miércoles, 23 de mayo de 2012

Utilizando A Los Pobres Como Alcancias


                                                                                                         
Por Aníbal E. Melo

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Por razones obvias, no es muy tentador robarle a un pobre individualmente.

Si le robas a un banquero, podrías encontrar en su cartera el equivalente a un mes de tu renta.

Si le robas a un conserje, con suerte conseguirás para huir de la escena del crimen en un autobús.

Sin embargo, los pobres en su conjunto proporcionan un blanco jugoso para cualquiera que sea lo sufientemente depravado como para hacer del robo a estos, el objetivo de su negocio.

El truco de los ricos es robarle a los pobres en forma sistemática, impersonal y casi imposible de rastrear.

Los empleadores, por ejemplo, pueden programar sus computadoras para robarle a sus empleados unos cuantos dólares en cada cheque de pago, o pueden requerir que los trabajadores aparezcan 30 minutos o más antes de que el reloj laboral comience a correr.

Los prestamistas, incluyendo los bancos, las financieras y los de día de pago, han asumido el papel del usurero del barrio, cobrando tasas increíblemente altas de interés, que se complementan con cargos extras por pagos atrasados, perfectamente legal en muchos estados.

No es sólo el sector privado el que se aprovecha de los pobres.

Los gobiernos locales están descubriendo que pueden compensar la disminución de los ingresos fiscales a través de multas, honorarios y otros costos impuestos a los acusados de delitos no más graves que conducir con una licencia suspendida.

Y para colmo, dado el alto costo de encerrar a la gente, un número creciente de jurisdicciones ahora le cobran a los acusados el monto de los costos de las Cortes e incluso el precio de ocupar una celda en una cárcel privada.

Hasta dónde llegaremos!