lunes, 5 de diciembre de 2011

Herman Cain, y la Ley de Causa y Efecto

                                                                                                         
Por Aníbal E. Melo

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Vivimos en un universo de leyes. Todo sucede por una razón, sea ésta conocida o desconocida. De acuerdo a la ley de causa y efecto, el resultado de cualquier situación, tiene que ser igual a la causa.

Lo que se siembra es lo que se cosecha.

Muchas de las cosas que pasan en la vida de una persona son determinadas por la ley de causa y efecto. Acción y reacción.

Esta ley funciona en todos los ámbitos y trae a la luz todo cuanto sembramos, sea ésto en palabra, obra o pensamiento. Lo que se siembra puede ser una creencia, una idea o un acto y lo que se va a cosechar es el producto de eso que se sembró.

Todo lo que se hace o no se hace pone en marcha una causa y ésta trae una consecuencia, que puede ser positiva o negativa dependiendo de lo que se puso en movimiento.

Herman Cain, quien llamó a la construcción de un muro en la frontera con México que electrocutase a cualquiera que trate de venir a los Estados Unidos sin permiso, y que luego trató de descartarlo como una broma, ha terminado en su propia tercera vía personal, es decir, tuvo que abandonar sus aspiraciones presidenciales debido a denuncias de mala conducta sexual.
¿No hay una ley de causa y efecto operando aquí?

Un hombre que estuvo dispuesto a apelar a los prejuicios anti-inmigrantes mas extremos, hasta el punto de abogar por la matanza potencial de miles de personas (además de los miles que ya han muerto en la frontera), se encuentra ahora con sus esperanzas presidenciales electrocutadas.

Esto es debido a las denuncias, de que tiene tan poco respeto por la dignidad de las mujeres, incluyendo a su propia esposa, según sus historias de infidelidades, como lo tiene por la vida de los inmigrantes latinoamericanos que buscan escapar de la pobreza o de la persecución, viniendo a los Estados Unidos, al igual que los inmigrantes europeos y asiáticos hicieron antes que ellos.

Ahora que le hemos dicho adios a Cain, la pregunta es: ¿quién va a ser el último hombre de pie en el campo republicano?

Los signos apuntan ahora a Newt Gingrich, que no es ajeno ni a la infidelidad conyugal, ni al uso del odio, para ganar puntos políticos.

¿No sera que los republicanos estarían mejor con un tipo diferente de candidato?

Sobre sus vidas personales, no digo nada. Pero ¿no sería prudente que el Partido Republicano busque a alguien que no tenga que depender de la intolerancia y de los prejuicios para obtener votos?

O es que el abandono del uso del odio contra las minorías causa demasiados problemas en el campo de los republicanos?

Somos seres que estamos cambiando, transformándonos todo el tiempo.

Por eso es posible que dentro de nuestro proceso evolutivo tengamos que lidiar con personas como Cain, llenas de rencor, egoísmo y avaricia.

En lugar de los sentimientos o pensamientos de estos supuestos presidenciables, pongamos en las boletas a personas con pensamientos positivos, y así seguramente se lograrán muchos resultados loables para todos.