sábado, 29 de agosto de 2015

Sobre El Peyorativo: "Bebes Anclas"


Por Aníbal E. Melo


El antiguo  sustantivo latino "meretrix" significa "prostituta" y tiene su origen en el adjetivo Inglés: prostituido.

El Diccionario define la palabra "prostituido" como: falso, hueco, maqueta, seudo, falsificación, engañoso, poco sincero.

Escribo esto, porque todos los adjetivos anteriores también podrían utilizarse para describir los argumentos en contra de la "14va Enmienda", misma que trata sobre la concesión de la ciudadanía en favor de todos los niños nacidos en los Estados Unidos (con excepción de los hijos de los diplomáticos extranjeros) sin distinción de raza, nacionalidad o estatus migratorio de sus padres, la cual es ahora nuevamente atacada  por los  restrictionistas bajo el disfraz de la erudición y la investigación objetiva del Derecho Comparado.

Su argumento es que al igual que la mayoría de los países del mundo (fuera de nuestro propio hemisferio occidental, que en general sigue la práctica de los Estados Unidos), que no reconocen la ciudadanía por lugar de nacimiento o "Jus Solis", sino el derecho de sangre o "Jus Sanguinis", deberíamos abolir la 14va Enmienda.

Esta propuesta, que está obviamente dirigida  a negarle la ciudadanía a los hijos de los inmigrantes latinos y asiáticos, es tan carente de buena fe que se podría confundir con la antigua palabra romana "meretrix".

Así es como el Presidente del Comité Judicial, Bob Goodlatte (R-Va.), ex abogado de inmigración, ha enmarcado  su sugerencia de que podría ser una buena idea el considerar la modificación de la Constitución de los Estados Unidos de América con el fin de convertir a millones de ciudadanos en nuevos parias.

Aquí un extracto de su declaración inicial hecha en las audiencias sobre Ciudadanía por Nacimiento llevadas a cabo por el Subcomité de Inmigración y Seguridad Fronteriza el pasado 28 de abril:

"Muy pocos países con economías avanzadas tienen una política de ciudadanía por nacimiento.

De hecho, de los miembros del G20, sólo Estados Unidos, Canadá y México otorgan automáticamente la ciudadanía basada  en el lugar o país de nacimiento sin importar   la condición de ciudadanía o estatus de  inmigración de los Padres.

Pero sólo porque otros países tengan o no una determinada política o ley, los Estados Unidos no debería tener que imitarlos.

Pienso que los  miembros del Congreso, deberíamos de tener un debate abierto y honesto acerca de las consecuencias de este tema".

Eso suena a como si el Representante Goodlatte se estuviese  preparando para presentar un estudio neutral, o tal vez para escribir un artículo de revisión de una legislación en el contexto  de un Tratado de Derecho Internacional sobre Ciudadanía.

¿Quién puede estar en contra de eso?

El problema, es que luego muestra  sus verdaderos motivos, y su gran  animosidad contra los inmigrantes latinos mexicanos y otros ("ilegales"), así como contra  los asiáticos ("turistas de nacimiento"):

"Las evidencias sugieren que la ciudadanía por nacimiento automática incentiva la inmigración ilegal, el abuso de derechos y la política de inmigración de Estados Unidos.

Muy preocupante es el aumento del fenómeno del turismo migratorio,  mediante el cual  mujeres embarazadas extranjeras vienen específicamente para dar a luz aquí, para que sus hijos sean   ciudadanos estadounidenses", dice Goodlatte.

Yo estoy seguro de que muchos congresistas republicanos estan preocupados por el hecho de que algunas madres puedan convertir  en ciudadanos a sus hijos a través de su nacimiento en  esta gran nación de inmigrantes.

Claro, es por eso por lo que una vez tuvimos las leyes de exclusión de los  Chinos,  uno de los momentos más oscuros, y más prejuicios en nuestra historia.

Pero, ¿queremos revivir esas leyes?

La triste realidad de millones de personas apatridas que viven actualmente en  muchos de los países que no otorgan la ciudadanía por nacimiento es un desastre, y un recordatorio que ilustra exactamente la gravedad de las consecuencias de no reconocer ese derecho a todos los niños.

Por último, y sin de ninguna manera pretender comparar a las figuras públicas que tratan este tema con respeto, con los prejuiciosos que  fingen estar preocupados por el "Derecho Internacional Comparado", cuando su verdadero propósito es abolir la ciudadanía para millones de niños nacidos en Estados Unidos, comportandose tan falsamente como cualquier meretrix de la época romana clásica.

La diferencia es que aquellas, al menos estaban vendiendo algo real.