lunes, 1 de febrero de 2016

Algo Extra Sobre El Caso Estados Unidos Vs. Texas

Por Aníbal E. Melo

No es sorprendente que la Corte Suprema concediese la “Petición Certiorari” (recurso mediante el cual una parte en un pleito judicial le solicita a un tribunal utilizar su discresión para revisar la decisión de un cuerpo adjudicativo de menor jerarquía), en este caso.
Pienso que la nación puede recibir la última palabra sobre la legalidad del programa para la ampliación de la Acción Diferida para los padres indocumentados de los ciudadanos y los padres indocumentados de los residentes permanentes legales, para el Verano.
El caso plantea preguntas jurídicas importantes, complejas y significativas con ramificaciones nacionales.

Y es que aunque el tema de inmigración es muy importante, las cuestiones más generales implicadas en el caso, como el alcance relativo de los Poderes Legislativo y Ejecutivo en la aplicación de la ley, van mucho más allá del de la inmigración.
Muchos críticos han desafiado a  Obama a gritos diciendo que la Acción Ejecutiva de su Gobierno está tratando de arrogarse un poder concedido por la Constitución solamente al Congreso.

Mi firme creencia es que el diálogo constitucional sobre los límites del poder del Congreso y el del Ejecutivo en materia de inmigración es saludable, pero para comprender plenamente este caso, también se debe apreciar que se trata del producto de por lo menos una década de debate nacional sobre el tema de inmigración.
Entre los muchos actores están:

 
El Congreso:

Que durante al menos los últimos diez años, ha debatido diversas formas de legislación migratoria.
Recordemos, que un proyecto de ley de penalización fue aprobado por la Cámara de Representantes, lo que dió lugar a protestas públicas memorables en ciudades de todo el país en el 2006. Todavía en este momento, no se ha legislado nada y existe gran frustración entre muchos estadounidenses, los inmigrantes y los líderes políticos.

En este orden de ideas, un movimiento político dirigido por estudiantes universitarios indocumentados exigió re-enfocar la reforma de las leyes de inmigración, y la Ley DREAM (Desarrollo, Alivio y Educación para Menores Extranjeros) fue propuesta en el Congreso, con el apoyo de, entre otros, el ultra conservador Senador Orrin Hatch (R-Utah).
Aunque obtuvo un apoyo sustancial, no atrajo el suficiente para ser aprobada.

El DREAM Act hubiese permitido a los indocumentados que llegaron aquí como niños obtener la regularización de su situación migratoria.
Luego de eso, el Congreso ha debatido otros proyectos de leyes que han tratado de reformar las leyes de inmigración sin frutos.

En el intento más reciente, el Senado en el 2013 aprobó una Ley de Reforma Migratoria Integral bipartidista que habría proporcionado una vía de legalización para los indocumentados, reformaba disposiciones legales de inmigración y de su control. Lamentablemente, el proyecto de ley nunca fue enviado al pleno de la Cámara de Representantes.
El fracaso del Congreso para promulgar una Reforma Migratoria dio paso a que muchos gobiernos estatales y locales en los últimos años hayan aprobado y promulgado leyes diseñadas para facilitar el control y las cuestiones que implican federalismo y supremacía federal.

La ley más conocida de este tipo es la “S.B. 10-70 de Arizona”, que el Tribunal Supremo anuló en gran parte como precedida por la Ley Federal de inmigración en el 2012 en el caso “Arizona Vs. Estados Unidos”.
Otros Estados, como California, han tratado de integrar mejor a los inmigrantes residentes en la comunidad en general, aprobando y promulgando leyes que extienden la elegibilidad para obtener  licencias de conducir a los indocumentados, y que les permite pagar “matrícula de residente” en las universidades públicas.

 

La Rama Ejecutiva:

La Administración Obama ha hecho del control y la penalización de la inmigración una prioridad.
A través de “Comunidades Seguras” y del “Programa de Cumplimiento de Prioridad”, la administración busca deportar a los inmigrantes condenados por delitos graves.

La esperanza es establecer un fuerte historial de penalización, para en última instancia convencer al Congreso de aprobar una Reforma Migratoria Integral.
Con ese fin, el Gobierno estableció la deportación anual de cientos de miles de inmigrantes al año.

También ha tomado posiciones de penalización extremas, incluyendo la detención de familias enteras y las redadas domiciliarias recientes, tratando de disuadir a los centroamericanos que huyen de la violencia de no venir a los Estados Unidos.
Obama implementó el “Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia” en el 2012, y en noviembre del 2014, la Administración anunció la “Acción Diferida para los padres de estadounidenses y residentes legales permanentes (DAPA)”, pero un Tribunal Federal del Sur de Texas ordenó detener la ejecución del programa y la Corte de Apelaciones para el Quinto Circuito confirmó la medida cautelar en noviembre pasado.

Ahora, el Tribunal Supremo revisará el caso.

 

La Suprema Corte:

El Tribunal Supremo ha oído regularmente casos de inmigración durante muchos años, especialmente conociendo casos en los que el Poder Ejecutivo trata de eliminar a Residentes Permanentes Legales de muchos años por delitos penales.
Últimamente, la Corte, por ejemplo, decidió en el caso “Mellouli Vs. Lynch”, rechazar el esfuerzo para eliminar a un inmigrante por causa de una convicción menor de parafernalia de drogas.

En el 2013, la Corte rechazó una orden de expulsión en el caso “Moncrieffe Vs. Holder” basado en la convicción que implica la posesión de una pequeña cantidad de marihuana para uso personal.
La más importante decisión sobre inmigración de los últimos años es la dada por la Corte Suprema en el caso “Arizona Vs. Estados Unidos”.

La Corte dejó en claro que la Ley Federal es suprema cuando se trata de inmigración e invalidó varias disposiciones de la ley de Arizona que encontró se inmiscuían con ese poder.
La decisión sorprendió a algunos observadores quienes habían predicho que la Corte Roberts defendería la ley de Arizona en su totalidad.

 

Estados Unidos Vs. Texas:

En este caso, las cuestiones jurídicas técnicas son las siguientes:

(1)    Los Estados están legitimados para desafiar DAPA?

(2)    Si DAPA es arbitraria, caprichosa o de otra forma no esta conforme con la ley; y

(3)    Si el caso esta sujeto a la Ley de Procedimiento Administrativo.

Es un caso que por su naturaleza esta políticamente cargado, y me parece claro que sin importar la decisión final de la Suprema, la nación va a debatir ampliamente el tema.
Vamos a ver cómo este último capítulo se desarrolla!
 
 

2016 Año Lleno De Acción En Inmigración

Por Aníbal E. Melo


En Enero, la Corte Suprema acordó oír el desafío de Texas contra  la “Acción Diferida Para Los Padres de Estadounidenses y Residentes Legales Permanentes (DAPA) y extendió la “Acción Diferida para los niñoz recién llegados (DACA)”.
La pregunta clave del pleito es, si el Presidente se excedió o no, en sus facultades previstas por “INA” al aplazar la remoción de personas que están en los Estados Unidos en calidad de indocumentadas.

Predigo que la mayoría de los magistrados de la Corte Suprema estarán de acuerdo con el Presidente.
Es bien sabido que el Poder Ejecutivo tiene autoridad para establecer prioridades sobre quién debe ser expulsado del país.

Incluso si la Corte Suprema analiza otra pregunta:
- Si se requiere que el Presidente "cuide que las leyes se ejecuten" en virtud del “Artículo II, Sec. 3 de la Constitución” - es difícil de imaginar un fallo de la Corte Suprema que le requeriría a un Presidente el hacer cumplir la ley en contra de cada uno de los 11 millones de personas que no están autorizados a vivir en los Estados Unidos.

Con los niveles actuales de financiación, es manifiestamente imposible que “ICE” pueda deportar a todas las personas indocumentadas.
Incluso con los niveles históricamente altos de deportación ejecutados durante la presidencia de Obama, solamente unos 400,000 por año han sido retirados, lo que equivale a sólo el 4.3% del total de la población indocumentada.

Recordemos que el Gobierno también ejerce la Discreción Procesal en materia penal, y que  ha elaborado directrices relativas a priorizar la ejecución en los Estados que han legalizado la marihuana.
En consecuencia, es difícil ver cómo el Presidente puede ser obligado a tomar una posición diferente con respecto a la ley de inmigración.

La verdad es que la “Acción Diferida” no es reciente ni revolucionaria.
A las viudas de los ciudadanos estadounidenses se les concede este beneficio, así como a las inmigrantes maltratadas que han solicitado y obtenido refugio.

Nunca el tamaño de una población vulnerable ha sido una razón válida para decir que no.
Durante las presidencias de Ronald Reagan y George H. Bush, se les permitió a un número significativo de familiares de los beneficiarios del programa de “Amnistía del 1986” el poder legalizarse y permanecer en los Estados Unidos a través de acciones ejecutivas.

Ahora es un buen momento para recordar la famosa opinión del Juez Jackson en el caso: Youngstown Sheet & Tube Co. v. Sawyer, 343 U.S. 579, 635 (1952), que estableció que el Presidente puede actuar dentro de una "zona gris" ya que tiene la autoridad concurrente del Congreso.
Con su famoso voto, el Juez Jackson nos recordó que, aunque meritoria, la separación de poderes tiene límites:

"Si bien la Constitución asegura la independencia de los Poderes del Estado, también contempla que la práctica integrará las competencias dispersas para poder obtener en un Gobierno viable. Sobre la separación de sus ramas se impone la  interdependencia, la autonomía, y la reciprocidad."
El Juez Jackson elaboró un criterio triple para determinar si un Presidente ha violado la “Cláusula de Separación de Poderes”.  

En primer lugar, tenemos el caso en el que el Presidente tiene la autorización expresa o implícita del Congreso, aquí, su autoridad sería la máxima.
En segundo lugar, cuando el Presidente actúa en ausencia de la autoridad del Congreso o sobre una negación de la autoridad:  El Presidente podría actuar constitucionalmente dentro de una "zona gris" en la que tiene autoridad concurrente con el Congreso, o en la que la distribución del Poder es incierto.

Bajo este segundo aspecto, la inercia del Congreso puede permitir, si no invitar, a la creación de medidas de autoridad presidencial.
Por último, cuando el Presidente actúa de una manera que es incompatible con la voluntad expresa o implícita del Congreso: Aquí, el poder del Presidente está en su nivel más bajo y podría ser inconstitucional.

Pienso que a través de las Acciones Ejecutivas de Inmigración, el Presidente esta probablemente actúando bajo cualquiera de las dos primeras pruebas tripartitas establecidas por el Juez Jackson.
Por otro lado, “INA 103 (a) (1)”, le otorga al Secretario del DHS, su administración y aplicación, lo que implica que el DHS puede decidir cuándo deportar o no a un extranjero.

"INA 212 (d) (5)”, autoriza al Poder Ejecutivo a otorgar beneficios migratorios provisionales “por razones humanitarias urgentes" o "beneficio público significativo".
“INA 274A (h) (3)”, proporciona autoridad al Poder Ejecutivo para otorgar Autorizaciones de Empleo.

Creo que incluso si tal autoridad es implícita y no expresa, si el Congreso no la ha prohibido abiertamente, demuestra aquiescencia pasiva, misma que refuerza su legitimidad constitucional.
Cabe señalar, que el “Tribunal de Apelaciones del Quinto Circuito” respecto de este caso, ha señalado que bajo esta disposición no se da autoridad al Presidente para emitir Autorización de Trabajo bajo DAPA.

En cuanto a la emisión de “Autorización de Empleo”, el Congreso rara vez ha hablado sobre esto excepto a través de “INA § 274A (h) (3)”, por lo que muchos casos de expedición de tarjetas de autorización de empleos son puramente “un acto de discrecionalidad ejecutiva”.
Si el Tribunal Supremo limita la autoridad del Presidente bajo “INA 274A (h) (3)”, podría poner en peligro muchos otros programas de inmigración en los que la autorización de trabajo se emite a través de esta disposición.

Por otra parte, “INA 103 (3)” otorga poderes al “Secretario de Seguridad Nacional” para:  
"Establecer los reglamentos, prescribir las formas, bonos, informes, registros, documentos, emitir instrucciones y desempeñar los actos que estime necesarios para el buen ejercicio de su autoridad, de conformidad con las disposiciones de esta Ley".

En otro caso más reciente resuelto en favor del Presidente Obama es el de “Arizona Vs. Estados Unidos, 132 S. Ct 2492, 2499 (2012”), se estableció que:
"La característica principal del sistema de deportación es el amplio margen de discrecionalidad ejercido por los funcionarios de inmigración...  Las Autoridades Federales, como cuestión inicial, deben decidir si tiene sentido el perseguir la remoción...  

La discreción en la aplicación de la ley de inmigración abarca preocupaciones humanas inmediatas.
Los trabajadores no autorizados que intentan mantener a sus familias, por ejemplo, representan un menor peligro que lo que representan los contrabandistas de extranjeros o los extranjeros que cometen delitos graves.

Los valores variables de un caso individual, incluyendo si el extranjero tiene hijos nacidos en los Estados Unidos, lazos largos con la comunidad, o un registro de servicio militar distinguido, pueden alterar los factores.
Algunas decisiones discrecionales implican decisiones políticas que influyen en las relaciones internacionales de la nación.

Devolver a un extranjero a su país puede ser considerado inapropiado incluso cuando haya cometido un delito o no cumple con los criterios de admisión. El Estado extranjero tal vez puede estar sumido en una guerra civil, ser cómplice de persecución política, o apoyar condiciones que creen un riesgo real para el extranjero o su familia.
La naturaleza dinámica de las relaciones con otros países requiere que el Poder Ejecutivo se asegure de que las políticas de aplicación de inmigración sean coherentes con la política exterior de la nación respecto a esta y otras realidades".

Otra cuestión clave del caso, es  decidir si los Estados pueden demandar al Gobierno Federal por causa de la política de control de la inmigración.
Si el Presidente Obama pierde, entonces sería una invitación abierta para que cualquier político estatal cascarrabias lleve una Demanda contra el Gobierno Federal por causa de una política de inmigración que a él o a ella no le gusta.

La capacidad de un Estado para acosar al Gobierno Federal podría ser interminable.
Por ejemplo, un Estado podría demandar al Gobierno Federal para que se le conceda Acción Diferida a un grupo de no ciudadanos, como por ejemplo,  las víctimas de violencia, o las viudas y viudos de los ciudadanos estadounidenses.

Este tipo de desafíos socavaría la Doctrina de larga data de que la política de inmigración está dentro del ámbito del Gobierno Federal y del Congreso, y de que el Gobierno Federal tiene la discreción con respecto a su aplicación.
Otra preocupación para defender el sobreseimiento de la Ley Federal de Inmigración de la interferencia de los Estados es la relacionada con los asuntos exteriores. Ver Toll v Moreno, 458 EE.UU. 1 (1982).; Hines v. Davidowitz, 312 EE.UU. 52 (1941).

Si se permitiese a un Estado el demandar al Gobierno Federal cada vez que este emite una política, se alteraría una Doctrina de larga preferencia y ya reconocida en materia de inmigración.
Si hay un desacuerdo en la forma en la que el Poder Ejecutivo aplica la política de inmigración, lo que se requiere es que el Congreso intervenga cambiando la ley y no para permitrir que Estados como Texas presenten Demandas judiciales.

Por último, pienso que lo más probable es que el Juez Kennedy emita un voto decisivo en la defensa de DAPA, y creo además, que otros jueces del ala conservadora, como Roberts pueden concurrir.
Veremos!



Donald Trump: Al Basurero De La Historia

Por Aníbal E. Melo


Mientras vemos a un Donald Trump haciendo alardes de su absurda propuesta para prohibir temporalmente la inmigración de musulmanes, podemos estar seguros de que es muy probable que esta no vaya para ninguna parte.

Y es que no es la primera vez que Estados Unidos es testigo de grupos con sentimientos anti-inmigrantes extremos.

Ya ocurrió a mediados de los 1800, cuando el Partido “Know Nothings” dirigió su ira contra los Católicos irlandeses, y más tarde en ese Siglo cuando otros demagogos arremetierón contra los Judios y los inmigrantes del sur de Europa.

Estos demagogos precedentes de Trump, entre otros incluyeron a Samuel Morse, mejor conocido por ser el inventor del Telégrafo y del Código Morse.

Al igual que como dice ahora Trump sobre los inmigrantes musulmanes, Morse “advirtió” contra los inmigrantes Católicos porque él pensaba serían más leales al Papa que a los Estados Unidos.

En una ocasión dijo: 

“¿Cómo es posible que importemos personas que por su ignorancia son controlados por los sacerdotes. Seres que al ser arrojados en nuestra sociedad, producirán turbulencia y excesos? ¿Se puede tirar barro al agua limpia sin ensuciarla?"

Por otro lado, Edward Ross, importante Sociólogo estadounidense del Siglo 19, afirmó que los Judios eran "el polo opuesto de nuestra raza pionera: Insuficientes y débiles, evitan la actividad física y son extremadamente sensibles al dolor."

En cuanto a los italianos, Ross señaló que: "poseen una preocupante frente baja, boca abierta, barbillas débiles, rostros asimétricos, pequeños cráneos y cabezas sin respaldo".

La buena noticia es que todos esos movimientos anti-inmigrantes pronto se convirtieron en irrelevantes, y hoy, no necesitamos una bola de cristal para predecir que Trump, independientemente de su lugar actual en las encuestas, también será relegado al basurero de la historia.

Amén!