ha sido tratar de
mejorar los servicios oficiales que reciben los pobres y la clase
media, detener la caída de los niveles pobreza y reparar las
asignaciones groseramente desiguales de los recursos económicos de
la nación.
Estoy desconcertado por la
transformación cultural que se revela en las respuestas de los ricos
al Presidente Obama, ya que invariablemente, lo acusan de ser un
"comunista".
En el Siglo 21, en Estados Unidos, el
lenguaje de la lucha de clases no es invocado por la "clase
obrera" sino por los ricos.
En esta triste historia de crisis
existencial, ha habido muchas, pero muchas bajas, pero posiblemente,
la más devastadora de todas , es la capitulación del Partido
Republicano en favor de los intereses de los multimillonarios.
Por otro lado, me parece que el gran
riesgo de la desigualdad económica extrema es que derive en un gran
conflicto social, y que los grupos con menos ingresos se levanten
contra los que están en la parte alta de la pirámide social.
Así han sucedido algunas de las
revoluciones modernas más importantes, lo que tiene evidentes
repercusiones económicas.
Pero en mi opinión, más preocupante
aún que la desigualdad de ingresos, es la desigualdad de
oportunidades.
Es dejar que el sueño americano, cada
vez sea más sueño y menos real, lo que puede generar entre las
clases más populares la sensación de que es imposible prosperar, y
que no vale la pena esforzarse.
Luego de las elecciones del 2012, los
Republicanos nos siguen enviando mensajes sorprendentemente
descarados e inequívocos: Que ahora no es el momento de estar
desempleados, discapacitados o tener empleos con bajos salarios.
Y es que una serie de recientes
acciones tomadas por los lideres de ese Partido, siguen creando
mayores desventajas para los pobres: Los programas de cupones de
alimentos, del cuidado de los ancianos y los niños, de los
beneficios de desempleo, o los de la educación primaria y
universitaria, entre otras medidas, han sido saboteados.
Pienso que es inevitable que el Partido
Republicano seguirá golpeando a los pobres, por lo que opino que si
algún día la desigualdad va a mermar en este país, primero va a
empeorar.
A Dios que nos coja confesados!