Por Aníbal E. Melo
La reforma migratoria, como todas las grandes reformas, debe surgir de una visión de la sociedad a la que aspiramos, más democrática, que promueva valores de solidaridad y cooperación. Este proceso de cambios deberia ser parte de una política federal integral.
Si el Congreso y el Estado Norteamericano quieren asumir una amplia y justa reforma migratoria, deberian hacer caso a los deseos de las norteamericanas y norteamericanos, sobre un “portafolio integral de transformaciones" con la visión sistémica que requiere la relación biunívoca entre la igualdad, lo económico, la cultura y lo social.
¿Qué sociedad queremos construir entre todos?
¿Qué modelo inmigratorio asumiremos, para que “las leyes” no sigan siendo sinónimo de pobreza, exclusión e ignorancia?
Esa elección, que requiere una visión nacional, debe trascender los inmediatismos y las claudicaciones pragmáticas. Deberá hacerse presente en una especie de nuevo “contrato social”. O, como se dice, un gran acuerdo nacional, que compacte a los Estados Unidos en un plan, concertado, desde el punto de vista del bien común de toda la nación.
Ese pacto obviamente, no podrá ser concebido ni firmado desde la ideología de ultra derecha dominante hoy dia, en el Partido Republicano.
Se esté de acuerdo o no, lo cierto es que las propuestas relacionadas con la ya famosa "seguridad nacional" no están dando las respuestas adecuadas a los problemas vitales de las mayorías del pais.
Lo sabemos bien y lo sufrimos sobre todo en nuestra comunidad hispana en la que la pobreza se hace cada vez más presente y en la que duele tanto la exclusión, que es el peor resultado de las injusticias.
La Reforma de Inmigración que promueve el partido gobernante tiene retazos que alcanzan para adornar la indumentaria de los xenofobos y racistas; pero el resto del costoso vestido no sirve para cubrir los problemas crecientes de los millones y millones de empobrecidos indocumentados de Estados Unidos, cada vez más desnudos e inermes, desprovistos de las competencias que necesitan precisamente para impulsarse desde la cultura de su pobreza hacia la cultura de su superación.
Como el desarrollo y el crecimiento requieren como semilla recursos humanos calificados, no es solo un deber o una visión de “los de abajo”, o los que estamos a favor de los de abajo, proponer soluciones y buscar modelos de leyes que expandan la inclusión.
Cualquier ciudadano inteligente sabe que Estados Unidos, no podrá expulsar, ni siquiera ignorar, a los mllones de seres humanos obreros, empleados, técnicos y profesionales calificados, que YA estan residiendo dentro del territorio norteamericano.
Si el Presidente actual no hace nada, dejara a una nación que no atina a definir su rumbo con respecto al tema de la inmigracion, sometida el vaivén de politicos racistas que a veces se declaran “democráticos”, otras veces hablan de “justicia social” o de "Unidad Familiar", pero que actúan dominados por los “votos” y nos imponen un modelo de acumulación de problemas que pretende situar sus únicos ejes dinámicos en áreas tales como la exportacion de la guerra al mundo entero.
Pareciera que para ellos lo relevante en este modelo migratorio, es tener mano de obra barata e ilegal, aparece ahí mismo la serpiente que se muerde su propia cola: sino perseguimos la justicia social, la elevacion de la calidad de vida de todas las personas, inmigrantes o no, no podemos hablar de un pais con vocacion democratica.
De ahí que la Reforma Migratoria no es algo tangencial y marginal al proceso y al modelo de desarrollo, sino que es constitutivo de las posibilidades y modalidades del desarrollo mismo, a la vez causa y resultado.
Cuando la mayoría de los que deciden y de los que debemos empezar a decidir nos pongamos de acuerdo sobre esta ecuación recíproca, ese “pacto nacional” podrá hacerse realidad, hablaremos de la Reforma a las leyes de inmigración en otra perspectiva que no sea la secamente racista, y empezaremos a orientar los esfuerzos comunes del Estado y de la sociedad norteamericana hacia un efectivo plan de transformaciones.
Es a partir de la igualdad, que construiremos una sociedad en donde todos tengan las mejores posibilidades”.
Yo quiero que mis nietos las tengan. Seguro estoy de que también aspiran eso todos mis lectores, amigos y relacionados
¿Y tú?