miércoles, 28 de septiembre de 2016

Inmigración: Quince Años Después Del 11 De Septiembre

Por Aníbal E. Melo


Hace quince años, parecía que la Reforma Integral De Inmigración era inminente.

La semana anterior, al 11 de Septiembre, el Presidente de México Vicente Fox, visitó los Estados Unidos y habló con el Presidente Bush y con el Congreso sobre la necesidad de una Reforma.

El momentum estaba creciendo.

Sin embargo, los trágicos sucesos del 11 de septiembre marcaron el debate sobre la inmigración hechándolo hacia atrás de manera significativa.

Ahora, en el mundo post-11/9, la política de inmigración es definida por el "terrorismo".

Es decir, una vez que se hizo evidente que los ataques fueron llevados a cabo por extranjeros, aumentó la presión para la adopción de nuevas restricciones a la inmigración en nombre de la seguridad nacional.

Por años, cualquier conversación sobre una Reforma Integral estuvo muerta.

Muchos cambios han sido hechos al Sistema de Inmigración en los últimos quince años y, aunque la mayoría han estado destinados a frenar el terrorismo, esas políticas han tenido un impacto significativo muy negativo en todas las comunidades de inmigrantes.

Algunos de los más notables incluyen:

El “Programa Nacional de Seguridad De Sistema de Entrada y Salida (NSEERS)”.

Implementado de manera inmediata luego de los ataques, requiere que a los varones con ciudadanía de países que tienen "presencia terrorista significativa" se les tome las huellas dactilares y su fotografia.

A pesar del hecho de que “NSEERS” terminó oficialmente en el 2011, la retórica de la "investigación extrema de antecedentes" ha resurgido con Donald Trump.

Recordemos que la autoridad legal para reanudar dicho Registro Especial se mantiene en los libros.

Por otra parte, los Refugiados y los solicitantes de Asilo, muchos de los cuales vienen huyendole al terror, han sido el foco de muchas de las medidas de seguridad post-9/11.

Y a pesar del hecho de que ya eran uno de los grupos de inmigrantes más fuertemente evaluados, los controles relacionados con la Seguridad se han vuelto aún más intensos, a menudo retrasando los procesos y, reduciendo el número de refugiados admitidos anualmente a los Estados Unidos.

Inmediatamente después del 9/11, el Gobierno Federal anunció su intención de colaborar con la Policía estatal y local, y usarlos como "multiplicadores de fuerza" para identificar y deportar inmigrantes a través del “Programa 287(g)”.

Los gobiernos estatales y locales se han involucrado aún más en el ambito de la inmigración creando  una amplia gama de leyes y políticas destinadas a disuadir a los inmigrantes y refugiados de establecerse en ellos, como por ejemplo, la “Ley SB1070” de Arizona.

Sin embargo, no toda la respuesta posterior al 9/11 ha sido negativa.

Algunos Estados y localidades han promovido políticas destinadas a acoger a los inmigrantes e integrarlos en su vida social, cultural y económica.

Muchos políticos han reconocido, que si las estrategias que se adoptan respecto de los recién llegados no los aislan, se tendrá más éxito en la lucha contra el resentimiento, mismo que sirve de alimento para los actos de violencia.

Hoy quince años después del 9/11, muchos defensores y líderes políticos debemos volvernos a enfocar en una Reforma amplia al sistema de inmigración.

Mantener a la nación segura como una Caja Fuerte siempre será un elemento importante de la política de inmigración futura, siempre tomando medidas que garantizen que los que entren a los Estados Unidos no hagan daño.

Sin embargo, ya es tiempo de llevar a cabo una Reforma de Inmigración amplia.

Una que cree un nuevo sistema migratorio que sea útil para el Siglo XXI.

Una que nos mantenga a salvo de los terroristas, sin que comprometa los valores en que la inmigración ha beneficiado a este gran país económica, cultural y socialmente.