Aníbal E. Melo
http://www.AnibalMelo.com
Con las altas esferas de la sociedad
llevándose a casa cada vez más grandes porciones de la riqueza del
país, los trabajadores de más bajos salarios están siendo
empujados hacia la pobreza, por una economía que no funciona para
ellos.
En momentos en que el Presidente Obama
está dándole el frente a este problema creciente, entre otras
iniciativas luchando por el aumento del salario mínimo, se han
levantado los aullidos habituales de los conservadores de ultra
derecha, que deseosos de avanzar iniciativas públicas para obtener
beneficios políticos para su clase - incluso si eso significa el
destrozar las vidas de los trabajadores de más bajos salarios, -
tergiversando las realidades económicas que los trabajadores pobres
enfrentan.
Por otro lado, el fracaso del Congreso
para mantener el salario mínimo a la par con la inflación,
significa que los trabajadores afectados ahora se llevan a casa un
salario más bajo de lo que ganaban sus pares en el 1968.
Actualmente, un trabajo de salario
mínimo a tiempo completo devenga un poco más de $15,000 al año,
cantidad insignificante para mantener una familia de cuatro - tres, e
incluso dos - por encima de la línea federal de pobreza.
Pero la erosión del salario neto tiene
menos que ver con el valor real de los trabajadores, que con una
economía amañada para favorecer a los que detentan el poder
económico y político.
A pesar de las caracterizaciones
erróneas, la mayoría de los trabajadores de salario mínimo son
adultos y la principal fuente de ingresos de sus familias, no sólo
adolescentes que buscan ganar algo de dinero, y tienden a ser más
educados de lo que eran en el pasado.
Sin embargo, en lugar de crear
políticas que recompensen el trabajo duro con alguna seguridad
económica básica, los republicanos se contentan con perpetuar mitos
sobre las edades de los trabajadores, sus habilidades y ambiciones.
Y aunque algunos republicanos apoyaron
el más reciente aumento del salario mínimo en el año 2007, en esta
ocasión, el Tea Party y una serie de Gobernadores Republicanos están
erigiéndose como los principales obstáculos en contra de esta buena
oportunidad económica.
Haciendo caso omiso a los economistas
que apoyan un salario mínimo más alto y a los estudios que muestran
que los temores de pérdidas de empleos son infundados, algunos de
los principales líderes republicanos del Tea Party en el Congreso,
quieren hasta abolirlo.
Mientras tanto grupos de ultra derecha
que representan los intereses de las grandes empresas, a menudo
financiados por conservadores ricos que se benefician de la
eliminación de las leyes de protecciones a los trabajadores, están
impulsando dicha oposición.
Siguiendo el llamado del Presidente
Obama para aumentar el salario mínimo, corresponde ahora a los
republicanos en el Congreso el decidir si van a unirse a él para
ayudar a los estadounidenses de pie, o a los fanáticos del Tea Party
y los intereses especiales que quieren bloquear y hasta eliminar el
salario mínimo.